Las olas de calor extremo cada vez son más frecuentes debido al cambio climático. En algunas personas los efectos pueden ser más graves que en otras según sus condiciones físicas. Algunos grupos son vulnerables a sufrir una deshidratación, un agravamiento de las enfermedades que padecen o un golpe de calor.

Durante el verano, es importante que estos grupos presten atención a las temperaturas, y se apliquen la protección pertinente. Llevar la ropa adecuada, aplicarse crema del factor correcto, beber agua cada poco tiempo o evitar salir a la calle en horarios determinados, son algunas medidas que todo el mundo debe seguir para evitar el calor, ha recopilado Greenpeace.

En cuanto a los grupos más vulnerables, estos deben tener aún más cuidado, extremando las precauciones durante estos meses en los que el calor no da tregua. Estas son las personas que más riesgo corren ante las altas temperaturas, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.

Los niños

Los más pequeños conforman uno de los grupos más delicados ante el calor. La razón está relacionada con la velocidad, mucho mayor que la de otras personas, de eliminar los líquidos del cuerpo. Por eso los niños se deshidratan más rápido.

Para que los niños no sufran las consecuencias del calor hay que vestirlos con ropa suelta, ligera y de colores claros, asegurarse de que beben la cantidad de líquido necesaria y nunca dejarlos en un vehículo estacionado, ni con las ventanillas abiertas.

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Las personas mayores

Otro de los grupos que debe tener especial cuidado frente al calor es el compuesto por la gente más mayor. A diferencia de los niños, el peligro no reside en la rapidez de eliminar los líquidos, sino en la región del hipotálamo encargada de regular la temperatura corporal, que trabaja más despacio en los ancianos.

Y, aunque pueda parecer atractivo, tampoco les ayuda la menor sudoración que experimentan porque esto hace que retengan más el calor, ha recogido el Centro Medici. En ambientes más húmedos, la aparición del sudor es menor, por lo que el riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta.

Personas con enfermedades crónicas 

Quienes tienen la tensión alta, problemas del corazón o sobrepeso, también son más sensibles al calor. En las personas con hipertensión, no solo aumenta la deshidratación, sino que las arterias se dilatan con mayor facilidad. En verano suele suceder que la tensión baje debido al calor. Consulta a un médico para adaptar el tratamiento que sigas.

Las personas con problemas cardiacos también suelen tener problemas a la hora de eliminar el calor del cuerpo. Lo mismo que ocurre con personas que padecen sobrepeso. Una sudoración excesiva, como la que se da en ambos casos, deriva en mayor riesgo de deshidratación.

Personas que realizan actividades físicas al aire libre

Ya sean deportistas, o trabajadores cuya función se realiza en la calle, exponerse directamente al calor para realizar una actividad física tiene su riesgo. Especialmente si se realiza en aquellas horas del día cuando el impacto de las temperaturas es mayor.

Es importante en estos casos ir equipado con la ropa adecuada, evitar los horarios más calurosos, hidratarse cada poco tiempo y buscar las sombras lo máximo posible. Es importante que en estos casos las personas tomen sus debidos descansos para ayudar a regular el cuerpo.