Los problemas globales de Uber que ponen en riesgo su negocio: de la clasificación de sus conductores a posibles sanciones antimonopolio

Uber conductor
  • Uber ha cerrado un "buen comienzo" de 2023, según su CEO, aunque la compañía de movilidad californiana se enfrenta a varios retos en el corto y largo plazo.
  • Algunos de esos riesgos, según la propia empresa, son la posible regulación de sus conductores como asalariados, su rentabilidad o su mejora de imagen de marca.

2022 no fue un mal año para Uber después del fuerte varapalo que sufrió la compañía tras la pandemia y las restricciones de movilidad en todo el mundo. En lo que llevamos de 2023, ya empieza a ver luz al final del túnel y su CEO habla de un "buen comienzo".

En este primer trimestre, la compañía ha mejorado la previsión de los analistas y en lo que va de año el valor de sus acciones ha vivido un fuerte repunte. Sin embargo, tiene varios retos pendientes en el horizonte cercano que van más allá de su desempeño en bolsa.

El año pasado, sus ingresos crecieron un 87% llegando a los 31.877 millones de dólares y sus pérdidas operativas se redujeron en 2.000 millones. Aunque la compañía ha registrado algún trimestre en positivo, nunca ha sido rentable desde su fundación hace más de una década. 

En 2022, Uber registró unas pérdidas netas históricas de 9.100 millones de dólares debido principalmente a la disminución del valor de sus inversiones en Aurora, Grab y Didi.

Según desprende en su memoria anual, a 31 de diciembre de 2022, la compañía tenía un déficit acumulado de 32.800 millones de dólares, y aunque su previsión es que para los próximos 12 meses no necesitará obtener capital adicional o endeudarse para seguir financiando sus actividades, no lo descarta.

 

Su actual modelo de negocio se enfrenta a grandes retos y riesgos tanto en el corto como en el largo plazo. Desde algo tan básico como su financiación y la rentabilidad, a las diferentes regulaciones en materia laboral que se están sucediendo en todo el mundo.

En su memoria anual, Uber desgrana en detalle los diferentes frentes que tiene abiertos desperdigados por los 70 países y las 10.500 ciudades donde está presente, además del posible impacto que podría tener las diferentes regulaciones en sus cuentas anuales. 

Algunos de esos retos pasan por la posibilidad de salir de mercados específicos, como sucedió en Barcelona en 2019 —un acontecimiento que la empresa subraya en su documento anual— hasta el hecho de encontrarse posibles trabas para llevar a cabo grandes adquisiciones.

"Operamos en un entorno jurídico y normativo especialmente complejo", recoge Uber en su memoria. "Nos enfrentamos a una alta competencia y en el futuro esperamos enfrentarnos a nuevos participantes en el mercado", añade.

Estos son 4 de los riesgos más importantes que detecta la empresa para su negocio, y para las cuales la compañía ha previsto unas contingencias agregadas entre 2021 y 2022 de 2.200 millones y 1.600 millones de dólares, respectivamente.

1. Conductores asalariados

"Nuestro negocio se vería afectado negativamente si los conductores fueran clasificados como empleados, trabajadores o cuasi-empleados en lugar de contratistas independientes", apunta la compañía.

En los últimos años, la cuestión de la laboralidad ha sacudido la llamada economía de plataforma. El debate sobre si los trabajadores de empresas como Uber o Glovo son trabajadores por cuenta ajena o no sigue candente y se han sucedido litigios, sentencias, sanciones y diferentes regulaciones en todo el mundo. Que los trabajadores de las empresas de plataformas deben estar contratados y no ser autónomos empieza a ganar peso en muchos países de todo el mundo.

En España se firmó la ley rider y la Unión Europea ha seguido una línea continuista que podría suponer la reclasificación como trabajadores asalariados de cerca de 5 millones de personas que actualmente serían falsos autónomos, según la estimación de la propia Comisión Europea. 

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Uber revela en su memoria que está inmersa en numerosos procedimientos judiciales en todo el mundo, incluidas demandas colectivas, de arbitraje, acusaciones y reclamaciones ante organismos administrativos e investigaciones o auditorías laborales, de la seguridad social y fiscales, que alegan que los conductores deberían ser clasificados como asalariados de la empresa, en vez de autónomos.

La compañía defiende su postura y modelo laboral, y subraya que los conductores pueden elegir cuando y cómo trabajar, y que además son libres de prestar servicios en otras plataformas competidoras, entre otras cosas.

En Estados Unidos, más de 150.000 conductores demandaron a la compañía por la cuestión laboral y la empresa llegó a pagar el año pasado 521 millones de dólares (472 millones de euros al cambio actual) en acuerdos individuales, recoge su memoria.

2. Precios bajos y descuentos para ser competitivos a costa de la rentabilidad

En el pasado, los descuentos, las promociones y los precios bajos han caracterizado no solo a Uber, sino a todas las plataformas, tanto del sector de la movilidad compartida como del delivery. 

