Comer sano es fundamental en la prevención del cáncer. Como afirma el Código Europeo Contra el Cáncer, casi un 20% de los casos serían evitables con la combinación de actividad física a diario y una alimentación saludable. 

A pesar de ello, en España, más de la mitad de la población adulta presenta sobrepeso u obesidad, factor relacionado con el desarrollo de hasta 8 tipos de tumores. Se ha visto que el sobrepeso continuado casi duplica las probabilidades de diagnóstico de cáncer de útero. Mientras, una reducción del 5% del peso en la etapa pre y postmenopáusica reduce la incidencia de cáncer de mama hasta un 40% en comparación con las mujeres que no perdían peso. 

Por ello la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) quiere concienciar de la importancia de la alimentación a la hora de cuidar la salud y evitar una enfermedad que se coloca como la segunda causa de muerte en nuestro país. Desde hoy 1 de cada 2 hombres y 1 de cada 3 mujeres serán diagnosticados de cáncer a lo largo de su vida.

Por esta razón la asociación ha publicado la Guía de Alimentación Saludable, con el objetivo de fomentar el consumo de comida saludable, la adopción de hábitos alimenticios más sanos y, concienciar sobre la reducción de factores de riesgo asociados al cáncer que se pueden modificar.

Qué comer para prevenir el cáncer

Para ello animan a contar colores no calorías: "Come muchos colores de frutas y verduras, enriquecerás tus platos sin darte cuenta". Esto se debe a que la tonalidad de estos alimentos viene marcada por la presencia de ciertos antioxidantes capaces de ayudar a estimular el sistema inmunológico y brindar protección frente a afecciones, entre las que se incluyen el cáncer.

En cuanto a los hidratos el consejo es priorizarlos a través de fuentes como verduras, frutas, legumbres, pseudocereales y cereales siempre integrales. Entre ellos aconsejan el arroz integral, la quinoa o la avena. 

Mientras que las grasas deben obtenerse de pescados, frutos secos, semillas y Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE), reduciendo las saturadas presentes en carnes rojas, lácteos enteros, queso, aceite de coco o muchos productos procesados. Reemplazar solo el 5% del consumo de grasas saturadas por fuentes más saludables se asocia con una reducción de entre el 13% al 27% en la mortalidad.

En cuanto a las proteínas elige las naturales sin procesar, limitando el consumo de carne roja. El consumo frecuente de carnes rojas y procesadas han sido relacionados con un mayor riesgo de cáncer y enfermedades cardíacas. 

Los embutidos o las salchichas son algunos de los alimentos que más disparan estos riesgos. Desde 2015 la Organización Mundial para la Salud (OMS) clasifica la carne procesada como Grupo 1 cancerígeno para las personas, y a la carne roja como Grupo 2, por su capacidad para provocar cáncer colorrectal. También se han relacionado con el de mama.  "Los lácteos: siempre naturales y sin edulcorar", añade la asociación.

Con todo ello cómo es el plato saludable para reducir el riesgo de cáncer que aconseja la asociación: 1/2 verdura, 1/4 proteína magra natural, 1/4 carbohidratos (cereales integrales, legumbres...) + grasa saludable.

También cuenta lo que pones en el vaso, por ello la AECC aconseja beber agua, "evitando alcohol y refrescos edulcorados o azucarados".