Las amenazas para la economía española, según el Gobierno

Pedro Sánchez

Francisco Seco/Pool via REUTERS 

  • "Hay una incertidumbre elevada y todavía existen factores de riesgo, por eso hay que estar preparados para responder", afirma el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, en una entrevista con Business Insider España.
  • Los riesgos más graves tienen que ver con las consecuencias de la guerra, el racionamiento energético y la subida de tipos de interés.

Después de temer la venida de un invierno en llamas, resultó que al final 2022 no fue tan catastrófico, e incluso parece que 2023 abre con algo de luz al final del túnel.

La economía española despidió el año creciendo un 5,5%, muy por encima de las estimaciones del propio Gobierno, y de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), con la creación de empleo en máximos y la inflación más baja de todos los países del euro. Nada mal.

Mientras tanto, el FMI se suma al optimismo. Hace unas semanas anunció que "los riesgos adversos se han moderado" desde octubre, cuando lanzó un pronóstico demoledor al avisar de una posible recesión mundial, y de que "lo peor estaba por llegar".

Pero, si algo hemos aprendido después de la pandemia es que todo puede pasar y todo es susceptible de empeorar. En ese sentido, continúa habiendo amenazas para la economía en 2023.

En una entrevista con Business Insider España, el secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Gonzalo García Andrés, comenta qué riesgos continúan sobrevolando la economía y preocupan al Gobierno.

"Hay una incertidumbre elevada y todavía existen factores de riesgo, por eso hay que estar preparados para responder", reconoce García Andrés.

Putin 3

"Los más graves", explica el secretario de Estado, "son los que tienen que ver con las consecuencias de la guerra y con el agravamiento de la situación y sus implicaciones económicas". La onda expansiva de la guerra ha alcanzado precios energéticos y de materias primas, ha encendido las alarmas ante el riesgo de cortes de gas, y ha dado de lleno en la inflación.

Para García Andrés, "la variable más importante es el precio del gas y, en particular, el riesgo de racionamiento". 

Aunque el panorama ha mejorado sustancialmente en los últimos meses, la energía no deja de ser una variable crítica. Lo que ocurra con el gas y el petróleo, un mercado muy dominado por las decisiones del líder ruso, Vladímir Putin, determinará todo lo que venga después.

"El entorno energético sigue siendo una fuente de incertidumbre, pero las perspectivas son mejores que hace unos meses", añade García Andrés. 

cocina de gas antigua

Europa ha logrado llenar las reservas de gas, los precios energéticos se están moderando y esa moderación ya se refleja en una inflación que empieza a dar tregua en la eurozona

Esto aleja la amenaza de racionamiento energético. "No en España", matiza García Andrés, "donde por las infraestructuras y la diversificación del aprovisionamiento no tenemos ese riesgo", pero sí en algunos socios clave para la economía, como Alemania.

En España, el problema es que los hogares pagarían la energía a precio de oro, y ese encarecimiento puede ser la gota que colma el vaso para unas economías ya cercenadas por la inflación. Eso sin contar con que la caída de Alemania, antes o después, arrastraría a Europa detrás.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez

La amenaza está en 2 frentes: por un lado, todos sabemos que, en cualquier momento, la situación en los mercados energéticos puede dar un vuelco, y Europa sigue dependiendo enormemente de Rusia. 

El frente energético no es el único que preocupa. Ahora que la inflación empieza a moderarse (a pesar del repunte de la inflación subyacente), el foco de preocupación se ha trasladado al potencial impacto de los tipos de interés.

Hasta ahora, con unas economías al rojo vivo, tanto la Reserva Federal (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) habían recurrido a echar un jarro de agua fría para relajar precios, apretándole las tuercas a la política monetaria con unas subidas de tipos históricas y a toda velocidad

El problema es que, a pesar de que la inflación ha empezado a moderarse en los países del euro, el BCE ha continuado apretando el acelerador de tipos. Después de 4 subidas históricas en 2022, el BCE anunció en febrero una nueva subida del 0,5%, lo que deja el precio del dinero en su nivel más alto desde 2008, y en marzo se espera un nuevo incremento del 0,5%.

"En el análisis que hacemos de las perspectivas de este año, uno de los elementos negativos es que vamos a tener unos tipos de interés más altos, y eso, por supuesto, hay que digerirlo, y puede afectar al consumo y a la inversión", reconoce García Andrés.

Ilustración de inflación o de escalada de precios

Subir los tipos de interés encarece el precio del dinero, lo que enfría el consumo y la inversión y, por tanto, esto contribuye a relajar la inflación. El problema es que estos movimientos tardan en permear en los mercados, y todavía no se están viendo esos efectos. 

El problema ahora es que las agresivas subidas de tipos podrían empezar a surtir efecto en 2023, convirtiéndose en la gota que colma el vaso para unas economías ya de por sí deprimidas. El riesgo es que los bancos centrales se pasen de frenada: apretar demasiado los tipos, y que luego su impacto en la economía sea mayor y la recuperación más lenta. 

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