He trabajado en la Casa Blanca como becario: era como estar en un acuario, pero fue una gran experiencia

Aria Yang
| Traducido por: 
He trabajado en la Casa Blanca como becario no remunerado.

Julian Sarafian

  • Julian Sarafian, de 29 años, estuvo trabajando en la Casa Blanca como becario no remunerado durante el mandato de Barack Obama y Joe Biden como vicepresidente.
  • El joven asegura que el trabajo era intenso, pero fascinante porque la misión de servir a la ciudadanía era su motivación en los momentos difíciles. 

Este artículo se basa en una entrevista con Julian Sarafian, exbecario de la Casa Blanca de 29 años. El texto ha sido editado por motivos de extensión y claridad. 

Cuando tenía 20 años, empecé mis prácticas en la Casa Blanca a mediados del segundo mandato del presidente Barack Obama

Era estudiante de segundo curso en la Universidad de Berkeley y participaba en un programa llamado The UC Washington Program, que permite a los universitarios pasar un semestre en Washington, DC, y asistir a clases mientras realizan prácticas en algún lugar de la capital.

Eran unas prácticas de 4 meses que empezaron en enero de 2014. Yo era un gran admirador de Obama y pensé que sería un honor trabajar bajo su administración y ayudarles a hacer cosas. 

Las prácticas encajaban perfectamente con lo que yo quería hacer: soy un gran defensor del cambio progresista. Además, me asignaron al Consejo de Asesores Económicos, lo que encajaba perfectamente con mi formación académica porque me encantaba la economía y era mi especialidad.

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El proceso de solicitud fue sencillo 

Presenté mi currículum y una breve carta de presentación explicando por qué quería trabajar allí. Después tuve una entrevista de 30 minutos con uno de los economistas de la plantilla, que me hizo un par de preguntas sobre política, mi interés por trabajar bajo el mandato de Obama y mi formación en economía.

Cuando recibí la oferta, tuve que pasar por la autorización de seguridad nacional y el FBI y otras agencias federales que investigaron a fondo mis antecedentes. Fue un poco intimidante, pero también emocionante. Tuve que someterme a un control de drogas y pasar por todos los demás tramos burocráticos para que me dieran el aprobado en materia de seguridad. El proceso duró 3 meses y medio.

Conseguí unas prácticas no remuneradas en el Consejo de Asesores Económicos

Durante los 4 meses de prácticas trabajé directamente con el presidente del Consejo de Asesores Económicos, Jason Furman. El Consejo contribuye al informe económico del presidente, un gran libro con una visión general de alto nivel de las políticas económicas del presidente y su impacto en la economía estadounidense.

Yo me encargaba de comprobar todas las afirmaciones contenidas en este extenso informe de más de 300 páginas. A continuación, se sometía a varias rondas de comprobación para garantizar su calidad y exactitud. Preparé resúmenes, transcribí discursos y llevé a cabo investigaciones y análisis de datos para el presidente.

Julian Sarafian en su primer día como becario de la Casa Blanca.
Julian Sarafian en su primer día como becario de la Casa Blanca.

Julian Sarafian

También recorrí Washington con el presidente y transcribí sus discursos. No era la tarea más gratificante ni divertida: tenía que escuchar literalmente una grabación y mecanografiarla palabra por palabra. Si era rápido, tardaba unos 3 minutos en transcribir cada minuto de discurso. Un discurso de una hora, por ejemplo, me llevaba 3 horas transcribirlo.

Trabajaba una media de 60 horas a la semana y las prácticas no eran remuneradas.

El trabajo y la presión eran intensos

Vivía en Dupont Circle, un barrio de estudiantes de la UC Washington. Hay entre 10 y 15 minutos andando hasta los terrenos de la Casa Blanca, e incluso iba andando los días que hacía mucho frío y nevaba.

Nunca me dijeron que me quedara hasta tarde y llegara temprano, pero me parecía que era lo que se esperaba de mí: me levantaba sobre las 6:30 de la mañana y me quedaba en el recinto de la Casa Blanca a las 7:30, a veces a las 8:30.

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Como empleado, utilizaba una entrada específica en el lado norte de la Casa Blanca para registrarme. Es el lado en el que los turistas y curiosos suelen hacer fotos de la Casa Blanca, así que era halagador entrar como un VIP. La entrada para visitantes está en el otro lado del edificio, cerca del jardín sur, y las colas suelen ser mucho más largas.

Julian Sarafian junto a su padre en la calle que da a los jardines de la Casa Blanca.
Julian Sarafian junto a su padre en la calle que da a los jardines de la Casa Blanca.

Julian Sarafian

Para entrar, enseñaba mi placa de trabajo al primer guardia de la puerta. Hay un puesto de control con personal de seguridad que vigila a cada persona que entra, y otro puesto de control con detector de metales y escáner de bolsas, similar al de un aeropuerto. El proceso desde esperar en la cola hasta pasar el control de seguridad suele ser rápido y no dura más de 5 minutos.

En general, me dejaban gestionar mi propia carga de trabajo y mi horario, con reuniones ocasionales a lo largo del día con economistas de plantilla o con mis jefes. En la Casa Blanca había más de 100 becarios, pero en el Consejo de Asesores Económicos solo éramos 8. Solíamos hacer juntos la pausa del mediodía para comer, de 30 a 45 minutos.

