El único puesto de trabajo que debería sustituir la IA es el de CEO

Ed Zitron
| Traducido por: 
CEOs e inteligencia artificial.

Arantza Pena Popo/Insider

  • Los CEO deberían tener experiencia en el sector de la empresa que dirigen, pero actualmente no suelen participar en ninguna de las actividades que generan los beneficios de sus compañías.
  • Se limitan a hacer llamadas, asistir a reuniones y tomar decisiones basadas en los datos que calculan otros; el trabajo de CEO es el primero que debería ser sustituido por una herramienta de IA.

La mayoría de trabajos, desde escritores y profesores hasta banqueros y abogados, parecen estar a punto de ser sustituidos por la IA. Sin embargo, hay una notable excepción. El único trabajo que parece estar a salvo del auge del ChatGPT y otras tecnologías de inteligencia artificial es, curiosamente, el más caro y fácil de automatizar: CEO.

Los CEO llevan tiempo amenazando con sustituir a aquellos empleados que consideran más perezosos e improductivos por herramientas de IA, aunque ellos no parecen someterse a ese mismo escrutinio. Ahora bien, si se analiza con detalle, queda claro que el puesto del CEO no solo ha dejado de funcionar, sino que sus tareas podrían sustituirse por la tecnología actual.

Los CEO más importantes de Estados Unidos ganan más de 300 veces más que el sueldo medio, a pesar de que su función principal es tomar decisiones de optimización fácilmente reproducibles, basadas en datos que proporcionan otros. Lejos de contribuir realmente a la cuenta de resultados de una empresa, el fenómeno de los "CEO superestrella" de finales del siglo XX ha dado paso a una generación de dirigentes que actúan principalmente como figuras decorativas con escasa responsabilidad real.

La solución es bastante sencilla: hay que exigir responsabilidades a los CEO de la misma manera que a sus empleados o disolver por completo esa función. Un CEO debe contribuir de forma significativa, medible y con un claro aporte de valor a la empresa. En su defecto, yo diría que el opaco papel del CEO debería ser el primero en ser sustituido por la inteligencia artificial. Un modelo de IA probablemente daría respuestas más rápidas, estaría en un estado continuo de auto-mejora, aceptaría comentarios al instante y ofrecería el mismo tipo de "eficiencia operativa" por la que la actual generación de directores generales cobra millones al año.

El cómico Scott Seiss lo expresó de forma clara y concisa en un TikTok a finales de julio: "¿Reemplazar a los empleados por IA? Mejor sustituir a los CEO por IA. De hecho, la IA está demasiado avanzada para ese trabajo, solo se necesita una grabadora Fisher Price cargada con unas cuantas ideas".

Zuckerberg renuncia

Si está roto, arréglalo

A los CEO les gusta proyectar una imagen de invencibles: sin ellos, la empresa no tendría rumbo. "¡No puedes sustituirme, soy demasiado valioso!", grita su actitud. Pero, ¿qué hacen que aporte tanto valor? Un estudio de Harvard de 2018 sobre 27 CEO intentó responder a esta pregunta. El informe final clasificó sus tareas en grupos que suenan muy bien, como "personas y relaciones", "revisiones funcionales y de unidades de negocio" y "estrategia". 

Pero si se profundiza en el tema, queda claro que estas tareas tan vagas demuestran que a los CEO les cuesta explicar a qué se dedican. La mayor parte del tiempo lo pasan en reuniones, hablando de "estrategia" o atendiendo llamadas importantes, pero sin contribuir al proyecto de manera significativa.

Incluso cuando los CEO más importantes tienen la oportunidad de exponer claramente el valor que ofrecen a una empresa, no aportan nada. El ex-CEO de Procter & Gamble, A.G. Lafley, escribió en 2009 un artículo en Harvard Business Review titulado Lo que solo el CEO puede hacer. Considerado en su día como el CEO de más éxito en la historia de P&G, Lafley llegó a ganar 18 millones de euros al año en su puesto. Así es como describió el papel del CEO: 

"El CEO es el único que experimenta el exterior significativo a nivel de empresa y es responsable de entenderlo, interpretarlo, defenderlo y presentarlo para que la empresa pueda responder de forma que permita un crecimiento sostenible de las ventas, los beneficios y la rentabilidad total para el accionista". 

También afirmó incorrectamente que "el CEO puede ver oportunidades que otros no ven" y "hace los juicios y toma las decisiones difíciles que otros no pueden" gracias a ser "la única persona cuyo jefe no es otro empleado de la empresa". ¿Te imaginas a algún empleado de Procter & Gamble dando una respuesta tan insípida y genérica a su jefe? ¿Diciendo que lo que ha hecho hoy ha sido "interpretar lo significativo que hay fuera?" 

Lafley parece resumir su posición y su valor para la empresa como alguien que en realidad no hace ni tiene ninguna responsabilidad sobre nada, a la vez que ostenta más poder que nadie. Por otra parte, imagina que le pedimos a cualquier modelo de inteligencia artificial que describa el trabajo de un CEO. Probablemente diría algo mucho mejor que "equilibrar el rendimiento suficiente en el presente con la inversión necesaria en el futuro".

No es que los altos cargos no puedan ser útiles para una empresa. Un director financiero se centra en el flujo de caja, se asegura de que se pagan los impuestos y garantiza que las finanzas estén al día. Un director de seguridad se asegura de que los empleados no sufran hackeos o vela por la seguridad física de los trabajadores. Por el contrario, un CEO se ha convertido en una figura decorativa que hace llamadas, asiste a reuniones y atiende a la prensa ocasionalmente.