La guerra de precios a la baja ha hecho que los márgenes de estas empresas sean muy ajustados con la esperanza de seguir siendo competitivas, aguantar en el mercado y esperar a que los rivales acaben abandonando. Un ejemplo de ello en España fue la salida de la británica Deliveroo que sucumbió al músculo financiero de Glovo, Just Eat o la propia Uber.

Uber reconoce la cuestión de los precios bajos en su memoria. "Para seguir siendo competitivos en determinados mercados, en el pasado hemos bajado, y podemos seguir bajando, las tarifas o los precios de los servicios, y hemos ofrecido, y podemos seguir ofreciendo, importantes incentivos a los conductores y descuentos y promociones a los consumidores, lo que ha afectado y puede seguir afectando negativamente a nuestros resultados financieros", apunta.

Esa guerra de precios está lejos de llegar a su fin, según la compañía. "El transporte compartido y otras categorías en las que competimos son relativamente incipientes y no podemos garantizar que se estabilicen en un equilibrio competitivo que nos permita alcanzar la rentabilidad", subraya.

En el corto plazo, la empresa tampoco proyecta salir de los números rojos.

"Incluso si experimentamos eficiencia operativa, es posible que nuestros resultados de explotación no mejoren, al menos a corto plazo", apunta. "Es posible que sigamos incurriendo en pérdidas a corto plazo. Esperamos que nuestros gastos de explotación aumenten significativamente en un futuro previsible, y es posible que no alcancemos o mantengamos la rentabilidad".

3. Mejorar su marca para sobrevivir

La compañía de transporte, bajo el ojo mediático desde sus inicios y especialmente tras el escándalo de los Papeles de Uber, una investigación periodística que destapó las agresivas prácticas de lobby del gigante norteamericano, subraya que mantener y mejorar su marca y reputación, es fundamental para sus perspectivas de negocio.

"Recibimos una importante cobertura mediática, incluida publicidad negativa en relación con nuestra marca y reputación. Aunque hemos tomado medidas significativas para rehabilitar nuestra marca y reputación, si no mantenemos o mejoramos nuestro negocio se resentirá", señala la empresa.

Esta cuestión es "crítica" para Uber, según revela, ya que de ella depende atraer nuevos empleados y usuarios a su plataforma.

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Uber incide en que el período en el que su anterior CEO y fundador de la empresa, Travis Kalanick estaba al mando, la reputación de la compañía se vio mermada. Kalanick fue un polémico ejecutivo que dejó frases como "la violencia es garantía de éxito" en alusión a los enfrentamientos entre el taxi y las VTC que sacudieron al mundo entero hace unos años, especialmente en Barcelona.

Finalmente, Kalanick dejó el cargo de director general en 2017 y en 2019 vendió todas las acciones que le quedaban. Desde la llegada del nuevo CEO, Dara Khosrowshahi, la empresa se ha empeñado en borrar el amargo recuerdo de su predecesor.

"Aunque hemos tomado medidas significativas para rehabilitar nuestra marca, el éxito dependerá en gran medida de que mantengamos una buena reputación, minimicemos el número de incidentes de seguridad, sigamos mejorando nuestra cultura y prácticas en el lugar de trabajo, la mejora de nuestros programas de cumplimiento, el mantenimiento de una alta calidad de servicio y un comportamiento ético, y la continuación de nuestros esfuerzos de marketing y relaciones públicas", señala la empresa.

4. Regulación antimonopolio

Además de cuestiones legales en torno al modelo laboral, Uber también se enfrenta al escrutinio de los reguladores por la competencia en todo el mundo. En los últimos años, la lupa de los gobiernos sobre el sector tecnológico se ha intensificado a medida que los gigantes estadounidenses iban creciendo y conquistando mercados.

En el caso de la compañía de movilidad, según señala; "las autoridades de defensa de la competencia nos vigilan de cerca con arreglo a las leyes antimonopolio y de competencia de Estados Unidos y otros países", como "la Unión Europea, Brasil o India".

Las principales prácticas que investigan los reguladores tienen que ver con la paridad de precios, la fijación de precios o el abuso de poder de mercado, destaca Uber en su memoria. 

En España, hace unas semanas la asociación Eticas, especializada en la auditoría de algoritmos, junto con Taxi Project 2.0, una asociación de taxistas, publicaron un informe en el que señalaban a la empresa y sus competidores Bolt y Cabify, de concertar precios y de discriminar a los usuarios de barrios de menor renta.

En 2019, la CNMC investigó a Uber y Cabify en 3 casos concretos por la cuestión de pactar precios. Todas las demandas fueron desestimadas.

"Los organismos gubernamentales y reguladores pueden, entre otras cosas, prohibir futuras adquisiciones, desinversiones o combinaciones que planeamos realizar, imponer multas o sanciones significativas, exigir la desinversión de algunos de nuestros activos, o imponer otras restricciones que limiten o que nos obliguen a modificar nuestras operaciones", resume la compañía.

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