El conflicto en Oriente Próximo es ahora mismo el mayor riesgo para economía española y su estabilidad financiera, alerta el Banco de España

Sede del Banco de España, en Madrid.
Sede del Banco de España, en Madrid.

Paul Hanna/Reuters

  • La guerra en Ucrania y el conflicto en Oriente Próximo podrían elevar la inflación y generar desequilibrios en los mercados y en el comercio global. Pero solo la incertidumbre ya lastra a la economía.
  • Estas tensiones se mantienen "como el principal riesgo para la actividad económica y la estabilidad del sistema financiero español", alerta el organismo.

Una chispa en un conflicto local puede expandirse rápidamente hasta desatar un incendio global. Ese es el efecto de la geopolítica en la economía, y no es nuevo. Pasó con el asesinato del archiduque Fernando de Habsburgo, en 1914 en Sarajevo, o en 1973, tras la guerra de Yom Kipur, implicando a otros países, contagiando sus efectos a los mercados internacionales, arrastrando a las economías al precipicio de una crisis mundial. 

Ahora mismo, las tensiones geopolíticas son el mayor riesgo para la economía española. Lo advierte el Banco de España en su último informe de Estabilidad Financiera, publicado hoy: "Una posible escalada de las tensiones geopolíticas —asociadas, en particular, con la guerra en Ucrania y el conflicto en Oriente Próximo— se mantiene como el principal riesgo para la actividad económica y la estabilidad del sistema financiero español".

La guerra de Rusia en Ucrania o la de Israel en Gaza parecen lejos, pero su potencial de contagio podría hacerlas extenderse rápidamente a un conflicto de escala global. Especialmente ahora que, en el caso de Oriente Próximo, las tensiones han aumentado este fin de semana, después del ataque lanzado por Irán contra Israel para vengar el asesinato de sus mandos militares en Damasco.

Aunque para cuando el organismo elaboró el informe los riesgos para la economía española se habían moderado, la tensión geopolítica continúa siendo la mayor amenaza que emerge en el horizonte. 

"Este fin de semana hemos tenido algunos acontecimientos que revelan que el riesgo geopolítico es uno de los principales que existen a día de hoy para la estabilidad financiera", ha dicho Ángel Estrada, director General de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del Banco de España.

Concretamente, esa escalada podría afectar negativamente a la actividad y generar mayores presiones a la inflación, deteriorando la confianza de los agentes y de las expectativas económicas: "Podría dar lugar a un incremento de los precios de las materias primas y de los costes de transporte, un deterioro de los cuellos de botella y una mayor fragmentación comercial y financiera, con efectos adversos sobre la actividad y la inflación globales", avisa.

 "Tenemos evidencia empírica de lo que podría ocurrir por una crisis geopolítica en la misma región: aumentaría el precio del petróleo, se produciría una crisis inflacionista y eso derivaría en bajo crecimiento y situación de estanflación", explicaba hace unos meses a Business Insider España Judith Arnal, investigadora sénior asociada en el Real Instituto Elcano.

El impacto todavía sería mayor al que pudo producirse con el estallido de la crisis del petróleo en los años 70. En primer lugar, porque Europa ya arrastra dos crisis a sus espaldas. El golpe asestado por el COVID-19, primero, y por las consecuencias económicas derivadas de la guerra en Ucrania, han dejado unas economías europeas malheridas y con una deuda muy elevada. En segundo lugar, porque la inflación todavía no está controlada, y podría descabalgar de nuevo. En resumen: llueve sobre mojado.

A esta incertidumbre se suma la provocada por "todos los procesos electorales si se producen cambios significativos en los gobiernos y en sus políticas financieras aplicadas", avisa Estrada. Sería el caso de las elecciones europeas, con la amenaza del repunte de los partidos de ultraderecha, o en Estados Unidos, por ejemplo, donde las elecciones de final de año podrían traducirse en un retorno de Donald Trump.

Un tanque de la guerra de Israel en Gaza

Por el momento, esos riesgos no se han materializado: la Bolsa no se ha inmutado después del ataque de Irán, y el precio del petróleo incluso ha bajado. Pero todo esto, que ahora son "buenas noticias", observa Estrada, "pueden cambiar siempre de forma rápida".

Para el Banco de España, "la persistencia de considerables tensiones geopolíticas puede incidir negativamente sobre el ritmo de avance futuro de la actividad". Es más, ni siquiera haría falta una escalada del conflicto para que estas tensiones afectaran a la economía española: la mera incertidumbre ya lastra el crecimiento. 

Aunque la economía española va como un tiro, en cualquier momento podría truncarse. Lo advertía el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace unos días, y lo avisa ahora el Banco de España. 

El PIB cerró 2023 creciendo un 2,5%, por encima de lo esperado y muy por encima del 0,4% de la eurozona. "La economía española ha mostrado un crecimiento robusto en 2023, que ha llevado a una revisión al alza de las perspectivas para 2024", reconoce el Banco de España, aunque avisa de que se anticipa una desaceleración gradual.

Según cálculos del organismo España crece cuatro décimas menos como consecuencia de la incertidumbre geopolítica: "Se aprecia que las perturbaciones de incertidumbre causan reducciones materiales del PIB. Un shock externo y de naturaleza financiera tiene un impacto negativo en el PIB mayor, de 0,4 puntos porcentuales".

La percepción del riesgo geopolítico, medida en el índice GPR (Geopolitical Risk, por sus siglas en inglés) se incrementó considerablemente desde el comienzo de las tensiones en Oriente Medio en octubre de 2023: desde el 7 de octubre, coincidiendo con el primer ataque de Hamás a Israel, este índice ha doblado su valor respecto al promedio de 2023.

Una central de petróleo gas

En la encuesta del Banco de España sobre la actividad empresarial del primer trimestre de 2024 se percibió, por segundo trimestre consecutivo, la incertidumbre como el principal factor condicionante de la actividad, afectando negativamente a alrededor de un 60% de las compañías. 

En el caso del conflicto en Oriente Próximo, se han observado algunos episodios de extensión regional de las tensiones. Esto ha afectado de forma destacada al tráfico marítimo a través del mar Rojo, alargando las rutas comerciales, principalmente entre Asia-Pacífico y Europa. Todo ello ha llevado a unos mayores plazos de entrega de algunos productos y a un aumento generalizado de los costes del transporte marítimo: 

"En la medida en que estas tensiones se traduzcan en un mayor grado de incertidumbre económica, su impacto sobre la actividad podría ser significativo", avisa el Banco de España.

El informe también advierte de que "el endeudamiento público representa una vulnerabilidad significativa para la economía española". Especialmente teniendo en cuenta la reactivación de las reglas fiscales a nivel europeo —suspendidas desde el comienzo de la pandemia—: su cumplimiento requeriría la implementación de una estrategia de consolidación fiscal a medio plazo".

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