Intel y Samsung han mostrado su primera pantalla deslizable del mercado para ordenadores, mientras su CEO avisa de que "lo plegable se ha marchado" en PC.
Intel, SpaceX, Philip Morris y otra empresas estadounidenses aparecen en una base de datos de una empresa rusa de reconocimiento facial financiada por el gobierno.
Los fabricantes de chips como Intel y Nvidia han comenzado a prepararse para meses difíciles por la caída de ventas de dispositivos y las criptomonedas.
El gigante estadounidense de los microprocesadores vuelve a intentar comprar una fábrica de chips, después de no lograrlo hace 6 meses con Global Foundries.
La Comisión Europea prepara una Ley de Chips e inversiones para aumentar la producción, pero Francia, Alemania y otros países piden cautela con los fondos.
La multa anulada a Intel de 1.060 millones es otro ejemplo de cómo la batalla de Europa contra las tecnológicas es demasiado lenta para los consumidores.
La minería de criptomonedas ha disparado en el pasado la demanda y los precios de las unidades de procesamiento gráfico, atrayendo la ira de los consumidores.
Todo parece apuntar hacia la celebración del Mobile World Congress de 2022, pero los principales actores del sector advierten todo depende de las próximas semanas.
Norberto Mateos, director general de Intel Iberia, cree que la compañía será capaz de satisfacer la demanda de microprocesadores que necesita la industria.
De acuerdo con Intel, la capacidad de computación, sistemas y redes de la actualidad es insuficiente para abordar todo lo que va a requerir el metaverso.
Intel quiere competir con fabricantes como TMSC y Samsung construyendo fábricas de fundición para suministrar chips. Pero los inversores temen que lleguen tarde.
El consejero delegado de Intel, Pat Gelsinger, considera que oferta y demanda de chips no se igualarán hasta 2023, aunque AMD y Nvidia son más optimistas.
Facebook se ha unido a las tecnológicas que apuestan por desarrollar sus propios chips para reducir su dependencia de proveedores como Intel o Qualcomm.
Intel apostará por Europa con una inversión de 80.000 millones euros durante los próximos 10 años para mejorar la producción de chips en el continente.