El cambio climático ya está afectando a nuestros bolsillos, pero tenemos una oportunidad de oro para mitigar sus efectos

Marianne Guenot
| Traducido por: 
Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y plantean riesgos para la economía.
Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y plantean riesgos para la economía.

AP

  • Los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos y frecuentes, y la temperatura del planeta ha aumentado 2 grados desde la era preindustrial.
  • Los efectos se notan en la naturaleza y en la economía, pero una gran inversión ahora podría mitigar los efectos y reportar muchos beneficios a largo plazo.

La crisis climática tiene que ver con muchas cosas, entre ellas, que la suma de cosas pequeñas tiene grandes consecuencias. Desde la era preindustrial, antes de la llegada de las chimeneas y los coches, el planeta se ha calentado aproximadamente 2 grados.

Al menos 165.000 millones de dólares (unos 155.000 millones de euros). Esa es la cifra de daños meteorológicos registrados en Estados Unidos el año pasado, una cantidad que no puede achacarse en su totalidad a la crisis climática, pero que se ha visto agravada por el calentamiento del planeta.

Esto se repite en todo el mundo, también en España, e impacta en los bolsillos de todos los ciudadanos.

Esos costes seguirán aumentando si no afrontamos la crisis climática, advierten los economistas a Business Insider. Sin embargo, en estas cifras —a veces aterradoras— también hay una oportunidad: la de rehacer la economía mundial para hacerla mucho más resistente y evitar que el clima nos haga un agujero en el bolsillo.

El objetivo final, según explica Amir Jina, economista medioambiental de la Universidad de Chicago, debería ser crear un mundo en el que "el clima o la meteorología sean un problema tan aburrido como la fontanería". 

Pero para llegar ahí, hay que invertir mucho dinero previamente y ser realistas sobre los costes climáticos que ya se están pagando, aunque no siempre seamos conscientes.

La vuelta a la oficina viene acompañada de una vuelta a los desplazamientos en coche y la contaminación.

Los costes totales de las inclemencias meteorológicas suelen quedar ocultos

Los mayores incendios, inundaciones y olas de calor suelen acaparar los titulares. Pero durante años, los efectos más sutiles de las situaciones meteorológicas extremas han pasado prácticamente desapercibidos. Esto está cambiando. 

Las investigaciones de la última década han sacado a la luz las consecuencias de mayor alcance de las inclemencias meteorológicas. Por supuesto, se han asociado a una peor salud y una mayor mortalidad. Pero las situaciones meteorológicas extremas también están vinculadas a otros factores, como una disminución de la productividad laboral, un menor rendimiento de las cosechas y un empeoramiento de la salud mental. También aumentan el riesgo de suicidio y los delitos contra la propiedad, los asesinatos, las violaciones y los desórdenes públicos.

En resumen, "¿Cómo está el tiempo?" se está convirtiendo en una pregunta cada vez más importante. Los fenómenos meteorológicos extremos ejercen presión sobre la sociedad, lo que obliga a la red de protección social a hacerse cargo de la situación. 

"En los últimos 10 años, los estudios científicos han demostrado que, incluso en los países más ricos, estamos muy expuestos a las inclemencias del tiempo, el calor, las catástrofes, etc., de una forma de la que probablemente creíamos que podíamos escapar adaptándonos o gastando dinero", explica Jina.

Un estudio que analizaba el coste de los huracanes entre 1979 y 2002 descubrió que, aproximadamente una década después, los gastos generados por las tormentas los últimos años eran 10 veces mayores a los de los primeros años. Según el estudio, esos costes quedaron ocultos en los presupuestos locales, en los programas sociales y en las indemnizaciones de los seguros.

Los habitantes de Tarpon Springs (Florida, Estados Unidos) tuvieron que evacuar sus casas después de que el huracán Idalia inundara la zona durante el verano.
Los habitantes de Tarpon Springs (Florida, Estados Unidos) tuvieron que evacuar sus casas después de que el huracán Idalia inundara la zona durante el verano.

Joe Raedle/Getty Images

Todos estos efectos que pasan desapercibidos cuestan dinero. Y eso tiene que salir de algún sitio. Esto "afecta a los impuestos, seguros médicos y a muchos otros costes que pagamos para que funcionamiento del Gobierno, y se extiende a toda la economía. No hay casi ningún sector de la economía en el que no hayamos visto un efecto negativo, sobre todo del calor", señala Jina.  

