"Qué mala es la envidia, pero qué buena es la endibia", podría ser una buena continuación del popular dicho. ¿Sabes todo lo que esta variedad lisa de escarola puede hacer por ti?

Esta crujiente hortaliza de característico sabor amargo perteneciente a la familia de las asteráceas está de temporada a partir del otoño, y de hecho, es de las verduras más cotizadas de invierno para preparar ensaladas, entrantes y platos templados. En realidad, se trata de una variedad de la achicoria que se obtiene mediante un cultivo forzado o artificial. 

Desde la Federación Española de Nutrición explican que la endibia es un alimento con bajo contenido energético, en la que destacan hidratos de carbono con alto contenido en inulina —que tiene una gran acción prebiótica—, los folatos —esenciales para el sistema inmune y las células sanguíneas— o la vitamina A, esencial para el mantenimiento de la piel, las mucosas y la visión. 

Otro de los nutrientes más importantes es la vitamina K: 100 gramos de esta verdura contienen 231 ug. de vitamina K, el 220% de la cantidad diaria recomendada.

Entre sus minerales, el más abundante en la endibia es el potasio. La endibia también es alta en fibra, vitaminas del grupo B como la B9 o la B5, vitamina E, vitamina C, fósforo, magnesio y calcio. 

Beneficios de la endibia que la convertirán en protagonista de tus ensaladas

Desde CuerpoMente destacan varios de los beneficios de las endibias para la salud. Son refrescantes y se consideran febrífugas para casos de excesivo calor y cuadros de fiebre. La presencia de fibra favorece la regularidad intestinal y evita el estreñimiento —es una hortaliza muy digestiva—, mientras que la inulina ayuda a tener una microbiota más rica y a cuidar de tus defensas.

Además, es una opción ideal para los cuadros de astenia, ya que incluir gran variedad de hortalizas y verduras aumenta la riqueza nutritiva y, por tanto, también la vitalidad y la energía. Son también un alimento ideal para personas alérgicas por su contenido en vitaminas. El magnesio contribuye al descanso y al estado de ánimo, mientras que el calcio fortalece tu esqueleto. 

Además, desde Calvo recuerdan que las verduras de sabor amargo como la endivia, la achicoria o la escarola estimulan los jugos digestivos y la función hepática, considerándose hepatoprotectoras. Favorece que se forme y drene la bilis, ayudando también a las personas con cálculos o arenillas biliares.

Al tener un ligero aporte de yodo, las endibias pueden estimular de manera suave la tasa del metabolismo orgánico. Uno de sus flavonoles, llamado kaempferol, está vinculado con la reducción del crecimiento de las células cancerígenas.

Su riqueza en vitamina K es esencial para la coagulación de la sangre y la salud de los huesos, evitando el futuro riesgo de osteoporosis.

Una de las principales características de la endibia es su sabor amargo, tan especial y característico, y no apto para todos los paladares. Si te molesta ese amargor, puedes prepararlas a la brasa, al horno o cocidas, Sin embargo, son exquisitas en crudo, solamente con aceite de oliva virgen extra y sal gorda.

Y si todavía no sabes todas las recetas que puedes hacer con endibias, date un paseo por Cookpad. Encontrarás ideas como sencillas y exquisitas como la ensalada de endibias con naranja y anchoas, las endibias gratinadas al roquefort con ajo y nueces o el original curry de endibias y gambas.