La vida bajo el ala de un gigante: las grandes empresas españolas despiertan y apuestan cada vez más por aliarse con las startups

De izquierda a derecha, Sonia Paz, Digital Transformation Officer de Havas Media Group; Irene Gómez, responsable de Innovación Abierta de Telefónica; Manuel del Campo, CEO de Axel Springer España; y Aritz Gartzia, CEO de Ekomodo.
De izquierda a derecha, Sonia Paz, Digital Transformation Officer de Havas Media Group; Irene Gómez, responsable de Innovación Abierta de Telefónica; Manuel del Campo, CEO de Axel Springer España; y Aritz Gartzia, CEO de Ekomodo.

Business Insider España

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Simbiosis. La naturaleza está llena de vínculos entre organismos que resultan provechosos para ambas partes. En el cuerpo humano, sin ir más lejos, se alojan cada día infinidad de microorganismos como las bacterias. 

Estas contribuyen, entre otras muchas funciones, a que el estómago pueda trabajar en condiciones y, a cambio, reciben alojamiento gratis. No es mal trato.

La relación entre las grandes empresas y las startups funciona muchas veces de forma parecida. Lo saben bien en EEUU, donde gigantes tecnológicos como Google, Apple o Microsoft tienen departamentos enteros dedicados a detectar proyectos emergentes interesantes que les permitan revolucionar su negocio.

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Como ojeadores en campos de fútbol, los detectores de talento de las grandes corporaciones pasean de arriba a abajo Silicon Valley en busca de lo que los estadounidenses llaman the next big thing, la próxima gran startup, el próximo Steve Jobs o Bill Gates, maradonas de la innovación.

En otras palabras, buscan startups que acoger bajo su ala. 

Una vez encontrada la candidata, le proponen crear sinergias: ellas podrán aprovecharse del saber hacer de una empresa que ya sabe lo que es recorrer el camino del éxito y, a cambio, la gran empresa puede mantenerse tecnológicamente a la última.

Para muchas, tampoco este es un mal trato.

En España, hace escasamente 20 años, este tipo de uniones eran poco menos que impensables. Lo eran, entre otras cosas, porque el propio ecosistema emprendedor español era casi inexistente. 

Salvo un reducido número de valientes, pocos eran los que en el país se animaban a fundar sus propios proyectos. Hasta bien entrado el siglo XXI, en España casi no se habló de fondos de capital riesgo, rondas de financiación ni, por supuesto, de lanzaderas ni de unión alguna entre grandes y pequeñas empresas que no implicaran una absorción.

Quien quería dinero para fundar su propia empresa tenía que acudir al banco o, como mucho, a la generosidad de amigos y familiares, lo que explica por otro lado que se repitan tantos apellidos en los consejos de administración de las empresas españolas.

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Hoy, el panorama es bien distinto. Tras levantar más de 4.000 millones de euros en 2021, cifra récord que cuadriplica los apenas algo más de 1.000 millones que se venían levantando los últimos años según la Fundación Bankinter, las startups españolas miran ya de tú a tú a países del entorno.

Lo saben las grandes empresas españolas, que se lanzan con cada vez más decisión a la detección de proyectos emergentes interesantes.

"Cada vez más grandes empresas apostarán por startups porque también forman parte del ecosistema. En Telefónica llevamos más de 10 años buscando innovación, buscando la habilitación de ecosistema. Hoy hay más empresas grandes detrás de las startups porque el ecosistema ha madurado", explicó al respecto Irene Gómez, responsable de Innovación Abierta de Telefónica. 

Lo hizo en el XXII Smart Business Meeting, organizado este mes de abril por Business Insider España  y patrocinado por upday, la app de noticias más popular de Europa, y la agencia Havas Media Group.

"Cada gran empresa va encontrando su fórmula. Nosotros por ejemplo apostamos por la inversión, queremos ser parte de la empresa", ahondó.