Yo solía trabajar hasta las 5 de la tarde en los días de menos trabajo y hasta las 8 en los que más había. A menudo aprovechaba las tardes para repasar la política o profundizar en los proyectos de investigación que nos asignaban. No solía trabajar los fines de semana, pero no era raro entre los economistas a tiempo completo del Consejo.

Hubo algunos momentos memorables en la Casa Blanca 

También tuve la suerte de poder visitar el Despacho Oval y llevar a mis padres al Ala Oeste.

Además de eso, hubo momentos memorables: un viernes, salía del trabajo a las 6 de la tarde y caminaba por un pasillo cuando, de la nada, un corpulento agente del Servicio Secreto de 1,90 metros se puso delante de mí. Me puso la mano en la cara y me dijo "alto". No tenía ni idea de lo que estaba pasando. 3 segundos después, pasó Barack Obama, flanqueado por personal, prensa y otros agentes del Servicio Secreto. Vi su sonrisa, que era aún más grande de lo que había imaginado.

 Julian Sarafian junto a sus padres a las afueras de la Casa Blanca, cerca del despacho Oval, durante su visita al Ala Oeste.
Julian Sarafian junto a sus padres a las afueras de la Casa Blanca, cerca del despacho Oval, durante su visita al Ala Oeste.

 Julian Sarafian

Estaba tan impresionado que no recuerdo muchos detalles, pero sí que quise gritarle que le quería. Cuando pasó, el agente que me había dicho que me detuviera me hizo un gesto con la cabeza y me dejó pasar. Seguí mirando hacia atrás con la esperanza de volver a ver al presidente. Pero Obama pasó de largo. 

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También conocí al ahora presidente Joe Biden cuando paseaba un día por el edificio. Estaba con su personal y 2 agentes del Servicio Secreto. Me sentí más emocionado que nervioso cuando le vi y me presenté. 

Era más alto de lo que imaginaba (mide 1,90 m) y fue muy simpático. Los becarios le veían por los pasillos con bastante frecuencia porque su despacho estaba en el Edificio de Oficinas Ejecutivas Eisenhower, que era donde trabajaban muchos de los becarios.

En otra ocasión, conocí a Sunny y Bo, los perros de aguas portugueses de los Obama, e incluso pude acariciarlos. Les acompañaba el jardinero de la Casa Blanca y se les veía a menudo por los jardines.

Trabajar en la Casa Blanca fue como estar en un acuario

Los beneficios de las prácticas eran principalmente mejorar el currículum y conocer de primera mano la elaboración de las políticas, y puedo decir con bastante seguridad que mis compañeros y yo tuvimos una gran experiencia.

Fue increíble ser una de las personas sobre el terreno que completaban la investigación y la justificación de políticas importantes. Llevamos a cabo las primeras investigaciones como la prohibición de perforar yacimientos petrolíferos en determinados campos de Estados Unidos, mucho antes de que se hicieran públicas. Fue estupendo estar tan cerca de la política.

Julian Sarafian con Sunny, uno de los perros de Barack Obama en el edificio Eisenhower.
Julian Sarafian con Sunny, uno de los perros de Barack Obama en el edificio Eisenhower.

Julian Sarafian

No creo que nadie deba esperar entablar relaciones con altos funcionarios o tener a alguien que mueva los hilos para conseguir futuros puestos en un sitio como la Casa Blanca.

Hacer prácticas las prácticas allí fue como observar un acuario: pude pasear y ser testigo del funcionamiento interno de Washington y ver a esas personas tan interesantes que había visto en la tele u oído hablar en las noticias.

Pero una vez terminadas las prácticas, salí del "acuario" y la vida continuó. No puedo llevarme un pez conmigo ni unirme a ellos en el otro lado.

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El servicio público consiste en creer en la misión superior de lo que haces, más que en los beneficios a corto plazo 

A diferencia del sector privado, las prácticas en la Casa Blanca no vienen acompañadas de ventajas como comida gratis y salas de juego. Pero tuvimos el orgullo de entrar en el campus de la Casa Blanca. Mi amor por la misión de lo que estábamos haciendo me sirvió de motivación durante los duros y agotadores momentos como becario no remunerado. 

Servir bajo la administración de Obama me enseñó bien esa filosofía: es la pasión por el impacto en los demás lo que debe motivarte si quieres sobrevivir en el servicio público a largo plazo.

Después de sus prácticas, Julian Sarafian se graduó en Derecho y se convirtió en un abogado empresarial.
Después de sus prácticas, Julian Sarafian se graduó en Derecho y se convirtió en un abogado empresarial.

Julian Sarafian

Después de mis prácticas, estudié Derecho en la Facultad de Derecho de Harvard y trabajé como abogado de empresa. Pero vi la necesidad de abogar por la salud mental –dado lo mal que la pandemia había dejado a la gente– y dejé la abogacía hace 2 años para centrarme en mi propia salud mental. 

Hasta ahora, he dedicado cientos de horas a defender la importancia de la salud mental y a movilizar a las comunidades digitales para que se apoyaran mutuamente. Para mí, todo este tiempo ha estado dedicado al servicio público, aunque no fuera a través del Gobierno. Sabía que no iba a ganar dinero ni puntos en mi carrera, pero eso no era lo importante. Lo importante era el impacto.

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