Ana Fernández-Sesma, la viróloga española que dirige un laboratorio en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York: "No vamos a encontrar algo que funcione para todos"

Ana Fernández-Sesma, viróloga en Mount Sinai
  • Ana Fernández-Sesma es viróloga y dirige un laboratorio que estudia cómo determinados tipos de virus modulan nuestro sistema inmune. 
  • La gran obsesión de Fernández-Sesma es entender "qué hace el virus para evadir las barreras del huésped y qué hace el huésped para protegerse". 
  • Con la pandemia de coronavirus, la experta ha pasado a formar parte de un grupo de investigadores que evalúa la respuesta del sistema inmune al virus desde todos los ángulos para entender las diferencias entre pacientes. 
  • "Hay que aprender la ciencia fundamental: por qué el virus afecta más a este tipo de personas", asegura la experta, que cree que esa comprensión será esencial para desarrollar una vacuna y un tratamiento. 
  • En cuanto a la inmunidad, Fernández-Sesma espera que los pacientes tengan protección durante al menos un año, pero asegura que los pasaportes de inmunidad son "un arma de doble filo". 
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Cintillo especial Coronavirus

Ana Fernández-Sesma dirige un laboratorio en la Escuela de Medicina Icahn en el Hospital Monte Sinaí que estudia cómo determinados tipos de virus modulan nuestro sistema inmune, con un foco especial en el dengue. 

"Me centré en el virus del dengue porque afecta a millones de personas", explica la viróloga en una entrevista con Business Insider España. Ahora mismo, la enfermedad es endémica en más de 100 países, según la OMS

La investigación que dirige la española sobre el dengue la sitúa entre los 5 investigadores mejor financiados por el Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.

La gran obsesión de Fernández-Sesma es entender "qué hace el virus para evadir las barreras del huésped y qué hace el huésped para protegerse", una relación esencial para comprender la infección y que todavía no ha sido totalmente descifrada en la pandemia de coronavirus. 

El trabajo de la española, siempre orientado a validar en modelos humanos lo que las investigaciones encuentran en modelos animales, hizo que el NIH contactara con el centro cuando estalló la pandemia de coronavirus.

En colaboración con el Hospital Monte Sinaí, que desde hace tiempo tenía un proyecto para rastrear las enfermedades respiratorias, se pusieron manos a la obra para intentar desentrañar los misterios del Sars-Cov-2.  

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Conocer por qué varía la respuesta inmune entre pacientes: "no vamos a encontrar una cosa que funcione para todos" 

Como parte de la investigación, el grupo va a participar de un estudio que recopila muestras de 2.000 pacientes de hospitales del país para seguir la evolución durante un año. 

"Habrá estudio de la respuesta inmunitaria en sangre, de hisopos, aislamiento del virus, se investigará el punto de vista genético...", enumera la científica. 

Existe el miedo a que la disminución de la prevalencia del virus pueda ralentizar la investigación que están llevando a cabo, pero Fernández-Sesma asegura que "por desgracia, va a haber otra ola".

La viróloga considera que ahora es esencial diferenciar entre distintos tipos de pacientes y grupos de riesgo, sobre todo considerando que hay una gran variabilidad de la respuesta inmune entre pacientes. 

Fernández-Sesma asegura que ella tiende a pensar que la severidad de una enfermedad la determina el huésped y no el virus. "Cuando empiezas a separar lo que se comporta de una forma diferente, entonces es cuando te das cuenta de los patrones", asegura, y reivindica la importancia de conocer estas diferencias de cara al desarrollo de un tratamiento o una vacuna. 

"Con un número suficiente de muestras podremos determinar qué tipos de pacientes responden mejor a un tratamiento", explica Fernández-Sesma. 

"Está siendo especialmente grave en personas con patologías previas y, a lo mejor, hace falta tener distintos tipos de vacunas en función de los pacientes", reflexiona.

"Lo más importante sería identificar los grupos de riesgo porque no vamos a encontrar una cosa que funcione para todos", señala. "Hay que aprender la ciencia fundamental: por qué el virus afecta más a este tipo de personas", concluye. 

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Además de las patologías previas, la experta reflexiona sobre otros factores que pueden influir en cómo el sistema inmune combate el virus. 

"La genética juega siempre un papel porque determina como respondes a todos", reflexiona Fernández-Sesma. Lo que queda por determinar  es "qué factores de tu genética en particular te están haciendo más susceptibles o más resistentes". 

