A la leche le pasa lo que al pan o lo que al huevo: existen muchos falsos mitos perpetuados en el imaginario colectivo sobre ella: si sobre el huevo cae el sambenito del colesterol y el pan se ha demonizado pese a ser una fuente de carbohidratos saludable, en torno a la leche siempre se ha dicho que resulta más saludable la semidesnatada o la desnatada que la entera.

Recientemente, el nutricionista Pablo Ojeda ha aclarado en el programa de televisión Más Vale Tarde de La Sexta que esto no es así: y que no existen prácticamente diferencias entre los diferentes tipos de leche a la hora de adelgazar.

"Ningún alimento por sí solo tiene la capacidad de engordar". Aunque la leche desnatada y la semidesnatada tienen menor contenido calórico, la leche entera proporciona en contrapartida una mayor saciedad. 

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El especialista también ha recalcado que la leche es sumamente saludable para el corazón, y ha aportado su punto de vista sobre el hecho de que el ser humano sea el único animal que la ingiere tras la lactancia. "Yo digo: y también nos tomamos una paella de marisco los domingos. Se llama adaptación al medio".

Cabe destacar que entre los principales nutrientes de la leche entera destacan las proteínas de alto valor biológico, hidratos de carbono (lactosa), lípidos, yodo, calcio, fósforo, vitaminas A, B12 y riboflavina. Su sabor es más intenso y su textura más densa que las leches desnatada y semidesnatada. 

Un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition señala que los productos lácteos enteros pueden ser mejores para la salud y para perder peso. También sugiere que no hay relación significativa entre las grasas de los lácteos y la causa de la muerte, más concretamente por enfermedades cardíacas o derrames cerebrales.