Se acabó la intimidación por parte de los CEO: el fallido ultimátum de Elon Musk a los empleados de Twitter ha sido prueba de ello

Elon Musk, CEO de Tesla y Twitter.
Elon Musk, CEO de Tesla y Twitter.

Susan Walsh/AP

  • Elon Musk, nuevo CEO de Twitter, dio un ultimátum a los trabajadores: aceptar sus duras condiciones o marcharse. 
  • Según el New York times, más de 1.000 empleados han dejado la compañía, siendo la prueba de que ya no se aceptan los liderazgos agresivos. 

El ultimátum de Elon Musk a los trabajadores de Twitter es una lección para sus homólogos directores ejecutivos: es mejor no meterse en líos. 

La decisión de al menos 1.200 empleados de Twitter de elegir una indemnización de 3 meses en lugar de las condiciones "extremadamente duras" de Musk, podría poner en peligro el futuro de la empresa, ya que personal clave se ha ido. 

Estos trabajadores –incluidos los que colgaron al multimillonario en una videollamada en la que intentaba convencerles de que se quedaran–, tienen la certeza de que unos cuantos cheques más de sueldo son mejor que aguantar largas horas en un entorno laboral estresante. 

Entre otros factores, parte de esta reacción hay que agradecérsela a la pandemia. 

El estilo de liderazgo autoritario de Musk podría haber funcionado antes, y en algunas industrias todavía puede hacerlo, pero en muchos casos, el enfoque de que el CEO es como un dios al que hay que obedecer y temer, ya no tiene efecto en muchos de los trabajadores. 

Lo único que entiende Elon Musk sobre Twitter es cómo cargárselo

Hay muchas personas cansadas y descontentas con el statu quo, señal de que los líderes deben actuar ahora con cautela. No solo Musk, otras grandes empresas tecnológicastemen que la recesión arrase con sus empresas y por ello han tomado la decisión de llevar a cabo los recortes masivos de personal, exigiendo más a los que se queden. 

Ahora tienen que ser inteligentes sobre cómo comunican y cuál es el límite que pueden exigir  a sus trabajadores, porque los empleados se han cansado de satisfacer las demandas desorbitadas de sus jefes. 

La respuesta de un buen CEO no debe mostrar agresividad: aunque los directores generales puedan exigir a los trabajadores que den lo mejor de sí mismos, no pueden hacerlo con una fuerza desmedida y sin tener en cuenta su bienestar, esperando también que obtengan buenos resultados. 

La pandemia aceleró los cambios en las relaciones entre jefes y trabajadores

Desde la llegada de la pandemia, muchos trabajadores han reajustado sus prioridades, cambiado de trabajo o han "renunciado silenciosamente" tras acabar agotados. 

Incluso entre los que tienen menos libertad que los empleados tecnológicos con buenos sueldos, muchos se han sindicado para exigir mejores compensaciones y condiciones de trabajo. 

Un ejemplo claro han sido los trabajadores de Starbucks, que esta semana se pusieron de huelga en algunos locales durante el "día de la taza roja", que marca el inicio de la campaña de Navidad y que supone uno de los días más importantes de la empresa. 

Los trabajadores exigen más ayudas y negociaciones de buena fe en momentos en los que hay una incertidumbre económica global con malas previsiones. 

Por supuesto, los trabajadores de algunos sectores podrían tener más dificultades para mostrar resistencia. El consejero delegado de JPMorgan, Jamie Dimon, entre otros, ha sido contundente a la hora de llamar a los trabajadores a la oficina: muchos banqueros han vuelto a sus puestos físicos. 

Elon Musk no es el único: probablemente tu jefe también quiere que trabajes "muchas horas con gran intensidad"

Sin embargo, en los confines comparativamente relajados de la tecnología, donde la autonomía de los trabajadores es sagrada, Musk parece haber calculado mal. Varios equipos críticos de Twitter están a punto de desaparecer y varios ingenieros importantes han abandonado la empresa, según The Verge. 

En respuesta, Twitter cerró sus oficinas hasta el lunes. 

Esta renuncia en masa llevó a al menos un miembro del personal a cuestionar si la plataforma podría recuperarse de la pérdida de talento. 

Es probable que esto no era lo que el multimillonario había planeado, lo que subraya que no porque alguien sea un todopoderoso CEO, sea lo suficientemente sabio para tratar a los trabajadores como engranajes esenciales de la máquina que es la empresa. 

El COVID-19 fue un punto de inflexión para muchos. Millones de personas pasaron de hacer girar las ruedas de su silla y trabajar en cubículos, a desarrollar sus tareas desde casa y pasar más tiempo con la familia. Al mismo tiempo, las personas que teletrabajan, lo suelen hacer más horas.

"Las empresas tienen que reconocer que la dinámica de poder ha cambiado", escribe Karin Kimbrough, economista jefe de LinkedIn, en una entrada de blog. "Los trabajadores van a exigirles más en múltiples frentes. Los candidatos están siendo mucho más selectivos en cuanto al lugar de trabajo, y los trabajadores son más expresivos en cuanto a lo que quieren."

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