No me malinterpretes: una empresa necesita, por lo general, a alguien con una perspectiva de toda la organización que pueda guiar y tomar decisiones. Se necesita a alguien que defina la misión y luego haga que la empresa la cumpla. Pero si la única función del directivo es tomar esas decisiones sin contribuir a los resultados ni rendir cuentas de ellos, pierde gran parte de su valor. 

Los CEO se han convertido en los gestores finales, "hombres de ideas" desconectados, como Elon Musk, que se llevan el mérito de todos los grandes éxitos sin ser despedidos por sus fracasos. Si no se vincula su sueldo a los resultados de sus decisiones, no hay razón para que existan. Si el trabajo de un director ejecutivo consiste simplemente en recoger datos y vomitar conclusiones que aporten "eficiencia", no se me ocurre una función más apropiada para sustituir a la IA.

Por qué los CEO no paran de cambiar el rumbo constantemente.

Demasiado entusiasmo

David Zaslav, CEO de Warner Bros. Discovery, ha sido uno de los principales responsables de que las huelgas de Hollywood se prolonguen durante meses. Zaslav, que el año pasado ganó 39 millones de dólares (36 millones de euros), y los demás miembros de la Alianza de Productores de Cine y Televisión han contribuido a que la economía californiana (y la industria del entretenimiento) pierdan 5.000 millones de dólares (unos 4.650 millones de euros). 

Y tampoco es que su toma de decisiones empresariales en su propia empresa esté dando buenos resultados: desde la fusión de Warner Bros. y Discovery en 2022, la capitalización bursátil de la empresa ha caído en 20.000 millones de dólares (18.550 millones de euros).

Quizá lo más irritante del CEO de uno de los estudios más importantes de Hollywood, sea el hecho de que parece no haber participado nunca en el proceso de creación de una película, una serie de televisión, un podcast o cualquier otra actividad creativa. 

Zaslav comenzó su carrera como abogado y lleva décadas trabajando en los medios de comunicación en diversas funciones "estratégicas", pero su absoluta desconexión del proceso de creación ha contribuido a prolongar esta huelga. Él y el resto de los líderes parecen creer que el entretenimiento es una mercancía que puede automatizarse y producirse a voluntad. 

Desde la fusión, las decisiones creativas más notables del CEO han sido cancelar series, retirar contenidos de los servicios de streaming de la compañía y postergar películas ya terminadas, todo ello para ahorrar. Esas no son las decisiones de un directivo apasionado por el entretenimiento; se trata de cálculos que perfectamente podría llevar a cabo un programa de IA con una hoja de Excel.

Un alto cargo que nunca ha tenido que contribuir directamente al producto que le da de comer (casi siempre es un hombre), constituye el puesto más fácilmente automatizable de todos los tiempos. Los ejecutivos que se limitan a "hacer llamadas", firmar contratos o conceder insípidas entrevistas a los medios de comunicación no hacen trabajo: son un software de productividad enaltecido, una especie de aparato de repetición apenas relevante construido a partir de un núcleo de privilegios y explotación.

Estos directores generales no hacen el trabajo; se limitan a consultar una base de datos de otros ejecutivos y trabajadores reales para tomar decisiones sin ninguna experiencia práctica o convicción real detrás de la decisión, algo así como ChatGPT. La diferencia es que cuando los CEO "alucinan", eso suele costar el puesto de trabajo a miles de personas. Y casi todos esos anuncios de despidos se refieren a la eficiencia o a "cambios necesarios", pero nunca reconocen el mayor y más estúpido gasto de todos: un directivo que gana más que nadie en la empresa.

Los CEOs de las tecnológicas no merecen su sueldo, sino ser despedidos por su mala gestión.

Los consejeros delegados se han convertido en parte del complejo gerencial-industrial, todo un sector de la economía para personas que no aportan nada más que exigir a los demás que hagan su trabajo. La "gestión" no es un trabajo a menos que tengas la experiencia básica de lo que estás gestionando a un nivel tal que realmente puedas hacerlo tú mismo. El CEO de una empresa tecnológica debe saber programar, construir o diseñar. El CEO de una empresa de entretenimiento debe haber participado directamente en la creación de películas o programas de televisión de éxito. Incluso me atrevería a decir que el CEO de una aerolínea debería saber pilotar un avión o hacer varios turnos al año como auxiliar de vuelo en uno. ¿Qué mejor manera de responsabilizar a un director general que asegurarse de que realmente sabe de lo que habla? 

Un CEO debe ser alguien que tenga un papel activo en la generación de beneficios de la empresa, colaborando en ciertas tareas o cerrando acuerdos que generen ingresos. También debe rendir cuentas directamente a métricas reales y su salario debe estar directamente vinculado al éxito de la empresa, a la satisfacción de sus clientes y a la felicidad de sus empleados. 

Según mi propia experiencia, las empresas prosperan (y los grandes trabajadores se quedan) cuando sienten que su jefe trabaja tan duro como ellos y pueden expresar realmente lo que hacen en el día a día. En mi propia vida, al dirigir una agencia de relaciones públicas tecnológicas, asumo la responsabilidad de los nuevos negocios, los lanzamientos, la redacción y la formación de los medios de comunicación, los mismos trabajos que realizan las personas que trabajan para mí, porque ningún trabajo en una empresa está por debajo de su CEO.

Hay que definir qué es un director general, establecer las condiciones de su éxito y exigirle responsabilidades. Si no se puede hacer eso, no se necesita un CEO. O quizá su director general necesite unos ingresos más modestos. O tal vez los CEO necesiten tener mucho más miedo de perder su trabajo a manos de robots igualmente capaces.

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