En cuanto a la posibilidad de tener inmunidad por exposiciones anteriores a otros coronavirus, la experta no lo descarta, pero asegura que es difícil de demostrar. 

"Yo creo que, por supuesto, cuántas más veces haya estado expuesta una persona a un virus parecido, más información tiene de ese virus", explica. 

"La infección por otros virus anteriores te puede ayudar a combatir la enfermedad. No creo que protejan contra infección, pero quizá tienes un cuadro más leve", teoriza. 

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"Me sorprendería que la inmunidad no durase, al menos, un año"

La gran pregunta que prevalece desde que comenzó la pandemia es si las personas que han pasado la enfermedad adquieren inmunidad. Fernández-Sesma es clara: "no lo sabemos porque no hemos convivido con la enfermedad lo suficiente". 

Sin embargo, las investigaciones con las que trabaja llevan ya siguiendo a pacientes durante más de dos meses y parecen traer buenas noticias. 

"Los pacientes tienen anticuerpos neutralizantes que van aumentando, incluso aunque la infección haya sido leve", asegura la viróloga. 

Viendo que son neutralizantes y basándose en anteriores pandemias, "me sorprendería mucho que la inmunidad no durase, al menos, un año". 

En ese tiempo, "es fácil que tengamos una vacuna o, con un poco de suerte, se va adaptando más a humanos y causa menos muertes", asegura la investigadora. "O, por lo menos, somos más capaces de aislar los casos y proteger a los grupos de riesgo dentro del sistema sanitario. 

Sobre la incertidumbre sobre si es posible la reinfección, Ana Fernández-Sesma cree que no hay nada imposible en ciencia, pero asegura que "en tan corto plazo es muy improbable". 

La viróloga asegura que los casos que se están dando en pacientes que vuelven a dar positivo PCR están causados por las limitaciones de los test diagnósticos. 

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Los pasaportes de inmunidad son un arma de "doble filo" porque falta un dato esencial 

A pesar de las esperanzas sobre la inmunidad de la viróloga, Fernández-Sesma advierte de que los pasaportes de inmunidad son un "arma de doble filo". 

"Es bueno para la persona saber que lo ha pasado", asegura. Sin embargo, "es muy difícil hacer generalizaciones porque no tenemos suficiente información".

En concreto, no hay información sobre cuánta protección se necesita para evitar infección, explica. Los test de anticuerpos solo indican que tienes "protección para una cantidad de virus que se ha probado en unas condiciones de laboratorio concretas", explica. Sin embargo, "no sabes a cuánto vas a estar expuesto". 

"Va a ser muy difícil que haya un consenso de saber qué se considera protección", reflexiona.  "Y eso es lo más importante de saber también en vacunas: qué cantidad de anticuerpos se sabe que es suficiente para proteger ante una exposición normal", añade. 

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"Esta pandemia nos ha dado una lección de humildad y realidad"

Para alguien que lleva trabajando cara a cara con los virus desde hace décadas, parece imposible pensar que algo pueda todavía causar asombro.  

De hecho, ni el síndrome de Kawasaki en niños ha sorprendido del todo a la viróloga, que asegura que se han visto casos similares en otras enfermedades víricas. 

Sin embargo, Fernández-Sesma admite que no esperaba que la enfermedad causara "tanto desgaste" y el paciente tarde tanto en combatirla. 

"Eso ha provocado un colapso del sistema sanitario mayor del esperado", reflexiona. "No es lo mismo una saturación por una enfermedad que requiere ingresos de tres días que de un mes", señala.

De cara al futuro, la experta coincide con todas las advertencias que los científicos llevan años lanzando: habrá más. Fenómenos como el cambio climático, la deforestación y la globalización están favoreciendo la aparición cada vez más frecuente de pandemias por zoonosis. 

La experta señala un ejemplo la aceleración de este fenómeno. "El dengue, que se vio por primera vez en los años 80,  tardó 30 o 40 años en ser endémico en 120 países. Sin embargo, el zika apareció en 2016 y un año después era endémico en el mismo número de países".  

Fernández-Sesma señala que ya hubo varios avisos. "Sin embargo, SARS no prendió y la H1N1 no causó tanto daño", reflexiona. "En la sociedad y entre los científicos se creó una sensación de falsa seguridad, de que esto no nos iba a afectar", asegura. El mundo no estaba preparado porque "en la memoria reciente no había habido ninguna pandemia tan fuerte".  

En ese sentido, "esta pandemia nos ha dado una lección de humildad y realidad", cree Fernández-Sesma. 

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