Sin embargo, muchos de estos costes pasan desapercibidos salvo que se produzca un gran acontecimiento.

"A finales de año se nota la sombra de los días de calor extremo en los ingresos de la gente. Nadie en el mundo, está realmente aislado de las consecuencias económicas del cambio climático", explica Jina. 

Water is seen streaming off of icebergs in in Disko Bay, Greenland, that were recently calved from the Ilulissat (Jakobshavn) Glacier

A medida que aumentan las catástrofes climáticas, las redes de protección social empiezan a sufrir tensiones

El coste más elevado de los fenómenos meteorológicos extremos no puede medirse en euros y céntimos: la gente muere, pierde a sus seres queridos y sus medios de subsistencia. 

Pero, por ahora, los Gobiernos pueden compensar muchos de los costes de las catástrofes recurriendo a fondos de emergencia y dejando que parte de las facturas recaigan en los seguros privados.

La pandemia de COVID-19 fue un tipo similar de catástrofe, según explica a Business Insider Creon Butler, director del programa de economía y finanzas mundiales del think tank londinense Chatham House. 

Aunque la crisis acarreó enormes costes, muchos gobiernos consiguieron desembolsar el dinero suficiente para aislar a sus poblaciones de un (todavía) mayor sufrimiento económico, indica Butler.

Las altas temperaturas han batido récords en Phoenix durante el verano.
Las altas temperaturas han batido récords en Phoenix durante el verano.

Mario Tama/Getty Images

El experto añade que, en un mundo más cálido, estas redes de seguridad y amortiguadores económicos empezarán a agotarse y a fallar a medida que las catástrofes sean más frecuentes. 

Basta con echar un vistazo a los seguros. 

"Los seguros solo funcionan si la frecuencia de los sucesos no cambia. En un mundo en el que el clima extremo se convierta en la norma, el seguro privado no podrá hacerle frente", afirma Butler.

Al principio, podrían empezar a crecer las primas del seguro para que este mejore sus beneficios y pueda cubrir a sus asegurados, según Jina. Pero más adelante, las aseguradoras podrían decidir abandonar por completo un mercado. Eso ya está ocurriendo en algunas partes de Estados Unidos.

Como consecuencia, a medida que el Estado empiece a asumir una mayor parte de los costes de la ayuda, podrían subir los impuestos y reducirse los gastos en otras prioridades, como la sanidad o la educación.

"Empieza entonces a plantearse la cuestión de si el Gobierno puede proteger a sus ciudadanos. Y la respuesta es probablemente no", sentencia Butler.

Las economías salen perdiendo si no controlan el cambio climático 

Los economistas no se ponen de acuerdo sobre cuánto costará exactamente el cambio climático en el futuro, aunque tienden a compartir la opinión de que, a menos que limitemos rápidamente las emisiones, estos costes van a ser muy difíciles de afrontar. 

"Cada nueva información que obtenemos demuestra que el problema es peor de lo que pensábamos", afirma Jina. 

Un estudio de 2017 de Jina y sus compañeros, que tiene en cuenta las catástrofes climáticas y el creciente efecto del clima extremo en la sociedad, ofrece un anticipo de cuánto podría costarle a Estados Unidos el calentamiento del clima a finales de siglo.

El humo de los incendios forestales canadienses tiñó de naranja el cielo de Nueva York durante el verano.
El humo de los incendios forestales canadienses tiñó de naranja el cielo de Nueva York durante el verano.

ANGELA WEISS/AFP via Getty Images

Según el estudio, si se hacen pocos esfuerzos por controlar las emisiones (lo que implica que las temperaturas aumenten entre 3 y 6 grados), los costes podrían reducir entre un 2% y un 5% el producto interior bruto de EEUU cada año entre 2080 y 2099

Si la estimación es correcta, la economía "probablemente seguirá creciendo", pero el precio del cambio climático se agravará año tras año hasta alcanzar costes enormes y evitables, según Jina.

"Si pensamos en el futuro (incluso de forma muy conservadora) los beneficios de mitigar el impacto de la crisis climática superan a los costes", afirma la experta. 

Según Butler, esta situación podría empeorar si se produjera una "mega crisis" financiera cuando más gente se diera cuenta de la realidad de la crisis climática.  

