Qué pasará si la UE no alcanza un nuevo Pacto de Estabilidad: la economía podría hundirse

Bandera de la Unión Europea (UE) rota

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  • Europa entra en la recta final para alcanzar un nuevo Pacto de Estabilidad que marcará la senda de deuda y déficit de los países. Si no llegan a un acuerdo antes de que termine el año, las consecuencias pueden ser desastrosas.
  • Con una deuda en el 111,2% del PIB y un déficit que supera el 3,5%, la economía española será una de las que más ajuste tendrá que aplicar para ceñirse a las reglas, sean cuales sean. 

Europa entra en la recta final para alcanzar un nuevo Pacto de Estabilidad que marcará la senda de deuda y déficit de ahora en adelante. Los líderes de los 27, con Francia, Alemania y España a la cabeza, están intensificando las negociaciones. Pero si no llegan a un acuerdo antes de que termine el año, las consecuencias podrían ser desastrosas para la economía.

Ya han pasado casi 3 años desde que la Comisión Europea suspendió las reglas fiscales de deuda y déficit para salir del atolladero causado por la crisis del COVID-19. Se suponía que los estados miembros las iban a renegociar para llegar a un acuerdo más flexible. Pero el tiempo se agota, ese acuerdo no termina de llegar, y el año que viene podrían volver los ajustes.

"En enero deberían reactivarse las reglas: o las aplicas como eran antes y se hunde la economía, o las reformas para que puedan aplicarse de forma más razonable. Pero no puedes no aplicarlas, porque se hundiría el prestigio de la Comisión", avisa Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano. Lo que significa que tiene que haber acuerdo sí o sí.

La Comisión Europea suspendió las reglas fiscales de deuda y déficit en 2020. Tras el batacazo económico que supuso el COVID-19, y después la crisis de Ucrania, Bruselas decidió suspender el llamado Pacto de Estabilidad que debían cumplir los países europeos. Ese acuerdo fijaba un déficit máximo del 3% y un techo de deuda del 60%, so pena de tener que aplicar ajustes en caso de no hacer los deberes.

"Si no se aprueba nada, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento se aplicará el año que viene, y lógicamente eso puede generar problemas", advertía también el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, hace unas semanas

La recuperación de Bruselas recuperaría las reglas antiguas, y eso puede ser desastroso para economías como España. Si en 2024 se mantuvieran las reglas antiguas habría 11 países europeos con un déficit por encima del 3% y la deuda pública de casi la mitad de Europa estaría por encima del 60% del PIB, llegando a superar el 100% en España, Francia o Italia.

De sobra es sabido que las cosas de Europa van despacio. Por mucho que los estados miembros demostraran una rapidez ejemplar en la respuesta a la crisis del COVID-19, pactando una movilización histórica de recursos y dejando patente la unidad de la Unión; lo cierto es que, cada vez que hay que llegar a un acuerdo importante, afloran los desencuentros, y eso lo frena todo.

Los principales escollos son: la fijación de un ajuste mínimo anual, el papel de las inversiones estratégicas y cómo asegurar que los países cumplen y no se saltan estas normas (el brazo correctivo), porque entonces sí que Bruselas perdería toda credibilidad.

"La experiencia ha evidenciado que las reglas fiscales comunes, por estrictas que sean, no son eficaces si no son compatibles. Existe una falta de ánimo de los Estados miembros por cumplirlas, y de la Comisión por hacerlas cumplir", aseguraba Herrero.

Mientras que Francia pide mayor flexibilidad en las nuevas reglas fiscales, Alemania defiende una postura más rígida, con ciertos límites que apliquen a todos los países. 

Concretamente, Francia, como Italia o España, defienden un pacto fiscal más flexible, cuyas normas estén adaptadas a las circunstancias de cada economía, y donde la inversión pública en defensa, transición energética o digitalización no compute como deuda, porque entonces la disciplina fiscal se convertiría en un arma de doble filo que obstaculizaría la consecución de los grandes desafíos estratégicos de la UE.

Alemania, por su parte, acepta cierta flexibilidad, pero a cambio de un mínimo ajuste anual. La propuesta de la Comisión Europea planteaba un ajuste de medio punto al año, mientras que el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, defendía una reducción de un punto porcentual sobre el porcentaje de deuda sobre el PIB en aquellos países más endeudados (entre los que está España).

Bandera de la Unión Europea rota

Las negociaciones continúan, pero a paso muy lento. Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea se reunieron el pasado miércoles y jueves en el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros (Ecofin), y aunque el plan era alcanzar un preacuerdo, ni siquiera llegó a tocarse el tema.

"Se está acabando el tiempo de suspensión de las reglas fiscales. En 2024, con o sin reforma, habrá reglas, y España tendrá que estar preparada", advertía hace unos días la presidenta de la Airef, Cristina Herrero.

Aún así, parece que hay algunos avances. "Hay acuerdo en los elementos y mecanismos esenciales de las nuevas reglas fiscales, en la necesidad de tener disciplina fiscal, pero también los incentivos adecuados para reformas e inversiones", dijo la vicepresidenta y ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, al salir de la reunión.

España quería salir de este Ecofin con un texto legislativo sobre la mesa, para lo que haría falta un preacuerdo por parte de los 27 miembros del club comunitario. Pero no fue así: ese objetivo se ha retrasado a la reunión que habrá el 8 de diciembre. Eso, si no se fija algún consejo extraordinario antes para desbloquear el acuerdo. 

Con una deuda en el 111,2% del PIB y un déficit que supera el 3,5%, la economía española será una de las que más ajuste tendrá que aplicar para ceñirse a las reglas, sean cuales sean. Ahora mismo, el impulso de los fondos europeos puede amortiguar la magnitud del ajuste, pero no es más que un espejismo temporal. 

"España debería haber empezado a anunciar una senda de ajuste hace tiempo, desde que salimos de la crisis. Estamos en una situación muy incierta, con volatilidad de precios, conflictos que pueden terminar afectando a la economía, y donde el crecimiento puede caer en cualquier momento. Si hay una crisis financiera, que puede haberla, los más afectados serán los más endeudados", advierte Feás.

A corto plazo, coincidía Herrero, "será importante conseguir cumplir la previsión de un déficit en el 3% del PIB, tal y como espera el Gobierno para el año que viene. La Airef estima que podría cumplirse, pero sin margen, y además condicionado a que no se extiendan las medidas anticrisis en vigor, que caducan el 31 de diciembre, y para las que el Gobierno ya ha abierto la puerta a alguna prórroga.

A medio plazo, hará falta iniciar una estrategia fiscal consistente con las pautas marcadas por Bruselas y que den tranquilidad a los mercados, y eso puede implicar algunas reformas y ajustes. Es decir, o más impuestos, o menos gasto.

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