Este artículo se basa en una conversación con Hannah Tooker, de 32 años, vicepresidenta sénior de captación de clientes de LaneTerralever, una agencia de marketing con sede en Phoenix. La transcripción se ha editado por motivos de extensión y claridad.

Hay muchas cosas que me encantan a la hora de gestionar a la generación Z. Son creativos y atrevidos.

Trabajo en una agencia de marketing y dirijo varios equipos, principalmente responsables de contenidos, experiencia de usuario y control de calidad.

Soy manager desde hace seis años y dirijo a siete personas. Me gusta ayudar a la gente a crecer y a dar sus próximos pasos. Es mi parte favorita del trabajo.

Trabajar con la generación Z es diferente a gestionar a los millennials

Llevo unos tres años dirigiendo a trabajadores de la generación Z. Esta nueva generación aborda el trabajo de forma interesante en comparación a los millennials.

Algunas personas se quejan de que es difícil trabajar con ellos, pero tener grandes expectativas y desear un equilibrio entre la vida laboral y personal y un empleador que se preocupe realmente por los empleados no es nada malo.

Cuando la gente se bloquea en los aspectos difíciles de trabajar con la generación Z, se pierden de vista todos los aspectos positivos.

Si le pido a un miembro del equipo de la generación Z que haga algo que no sabe, se irá, verá un vídeo de YouTube y lo resolverá.

Me gusta enseñar a los miembros de mi equipo de la generación Z, pero también aprender de ellos. Esto es lo que me han enseñado:

1) La comunicación puede adoptar muchas formas

Antes de empezar a dirigir a la generación Z, utilizaba principalmente canales tradicionales para comunicarme con mis colegas, como el correo electrónico.

A mis compañeros de la generación Z no les gustaba utilizar esos canales y preferían enviarme mensajes a través de las redes sociales. Esto se debe en parte a la naturaleza de nuestro trabajo: utilizamos mucho las redes sociales. Pero también, les gusta comunicarse en las plataformas en las que encuentran inspiración.

Intercambian mensajes directos conmigo en TikTok e Instagram sobre ideas que creen que podrían interesarles a los clientes.

Me costó encontrar el equilibrio entre el trabajo y mi vida personal a la hora de comunicarme en las redes sociales. Pensé que si a ellos les funcionaba, yo no iba a avergonzarles. Puede que fuera una forma de trabajar a la que no estaba acostumbrada, pero sigue siendo trabajo. Ahora me he acostumbrado y nos funciona bien.

2) Es mejor pedir aclaraciones

La generación Z no es tímida a la hora de pedir claridad. Y lo aprecio.

Cuando le di feedback a uno de los miembros de mi equipo de la generación Z, me dijo: "Agradezco el feedback que me has dado. ¿Podrías mostrarme lo que querías decir en realidad o sentarte conmigo y explicármelo?". Eso me hace saber que necesitan más ayuda para entender algo.

A menudo, reviso el trabajo haciéndole cambios yo misma. Uno de los miembros de mi equipo me pidió que les mostrara lo que yo haría de forma diferente "marcando" el documento para poder consultarlo en el futuro.

Es posible que los trabajadores mayores nunca lo pidan. Nosotros aceptaríamos los comentarios y nos pondríamos manos a la obra. Me gusta que la generación Z quiera llegar a la raíz del problema.

La generación Z cambiará el capitalismo tal y como lo conocemos

3) Las necesidades emocionales de los miembros del equipo son importantes

La generación Z necesita un poco más de seguridad que otras generaciones.

Por ejemplo, suelo enviar notas a los miembros de mi equipo si necesito comentar algo con ellos. Una nota típica podría decir: "¿Tienes un segundo para charlar?". Los miembros de mi equipo de la generación Z dicen que eso les hace entrar en pánico.

Modifiqué la forma de abordarlos para tenerlo en cuenta. Ahora les digo: "¿Tienes un segundo para charlar? Qué bien" o "Tengo un segundo para charlar, una pregunta sobre el cliente XYZ". Eso funciona mejor.

Me he dado cuenta de que, dado que este es el primer papel profesional para muchos empleados de la generación Z, pueden llevar sus asuntos personales al trabajo más de lo que lo hacían las generaciones anteriores. Cuando esto ocurre, he aprendido a ayudarles a hacer una pausa, analizar lo que está pasando y continuar con su trabajo. A veces es agotador, pero merece la pena.

He aprendido a equilibrar las necesidades emocionales de alguien con las necesidades de una empresa.

4) Un buen equilibrio entre trabajo y vida privada es más sostenible

Acabé la universidad y empecé a trabajar después de la recesión de 2008. Tuve grandes jefes, pero había una fuerte cultura de ajetreo y la necesidad de estar "en marcha constantemente".

El agotamiento fue una insignia de honor durante la primera mitad de mi carrera.

Desde que entraron en el mercado laboral, la generación Z ha dicho: "Eso no es para mí". Quieren un mejor equilibrio entre trabajo y vida privada. Oigo a mis compañeros de la generación Z hablar de lo que hacen después del trabajo o de cómo se toman un día libre para no hacer nada. Al principio, me costaba entender que su vida era lo primero y el trabajo lo segundo.

Me ha hecho replantearme cómo compagino el trabajo y la vida. Solía trabajar varias horas por las tardes, pero ya no lo hago. También hago pausas durante el día.

Me he dado cuenta de que el agotamiento no beneficia a nadie. Si alguien de mi equipo no ha tenido días libres pagados en su calendario durante tres meses, me aseguraré de que se tome uno. Quiero ser un buen ejemplo para ellos.

Gestionar a la generación Z me ha cambiado

Si como jefe te esfuerzas por averiguar cómo trabajar con la generación Z y cómo ayudarles a tener éxito, vas a conseguir jóvenes inteligentes y apasionados que quieren hacer un buen trabajo.

Siempre habrá gente que quiera aferrarse al viejo estilo de gestión y cultura laboral.

Pero a medida que el mundo cambia y las nuevas generaciones se incorporan al mundo laboral, nosotros también tenemos que cambiar.