Dormir poco no te traerá ninguna alegría, ni mucho menos un aumento de tu productividad. Especialmente a partir de los 50 años, la falta de horas de sueño está ligada a un importante aumento del riesgo de diabetes, problemas cardíacos o cáncer. Y no solo eso: tu bienestar, tu concentración o tu estado de ánimo se resienten a corto plazo.

En primer lugar, ¿cuántas horas de sueño son las recomendables, según la evidencia científica? Las investigaciones muestran que la mayoría de los adultos necesitan al menos siete horas de sueño por cada período de 24 horas, aunque las necesidades exactas varíen según la persona. Entre 7 y 9 horas es lo estipulado por el consenso.

En cada etapa de la vida, las horas de sueño recomendadas varían: los adolescentes necesitan al menos de 8 a 10 horas, mientras que los bebés hasta 12 meses precisan entre 12 y 16 horas de descanso, y los niños más pequeños entre 11 y 14 horas. 

Dormir poco puede causar diferentes problemas de salud, y a su vez, diferentes condiciones, hábitos y patologías pueden restarte tiempo y calidad y descanso, desde altos niveles de ansiedad y estrés, a afecciones musculares o una dieta inadecuada. 

Desde la Sleep Foundation recalcan que un sueño de calidad es fundamental para la salud mental y la claridad, la salud física, la función del sistema inmunológico, la regulación del apetito y la reparación de células y tejidos. 

Efectos a corto plazo de dormir 6 horas

A corto plazo, si solamente duermes 6 horas, tendrás menor motivación y energía en la jornada siguiente, experimentando fatiga, somnolencia diurna y falta de concentración. Los efectos mentales de la falta de sueño también abarcan problemas de memoria, aprendizaje, creatividad y resolución de problemas.

Dormir poco también puede afectar la toma de decisiones, aumentar la asunción de riesgos y aumentar las posibilidades de sufrir accidentes y errores. En el plano anímico, la falta de descanso lastra el estado de ánimo, dificulta la gestión de las emociones y exacerba la tendencia a la irritabilidad y la inquietud. A largo plazo, incrementa el riesgo de depresión.

Por otro lado, dormir poco puede afectar el deseo sexual y a la calidad de vida en general. En el caso de atletas y deportistas, el rendimiento físico puede deteriorarse, causando poca coordinación y tiempos de reacción más lentos, así como mayor confusión y menos entusiasmo. 

Efectos a largo plazo de la privación del sueño sobre la salud

La falta crónica de sueño se ha relacionado con enfermedades renales y problemas de salud como la obesidad, la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico. También incrementa el riesgo de padecer patologías y problemas de salud cardíaca, como presión arterial alta, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

En los niños puede causar mal comportamiento, problemas de atención, hiperactividad, arrebatos de ira, impulsividad y tristeza.

Varios factores pueden dificultar que duermas más de seis horas: horarios de trabajo —especialmente los cambios de turno o jornadas nocturnas, que alteran los ritmos circadianos—, las obligaciones sociales y familiares, el consumo de sustancias como alcohol, drogas y medicamentos, el uso de pantallas, el dolor crónico o los problemas respiratorios.

Los problemas del sueño también están afectados por las hormonas del ciclo menstrual, el envejecimiento, la ansiedad y la depresión. También el insomnio, la apnea del sueño o el síndrome de piernas inquietas pueden provocar un sueño fragmentado.