2023, el año del repliegue eléctrico: los fabricantes frenan la expansión de los coches eléctricos

Un coche cargado al 10%.

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  • Los bajos niveles de demanda y los altos costes de producción están provocando que algunos fabricantes ralenticen sus planes de electrificación, especialmente en EEUU.
  • Gigantes como Ford, General Motors o Mercedes han sufrido pérdidas a lo largo de este año, lo que les ha llevado a cuestionar el futuro de los coches eléctricos tal y como lo tenían concebido.

Nadie pensó que fuera a ser un año de vino y rosas, pero la industria del automóvil se ha chocado de frente contra la realidad en este 2023: los coches eléctricos no acaban de despegar. O, al menos, no a la velocidad que la mayoría de las marcas había previsto.

Los fabricantes llevan años trabajando para dejar atrás los vehículos de combustión tradicionales y alumbrar una nueva generación de coches que dominen las carreteras durante las próximas décadas. El proceso de electrificación, que para las marcas tradicionales implica una inversión multimillonaria a corto, medio y largo plazo, se ha encontrado con demasiadas trabas en el camino en los últimos tiempos. Primero fue la pandemia, luego la escasez de los semiconductores y, más tarde, el aumento del precio de las materias primas, entre ellas el litio, imprescindible para las baterías.

Mientras tanto, las marcas han ido compartiendo sus planes para apostar por los modelos eléctricos y dejar atrás los motores de combustión, en línea con lo que han ido también determinando las autoridades: en la Unión Europea, a partir de 2035, no se podrán vender vehículos de combustión

El futuro, al menos a día de hoy, pasa por la electrificación.

Sin embargo, en este 2023 los fabricantes se han topado con una dura realidad: la demanda no es suficiente. Salvo en algunos mercados puntuales, las ventas no terminan de despegar. La situación en España es desalentadora: solo el 5% de los coches que se han vendido este año son eléctricos, lo que en la práctica se traduce en menos de 130.000 unidades.

España se comprometió con la Unión Europea a tener 5 millones de coches eléctricos en 2023, pero a día de hoy circulan poco más de un millón de este tipo de vehículos. Al ritmo que marchan las ventas se antoja muy complicado llegar a esos niveles.

Parece complicado que el panorama cambie a corto plazo. Un reciente estudio apuntaba que casi 8 de cada 10 españoles que se plantean comprar un coche no tienen planes de hacerse con un eléctrico, por lo que la pregunta es evidente:

¿Por qué los eléctricos no seducen a los compradores? 

Para muchos, es un problema fundamentalmente de precio. Aún no existen coches eléctricos realmente baratos. El precio medio de un coche eléctrico ronda los 35.000 euros y, de hecho, los 3 modelos eléctricos más vendidos en España en octubre (Tesla Model 3, Kia e-Niro y Smart #1) se venden —sin ayudas— a partir de los 40.000 euros.

Tampoco ayuda la situación de la infraestructura de recarga. España se comprometió con la UE a tener instalados a finales de este año más de 45.000 puntos de recarga repartidos por todo el territorio. Sin embargo, el año se cerrará con poco más de 20.000. Así, España sigue yendo dos retrasados en esta instalación y está a la cola de Europa, por detrás de la República Checa o Polonia. 

Eso por no hablar de los cargadores de carga lenta o los que directamente están inoperativos por falta de mantenimiento. Todo esto provoca que los clientes sean reticentes a dejar su coche de combustión o híbrido y dar el salto al 100% eléctrico al no tener la confianza de que vayan a poder recargar siempre que quieran, sobre todo en viajes largos.

La situación, más complicada si cabe ante el empuje de la inflación, ha frenado la demanda de eléctricos y en los últimos meses varios fabricantes han anunciado que ralentizarían sus planes de expansión previstos, intentando equilibrar la ingente inversión que necesitan para cambiar sus procesos de fabricación y los beneficios que actualmente están obteniendo con estos coches, ya que en algunos casos incluso se acaban vendiendo por debajo del precio de coste.

Una situación cada vez más compleja

Ford anunció hace unas semanas que iba a retrasar unas inversiones previstas de 12.000 millones de dólares para la producción de vehículos eléctricos. Eso, en la práctica, se ha traducido en el aplazamiento de la electrificación de la planta que tiene la compañía estadounidense en Almussafes (Valencia), que ya ha sufrido este año el despido de más de 1.100 personas.