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En efecto, no todas las grandes empresas optan por este método. En Google for Startups, por ejemplo, en vez de entrar en el capital de la compañía, ofrecen a las empresas que empiezan la experiencia, la cultura de empresa y las herramientas de Google. 

A cambio, Google puede mantenerse al día de las últimas tendencias que van apareciendo en el mercado y de cómo son las últimas tecnologías.

Algo parecido buscan en Elewitt, la red de cazatelentos de startups de Red Eléctrica que financió más
de un centenar de proyectos en 2020, con casi 17 millones de euros.

"Tiene que haber un foco y un apoyo. La gran empresa tiene que creer en un proyecto que todavía no sabe cuál va a ser pero que se tiene que ir validando desde las primeras fases; es un proceso que  no para nunca", subrayó al respecto Sonia Paz, Digital Transformation Officer de Havas Media Group. 

"En este proceso, el talento es fundamental. Si me tuviera que quedar con algo, me quedaría con el talento".

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Pero no todo son ventajas en estos procesos. Como sucede siempre con las alianzas, en el camino que se recorre para llegar a un punto común siempre hay riesgo de perder parte de la esencia.

Lo sabe bien Aritz Gartzia, CEO y fundador de Ekomodo, una empresa que se dedica a la comercialización de productos fabricados en plástico reciclado. Su startup es, en realidad, un spin off de Ekorec, una empresa especializada precisamente en el tratamiento de plásticos.

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Durante años, Gartzia y quienes más tarde fueron los fundadores de Ekomodo fueron los encargados de investigar, experimentar y buscar salidas comerciales a los materiales con los que trabajaba Ekorec. De ese encargo fue naciendo con el tiempo una empresa paralela.

"Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que eran dos negocios muy distintos y de que cada uno tenía su propia forma. Estar metido en una empresa grande tiene la ventaja de que, para cuando arrancas, muchos clientes ya te conocen. Schweppes, por ejemplo, nos hizo uno de los primeros pedidos porque nos conocía", explicó Gartzia.

Pero también hay contras: "La principal desventaja es que la gente te empieza a confundir y, cuando llega la separación, tienes que comunicarte muy bien porque la relación cambia por completo. Cuesta desvincularse".

"Al final, la separación vino de fricciones con la gran empresa. Entra un pedido y el director financiero tiene otras prioridades porque facturan 22 millones de euros y tu empresa está ingresando mucho menos. Uno lo que quiere son buenos compañeros de viaje para poder crecer. Nosotros vimos que estos roces nos estaban frenando", ahondó el CEO de Ekomodo.

Finalmente, la ambición de los socios, la idea de querer crecer y de que el proyecto no se estancara llevó al inevitable divorcio. 

"Pensamos que, o apostábamos, o nos separábamos. Hubo conversaciones delicadas, pero finalmente se tomó la decisión de intentarlo. Al fin y al cabo, cada vez hay más preocupación y voluntad por cuidar el medioambiente. El proyecto nació también de la urgencia que tenemos como sociedad de reflexionar y pensar cómo aportar nuestro grano de arena", comentó Gartzia.

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Para la jefa de Innovación Abierta de Telefónica, todo debe nacer siempre de la obsesión de llevar adelante el proyecto: "Las ideas que no se pueden ejecutar no son nada. Las startups tienen una agilidad que las grandes empresas no tenemos. Es importante saber que uno más uno es más de dos. Si se combina la velocidad de una startup con la maquinaria de una gran empresa, pueden surgir sinergias muy potentes". 

"En Telefónica buscamos qué tiene que pasar para que ocurran ciertas cosas. Somos un equipo dedicado a encontrar la fórmula de que una startup se enganche a Telefónica y conecte. No es apropiarnos de la startup, sino conectar. Hay que buscar sponsor interno, medir los resultados que queremos... Por ahora, esta la combinación que ha tenido sus frutos".

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