La semilla antioxidante que reduce el riesgo de enfermedades y combate el envejecimiento

De unos años para aquí, el consumo de semillas se ha hecho cada vez más popular en la población: desde el popular sésamo a las semillas de chía, estos pequeños alimentos de elevada densidad nutricional permiten aportar fibra, vitaminas, minerales, grasas saludables o proteínas a la dieta. Además, son tremendamente versátiles: sirven para batidos, cremas, sopas, bocadillos o ensaladas.

Hoy toca hablar de las semillas de lino o linaza, una planta que ya se cultivaba en el antiguo Egipto y en China. En Asia, se utiliza en la medicina ayurvédica desde hace miles de años. Su increíble contenido nutricional y la evidencia científica disponible hacen que sea un complemento fantástico para prevenir diferentes enfermedades y combatir el envejecimiento.

Tal y como recoge Medical News Today, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, una cucharada sopera de linaza molida —alrededor de 7 gramos— aporta unas 37,4 calorías, 1,2 gramos de proteína, 2 gramos de fibra y casi 3 gramos de grasas. En comparación, tiene hasta 10 veces más concentración de omega-3 que los pescados azules.

Además, las semillas de lino tienen unos 18 miligramos de calcio, 27,4 miligramos de magnesio, 44,9 miligramos de fósforo, 56,9 miligramos de potasio, 6 microframos de folato y 45 microgramos de luteína y zeaxantina, dos carotenoides considerados pigmentos maculares por sus propiedades para la retina y la salud de tus ojos.

Una cucharadita de linaza también aporta lignanos, triptófano, lisina, tirosina y valina, así como grasas saludables, en su mayoría insaturadas. Eso sí, hay que consumirlas molidas, porque los intestinos no absorben los nutrientes de las semillas enteras. Otra opción es ponerlas también a remojo, ya que así ejercen una función prebiótica y mejoran el tránsito intestinal. 

Los increíbles beneficios de las semillas de lino: desde mejorar la salud cardiovascular a reducir el riesgo de cáncer

Diferentes estudios sugieren que la linaza puede prevenir el crecimiento de células cancerígenas y retardar el aumento entre los tumores al evitar que se formen nuevos vasos sanguíneos. Otras investigaciones apuntan a una menor incidencia de cáncer de mama entre las mujeres que la consumen con regularidad. Las semillas de lino también reducen este riesgo tras la menopausia.

Este ingrediente resulta fantástico para mejorar la salud del corazón, debido a su aporte de fibra, omega-3, lignanos y fitoesteroles. Estos últimos contribuyen a reducir el colesterol malo o LDL. En cuanto a los ácidos grasos omega-3, suponen una fuente estupenda del nutriente para dietas veganas y vegetarianas.

Una revisión de 15 estudios también encontró que incluir diferentes productos de linaza en la dieta ayuda a reducir la presión arterial tanto sistólica como diastólica. Otro pequeño estudio de 12 semanas demostró que tomar 4 cucharadas (30 gramos) de linaza por día reducía la presión arterial en personas con niveles altos.

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Y, tal y como recoge Healthline, otra amplia revisión de 11 estudios concluyó que el consumo diario de linaza durante más de 3 meses puede reducir los niveles de presión arterial en 2 mmHg, reduciendo el riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad coronaria en un 14% y un 6%, respectivamente.

Pero eso no es todo: según la Arthritis Foundation, la linaza puede ayudar a reducir el dolor y la rigidez de las articulaciones en las personas con enfermedades como artritis reumatoide, lupus y el fenómeno de Raynaud. También puede ayudar a reducir el riesgo de diabetes gracias a los lignanos y otros fitoestrógenos, así como a prevenir el estreñimiento por su aporte de fibra.

Para finalizar, las semillas de lino también son útiles para controlar el peso, debido a que la fibra soluble ralentiza la digestión y aumenta la sensación de saciedad. De hecho, una gran revisión de 45 estudios encontró que la suplementación con linaza consiguió reducciones significativas en el peso corporal, el IMC y la grasa abdominal.