De hecho, tal y como explican los sindicatos de la planta, en estas semanas se tenía previsto que comenzasen las primeras inversiones en la fábrica valenciana. Sin embargo, ahora "ni siquiera existen plazos aún ante la decisión de Ford de poner en revisión sus planes para el coche eléctrico en Europa".

Tanto el CEO de Ford, Jim Farley, y el director financiero, John Lawler, han admitido que, aunque las ventas de coches eléctricos están subiendo, la gente aún prefiere un vehículo de combustión o híbrido antes que estos modelos. Esta presión sobre los precios ha reducido los beneficios y, en el caso del negocio de vehículos eléctricos de Ford, ha provocado un aumento de las pérdidas.

Aunque su negocio tradicional sigue yendo viento en popa, la unidad eléctrica registró unas pérdidas de 1.300 millones de dólares solo en el tercer trimestre. Aun así, Ford tiene como objetivo alcanzar un margen del 8% en vehículos eléctricos con una estructura de costes que refleje la paridad de precios con los vehículos de combustión interna. 

"En el sector de los vehículos eléctricos ya no basta con un gran producto. Tenemos que ser totalmente competitivos en costes", ha añadido Farley. 

Ford no ha sido la única que ha reorientado su estrategia en los últimos meses. Varios fabricantes han dado la voz de alarma sobre el crecimiento del mercado de los coches eléctricos, ya que la viabilidad de estos vehículos pone en peligro sus multimillonarias estrategias de electrificación.

Una de las más críticas ha sido Mary Barra, CEO de General Motors, paradójicamente durante años una de las CEO más optimistas de la industria sobre el futuro de los vehículos eléctricos. De hecho, GM fue una de las pioneras en la apuesta por los coches eléctricos

Ahora, sin embargo, son más prudentes. La empresa ha anunciado recientemente que abandona sus objetivos de fabricar 100.000 vehículos eléctricos en la segunda mitad de este año y otros 400.000 en los seis primeros meses de 2024. 

GM reconoce que ya no sabe cuándo alcanzará esos objetivos.

"A medida que nos adentramos en la transformación hacia los vehículos eléctricos, la situación se complica", sentenciaba Barra. Por su parte, Toshihiro Mibe, CEO de Honda, desechó también recientemente sus planes conjuntos con GM para desarrollar vehículos eléctricos por debajo de los 30.000 dólares.

"Después de estudiarlo durante un año, decidimos que sería difícil como negocio, así que de momento estamos poniendo fin al desarrollo de un coche eléctrico asequible", declaró Mibe en una entrevista con Bloomberg.

Un escenario "brutal" repleto de incertidumbre

Mercedes-Benz también ha tenido que rebajar el precio de sus coches eléctricos para seducir a los clientes. "Estamos en un escenario bastante brutal", ha reconocido el director financiero Harald Wilhelm en una reciente conferencia con analistas. "Me cuesta imaginar que el statu quo actual sea totalmente sostenible para todos".

Incluso Tesla —que domina el mercado de los coches eléctricos a nivel global— ha sufrido para mantener el ritmo de ventas y Elon Musk ha decidido aplicar una agresiva política de rebajas en los precios de los coches, hasta un 20% en un año y muy especialmente en China, que podría tener un efecto desastroso para la contabilidad de la compañía porque las ventas no están aumentando.

"Uno de nuestros grandes problemas es la incertidumbre de la demanda", explicaba recientemente Masahiro Moro, CEO de Mazda, a Automotive News. "En la situación actual del mercado, el ritmo de la electrificación, sobre todo de los vehículos eléctricos de batería, no es muy alto. Así que puede que empecemos un poco más despacio en términos de aceleración".

Lee Chang-sil, director financiero del fabricante surcoreano de baterías LG Energy, confesaba recientemente que "la demanda de vehículos eléctricos el año que viene podría ser inferior a las expectativas", debido a la incertidumbre económica mundial.

El panorama político podría incidir directamente sobre la evolución del sector en los próximos meses. Hay elecciones en el Parlamento Europeo y también habrá presidenciales en Estados Unidos. "No estamos asumiendo que el destino vaya a cambiar, creemos que la electrificación seguirá adelante", explicaba recientemente el consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares. Sin embargo, anticipó que los resultados de ambas elecciones tendrán un efecto real sobre si la industria va más rápido o más lenta en función de quien gane.

