La otra cara de la vuelta a la oficina: ¿cómo mantener una cultura interna empática?

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Las empresas se enfrentan a un dilema mientras los trabajadores vuelven a la oficina.

Crystal Cox/Business Insider

  • En estos momentos, la mayoría de los trabajadores en diferentes sectores están pasando por tiempos difíciles. 
  • Ante el cambio de las empresas sobre el teletrabajo, muchos empleados tienen que volver a la oficina en un ambiente de trabajo cargado de preocupación tras los despidos masivos de muchas de ellas.
  • Las compañías se enfrentan ahora al dilema de seguir presionando a sus trabajadores para sacar adelante el trabajo con el riesgo de perder empleados, o mantener una cultura empática con sus necesidades.

A finales de 2021, Alayna Almén se enteró de que su padre y su mujer habían sido asesinados en otro país.

Cuando se lo contó a su jefe, éste le alivió la carga de trabajo durante unos días. Pero después de que Almén le informase de que el funeral no se celebraría hasta dentro de un par de semanas, ya que las autoridades aún no habían entregado el cuerpo de su padre, la situación cambió. 

Almén asegura que su jefe le devolvió todo su trabajo, más el trabajo atrasado que había acumulado. Unos meses después dejó su trabajo.

La joven comenta con Business Insider que las empresas tienen que aprender a no tratar a los trabajadores como "una pieza más del engranaje" y evitar dar a entender "que les da igual una cosa que otra y que te echarán cuando les venga en gana".

De hecho, hay varios estudios que confirman que cuando se producen tragedias mundiales o personales, algunos trabajadores experimentan una sensación de distopía en la oficina e incluso cierto grado de ansiedad al pensar en las malas noticias del exterior que parecen lejanas, o casi imaginarias, mientras el trabajo sigue su curso. 

Este otoño arranca con las reincorporaciones a la oficina de los trabajadores mientras hay dos importantes guerras en curso, y la forma en que las empresas ayudan a los trabajadores a superar los momentos difíciles puede tener un gran impacto, tanto en los propios empleados como en la compañía en su conjunto.

Aunque la pandemia hizo que la empatía y la flexibilidad se convirtieran en el mecanismo con que las empresas trataban a sus trabajadores, algunas de ellas parece que se enfrentan a un dilema, afirma Katharine Manning, abogada y consultora en empatía que ha escrito un libro sobre la empatía y el trauma generados en el lugar de trabajo.

"¿Hacemos como si no supiéramos que nuestros trabajadores están descontentos, como si los despidos nunca hubieran ocurrido?", se pregunta de forma retórica, "¿o seguimos haciendo lo que hemos aprendido estos últimos años e intentamos construir un nuevo tipo de ambiente de trabajo que nos acompañe durante décadas y décadas?".

Quizás, lo que las empresas no tengan en cuenta es que hay mucho en juego en lo que respecta a la productividad y la lealtad, afirma Manning. No hay más que ver cuántos empleados se sienten ya desvinculados con sus compañías y toman una actitud de quiet quitting o directamente, renuncian.

"La forma en la que tu empresa te apoya en los momentos difíciles marca una gran diferencia a la hora de sentirte parte y próspero en el trabajo", asegura Manning.

Molly Lipson, de Business Insider, publicó un reportaje sobre cómo los trabajadores se enfrentan a una "epidemia de desatención", en la que algunos afirmaban que rechazarían un salario más alto por un trabajo en el que se sintieran valorados.

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Curso intensivo de empatía

¿Por dónde empezar? Los jefes pueden comenzar por comprometerse con los trabajadores y reconocer que existen momentos difíciles para todo el mundo. 

Según un análisis de Gallup, un alto nivel de compromiso aumenta la retención, lo que significa que los trabajadores son menos propensos a buscar trabajo en otro sitio si perciben que les importan a sus jefes. Además, las compañías más comprometidas tienen una tasa mayor de rentabilidad.

"Las organizaciones que dan prioridad a su gente, en las que dicen, me preocupo por ti, quiero apoyarte, me alegro de que estés aquí, estoy agradecido por ti... ese tipo de organizaciones son las que perciben un mayor beneficio y rentabilidad", afirma Manning.

Desde 2020, muchas empresas han recibido un curso intensivo de empatía.

La pandemia nos permitió "vislumbrar lo que realmente está ocurriendo en la vida de las personas, porque los niveles de angustia eran muy altos y estaban muy extendidos", recuerda Manning.

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"Todos estábamos en casa y veíamos a nuestros vecinos por la ventana, así que era muy difícil impedir que un bebé no gritase en la habitación de al lado o lo que fuera", añade. "Y creo que muchas organizaciones dieron un paso adelante en la flexibilidad en esa época".

Ahora, la verdadera prueba es si pueden mantener esa empatía, sobre todo cuando se está volviendo a presionar para imponer las normas establecidas que había antes de la pandemia, lo que está provocando que los trabajadores pierdan el poco poder que habían conseguido. Pero aunque sea más fácil contratar o no acceder a las demandas de los trabajadores, eso no significa que las empresas deban perder la empatía que ganaron.

Para mantener esa práctica, según Manning, los directivos deben recibir formación para mantener conversaciones con sus empleados en los momentos difíciles. 

Las empresas deben ofrecer a los trabajadores acceso a ayuda, como recursos para mejorar su salud mental. Estos recursos deben estar disponibles para toda la plantilla y los directivos deben dar ejemplo de cómo utilizarlos. 

Del mismo modo, las empresas deben asegurarse de que su cultura no inflige más daño a los trabajadores y de que son transparentes y que se aplican las normas por igual a ellos y a los demás.

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Después de todo, aproximadamente una quinta parte de los trabajadores no tiene acceso a días de baja por enfermedad, según la encuesta periódica de la Oficina de Estadísticas Laborales a las empresas. Tampoco existe la baja por duelo, aunque las empresas suelen ofrecer 3 días libres si fallece un cónyuge o un hijo, según un informe de la Sociedad de Gestión de Recursos Humanos.

"Las organizaciones que no tienen estas prácticas se limitan a fingir, esconden la cabeza en la arena y hacen como si las cosas siguiesen exactamente igual que antes", afirma Manning. "Esas son las que van a sufrir. Van a perder gente. Y la realidad es que los empleados ya no están dispuestos a trabajar en un lugar así".

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