Hibisco: todo lo que saber de la planta medicinal más exótica que puedes cuidar en tu propia casa

El hibisco es una planta subtropical idónea para alegrar tu jardín. Este impresionante arbusto muy presente en zonas mediterráneas de nuestro territorio ofrece además numerosas cualidades. Sus llamativas flores son comestibles. Más allá de un dulzón manjar la medicina tradicional y algunas investigaciones les atribuyen propiedades digestivas, laxantes, diuréticas y hasta antioxidantes.

El Hibiscus sabdariffa, como se le conoce científicamente, es una planta de exterior de la familia de las malváceas originaria de África tropical. Sus propiedades medicinales y su sabor en infusión, ha hecho que se cultive en otras regiones como el sudeste de Asia, Centroamérica y el Caribe.

Cuidados del hibisco

Por sus características el hibisco es un arbusto de hoja perenne que agradece climas cálidos. Puede alcanzar hasta los 5 metros de altura. No será así si se cultiva en maceta, donde llegará a un máximo de 2 metros.

En cuanto a los cuidados el hibiscus demanda altas dosis de luminosidad. Pero como enfatizan desde Verdecora, no con luz directa, ya que puede quemar su floración. Si por la ubicación tiene que recibir sol directo, lo ideal es que sea la de primeras horas del día, aconsejan los especialistas.

Al ser de clima tropical requiere temperaturas templadas, en rangos de entre 13 y 21 grados, aconseja la tienda de jardinería. Especial atención a las heladas de las que será necesario protegerlo en invierno.

En cuanto al riego, este es exigente durante los meses de floración, que aquí resultan ser los más calurosos. Sin llegar a encharcar el hibisco requiere mantener el sustrato húmedo.

Uno de sus máximos atractivos son sus impresionantes flores, en amplio rango de colores, desde el amarillo al rosa fucsia, anaranjadas o blancas. En nuestro país la floración se produce de mediados de verano hasta principios de otoño.

Propiedades medicinales

Sus propiedades curativas son más que interesantes, es una planta digestiva, estomacal, aperitiva, renal con efecto diuréticos y desinfectantes de vias urinarias, enumera el etnobotánico de la asociación Sábila, Juan Plantas, en  Aquí la Tierra  de RTVE.

"No solo resuelve acidez estomacal y contracciones", añade, "una maravilla para cualquier tipo afección gastrointestinal".

Los ácidos de frutas en Hibiscus sabdariffa pueden funcionar como un laxante. Por vía oral es "posiblemente eficaz" para reducir la presión arterial en una pequeña cantidad en personas con presión arterial normal o alta, apunta la Biblioteca Médica de EEUU.

La infusión de hibisco, una de las formas más populares de disfrutar de las propiedades, se ha utilizado de forma segura en cantidades de hasta 720 ml al día durante un máximo de 6 semanas, apunta el portal médico. "Los efectos secundarios son poco comunes, pero pueden incluir malestar estomacal, gases y estreñimiento".

Aunque son necesarios más estudios, una revisión de la universidad de Barcelona sugiere un posible efecto terapéutico de los extractos sobre el estrés oxidativo, el perfil lipídico, la hipertensión y la aterosclerosis, gracias a su composición rica en compuestos fenólicos. 

El hibisco es rico en antioxidantes como el betacaroteno, la vitamina C y la antocianina. Las antocianinas podrían ayudar a mantener los niveles de colesterol estables, siempre que lo combines con una dieta apropiada y algo de ejercicio. 

Cómo tomarlo

El sabor afrutado del hibisco es picante y dulce, describe la dietista Beth Czerwony. Según describe en Cleveland Clinic las formas habituales de tomar el hibisco son: 

• Infusión: puedes preparar té de hibisco remojando flroes secas en agua hirviendo. También puedes comprarlo en bolsitas preparadas.
• Polvo: la planta también se comercializa en polvo, que se elabora a partir de partes secas de plantas finamente molidas. Mezcle el polvo con agua para hacer una bebida.
• Extracto: el extracto de hibisco es una forma líquida concentrada del suplemento. Puedes comprarlo en tiendas naturistas o de suplementos a base de hierbas.

También se puede caramelizar, asegura el etnólogo Juan Plantas. En fresco, cuando empiezan a envolverse en sí mismas las flores, se caramelizan con un almíbar suave y queda… ¡riquísima!", describe. "Es casi como una golosina natural".

El especialista ofrece asimismo consejos detallados para preparar la infusión: "Tomamos un par de flores secas o 3, por cada 250 mililitros de agua. Cuando está hirviendo, escaldamos sobre las flores y dejamos reposar al menos 3 minutos".