Por el momento, son las marcas europeas las que más parecen dispuestas a mantener sus inversiones frente a la desaceleración de la demanda. Pero ya hay señales de que la situación puede cambiar en el medio plazo a la vista de los resultados financieros. "Ya no somos competitivos como marca", confesaba hace unas semanas el CEO de Volkswagen, inmersa en un plan de ahorro de 10.000 millones de euros para los tres próximos años que se traducirá en recortes de personal.

La ¿amenaza? china

Mientras tanto, más de la mitad de los coches eléctricos que circulan por las carreteras de todo el mundo se encuentran ya en China, y el país ha superado ya su objetivo de ventas de vehículos de energías renovables para 2025.

El enfoque de la industria automovilística china respecto al coche eléctrico ha sido radicalmente distinto al de Occidente. De hecho, Evercore subrayaba recientemente lo que denominaba "la falacia lógica del vehículo eléctrico". "Tanto los fabricantes como los consumidores han actuado bajo un supuesto aparentemente incorrecto durante los últimos años. Han agrupado los coches eléctricos en su propia categoría, asumiendo al mismo tiempo que los consumidores pagarían más por un vehículo eléctrico. En cambio, creemos que los consumidores de coches eléctricos buscan ahora vehículos atractivos que resulten ser eléctricos", explica la firma, según recoge Forbes.

China ya ha desarrollado un enorme mercado de microcoches urbanos, muy pequeños y exageradamente baratos, con precios que parten incluso desde el equivalente a los 5.000 euros. Como el Wuling HongGuang Mini EV, que en su día ya superó en ventas al Tesla Model 3, o los BYD Seagull y Wuling Bingo que se pueden comprar por unos 10.000 euros. Esos precios, que han ayudado a disparar la adopción en masa de los eléctricos en China, esconden una pequeña trampa: si esos coches tuvieran que adaptarse a las medidas de seguridad europeas, su precio se duplicaría.

En todo caso, en los últimos meses se han multiplicado las marcas chinas que venden ya sus vehículos en Europa, aunque todavía no está nada claro el impacto real que jugarán en el mercado del coche eléctrico a corto plazo. 

"Los nuevos importadores chinos apenas cambiarán nada a corto plazo. Sólo a partir de 2025 y años sucesivos veremos una mayor oferta de coches eléctricos económicos y suficientemente competitivos, como el modelo compacto de Tesla, el Renault Twingo (que podría llegar con la denominación de Legend) y el VW ID.2, lo que acelerará significativamente la ramificación del mercado", explica Stefan Bratzel, director del Centro de Gestión de Automoción de Alemania.

 

El impacto de las marcas chinas en Europa también dependerá de lo que se decida en el plano político, sobre todo después de las elecciones al Parlamento Europeo. La UE ya ha empezado a investigar las subvenciones chinas a los coches eléctricos, pero los analistas de Fitch avisan de que cualquier posible castigo económico en forma de multa o aranceles podría provocar una reacción más dura por parte de China.

"Aunque esperamos que continúe la transición mundial del coche eléctrico, es probable que el proceso lleve más tiempo en Norteamérica y, quizás, en Europa, mientras que la demanda de VE seguirá siendo fuerte en China", resume Fitch, según recoge Forbes.

El crecimiento mundial del coche eléctrico en 2024 se desacelerará, según las estimaciones de Evercore pero se situará entre el 5% y el 10%, pasando del 30% a entre el 20% y el 25%. Mientras, en la UE el crecimiento se situará entre el 10 y el 12%. 

"Para los fabricantes de automóviles, reducir los costes de los vehículos eléctricos será un factor central de éxito. Los líderes del mercado mundial, como Tesla y BYD, ya operan con una base de costes significativamente mejor", subraya Bratzel, que viene a reafirmar los mensajes de austeridad que han lanzado las marcas estos meses.

El final de este 2023 ha sido, sin lugar a dudas, unos meses de repliegue en el sector ante las duras caídas de beneficios y el futuro incierto de los coches eléctricos. Las marcas han apostado por apretarse el cinturón. Ahora habrá que ver si tienen fuerza para pisar el acelerador de una vez hacia la transición eléctrica.

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