Los inversores podrían retirarse repentinamente, los países en desarrollo podrían perder rápidamente el acceso a los mercados financieros internacionales y la gente podría exigir a los gobiernos que introduzcan cambios en sus políticas al ver que el clima empeora, pronostica Butler en su blog. 

Todo esto significa que cuanto más tiempo tarde la gente en darse cuenta de que es necesario tomar medidas drásticas, más brusca será la transición. Y a las economías no se les dan muy bien los cambios rápidos.

El cambio climático está trastornando nuestro sistema alimentario, lo que lo hace vulnerable a futuras crisis

La mitigación y la adaptación van a ser caras, pero compensarán 

Ahora mismo hay una oportunidad de oro para limitar los peores efectos del cambio climático y alcanzar el mejor escenario disponible en la actualidad, según Jina.

Una mujer inspecciona los daños en Pine Island Road, Florida, tras el paso del huracán Ian.
Una mujer inspecciona los daños en Pine Island Road, Florida, tras el paso del huracán Ian.

Matias J. Ocner/Miami Herald/Tribune News Service via Getty Images

Por desgracia, las emisiones históricas hacen que algunos de los efectos de la crisis climática sean inevitables. 

Algunos tendrán que reubicarse y habrá que construir infraestructuras para proteger a otros de entornos más duros. Los países también tendrán que invertir para frenar la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, abandonando los combustibles fósiles e invirtiendo en medidas para absorber el dióxido de carbono del aire.

Las medidas no serán baratas. 

La Administración Biden ya ha destinado 52.000 millones de dólares (casi 49.000 millones de euros) para hacer frente a la crisis climática en 2024. Probablemente no sea suficiente. Según Butler, la necesidad de disparar los gastos para paliar las consecuencias de la crisis climática podría provocar tiempos económicos difíciles. 

"Tenemos muchas prioridades en materia de asistencia social, sanidad general, jubilación, etc. Pero nada de eso tiene mucho sentido si no se protege realmente a los ciudadanos. Y los Gobiernos van a tener que elegir", afirma.

Con esfuerzo, la crisis climática podría convertirse en un problema 'aburrido'

A pesar de la larga lista de preocupaciones, hay motivos para ser optimista: el cambio climático nunca ha sido tan visible, ni tan prioritario para los Gobiernos, según Jina y Butler. Al mismo tiempo, el precio de las energías renovables ha bajado mucho más deprisa de lo que preveían muchos analistas.

Tanto Jina como Butler afirman que es un error considerar que el gasto destinado a la transición neta a cero es una pérdida. Al contrario, deben considerarse inversiones necesarias para construir una economía sostenible y resistente al cambio climático. 

"Actualmente tenemos un sistema, tanto energético como económico, en el que somos muy susceptibles a las fluctuaciones climáticas y a las grandes catástrofes, debido a la interrelación entre nuestras economías. Yo abogo por una transición hacia una economía de la energía donde esto se convierta en una cuestión aburrida, menos relevante", indica Jina.

Jina señala como ejemplo la reducción del número de muertes en varios países por enfermedades diarreicas instalando cañerías. La inversión inicial debió de parecer enorme, pero ahora cosechamos los beneficios de esa infraestructura sin ni siquiera pensar en ello, aunque las enfermedades estomacales sigan existiendo. 

 

De la misma manera, gracias a políticas de adaptación inteligentes, en una economía del futuro la gente puede ser capaz de prosperar a pesar de un inevitable aumento de los extremos climáticos. "Todo está previsto. No hay que discutirlo. No es algo políticamente conflictivo", afirma Jina sobre esta economía futura.

Según Jina y Bulter, la mayoría de los economistas coinciden en que la inversión actual en mitigación y adaptación se amortizará varias veces a finales de siglo. 

Según la ONU, esta inversión podría reportar beneficios a corto plazo. Por ejemplo, un aire más limpio podría ahorrar a las economías mundiales entre 1,13 y 3,85 billones de euros de aquí a 2030 al reducir la contaminación. Además, la transición a las energías renovables podría crear hasta 24 millones de puestos de trabajo de aquí a 2030, frente a los 6 millones que podrían perderse.

Sin embargo, por el momento, solo 4 países (Botsuana, Dinamarca, Namibia y Reino Unido) están en vías de alcanzar un nivel cero de emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual de la ONU. 

"Estamos en un punto en el que podríamos cambiar radicalmente. Para ello es necesario que la gente alce la voz y se dé cuenta de que a corto plazo puede sufrir", afirma Jina.

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