Renuncia a un salario de 6 cifras para poder teletrabajar tras ser víctima de las paranoias productivas de sus jefes: "No necesito estar en una oficina para hacer mi trabajo"

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Los jefes quieren que los trabajadores vuelvan a la oficina.

Patrick T. Fallon/AFP Getty Images

  • Felicia, de 53 años, ha dejado su trabajo y un sueldo de 6 cifras después de que sus jefes le pidieran que volviese a la oficina para trabajar presencialmente 5 días a la semana.
  • Antes de eso, estaba trabajando 3 días desde casa y 2 en la oficina, el equilibrio perfecto, según afirma la empleada.

Felicia se riega en rotundo a volver a la oficina todos los días.

Prefiere renunciar a un sueldo de 6 cifras que estar todos los días en la oficina, después de que su empresa haya cambiado los 2 días presenciales y los 3 de teletrabajo, por la presencialidad completa.

"Sé cómo hacer mi trabajo. No necesito estar en una oficina para hacerlo", afirma a Business Insider. "Pero también sé que no quiero a volver a lo de antes".

Felicia, una administradora, habla desde el anonimato para proteger su intimidad y anonimato. Business Insider ha verificado su apellido, empleo y salario.

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A medida que las empresas se aprietan el cinturón con los recortes de personal, parece que la era del trabajo totalmente a distancia puede estar llegando a su fin. 

La Oficina de Estadísticas Laborales ha publicado recientemente que casi el 73% de las ofertas de puestos de trabajo en septiembre eran presenciales, una cifra muy alejada del 60% del trabajo remoto en 2021. Las principales empresas –incluidas las que han realizado despidos– están obligando a los trabajadores a volver a las oficinas. Para algunos trabajadores, la decisión ha sido radical: volver a la oficina o dejar el trabajo

Pero Felicia lo tiene claro. Durante año y medio, su empresa ha seguido un modelo híbrido: 3 días en casa y 2 en la oficina. Una estructura que ella describe como el equilibrio perfecto que ayuda a compaginar el trabajo con la vida privada

"Descubrí que hacía mucho más en los días híbridos", explica refiriéndose a los días que pasaba en casa. Para ella, en la oficina había tantas "distracciones e interrupciones" que no podía seguir el ritmo que le exigía su carga de trabajo. "Me iba a casa y trabajaba 4 horas más porque no me daba tiempo a terminar el trabajo", asegura.

Así que al mes de volver a la oficina y del fin del formato híbrido, Felicia presentó su dimisión. Asegura que le gusta poder concentrarse tranquilamente mientras trabaja en casa y el resto de días cambiar y ver a sus compañeros en persona. 

Un día, mientras estaba en un atasco, se dio cuenta de que había llegado el momento de irse. Estaba ahí sentada y pensé: "la sensación horrible de tener una reunión en cuanto llegue a la oficina y estar aquí atrapada sin ninguna necesidad de estarlo".

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Incluso después de años de trabajo remoto, algunos directivos están desproporcionadamente preocupados de que sus empleados no estén trabajando, un fenómeno conocido como "paranoia de la productividad".

Felicia asegura que la percepción entre los directivos de su empresa era que los empleados que teletrabajaban no estaban haciendo nada. "Escuché cosas como que solo trabajábamos los días que íbamos a la oficina y que el resto descansábamos", asegura. "Pero no, eso no es cierto. Hacíamos la mayor parte del trabajo cuando trabajábamos en casa".

La empleada asegura que conoce a más gente en su empresa que se han marchado y ha aceptado puestos con un modelo remoto o híbrido. Además, para ella el modelo 3-2 era el equilibrio perfecto: en un trabajo exclusivamente desde casa podría echarlo de menos. 

"Llegué a un punto en el que no funcionaba para mí", explica. "Dejé un salario de más de 100.000 euros al año para buscar puestos que tuvieran opciones híbridas para poder tener ese equilibrio entre vida y trabajo".

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Felicia afirma que está buscando puestos que le ofrezcan una flexibilidad similar, aunque le paguen menos de lo que ganaba.

"Compensa no tener que aguantar el tráfico, los gastos de gasolina y el estrés de tener que lidiar con los atascos 5 días a la semana para hacer el mismo trabajo de forma híbrida", comenta.

Felicia cree que una mayor rigidez en la vuelta a la oficina podría perjudicar la productividad y provocar un éxodo, sobre todo entre los trabajadores que están satisfechos con su trabajo, pero no quieren trabajar en una oficina.

"De todos modos, acabaremos perdiéndolos", afirma.

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