Jóvenes, mujeres, inmigrantes y rentas bajas, los más afectados por la pandemia: así ha golpeado la crisis del COVID-19 en España

Un impacto sin precedentes, desafíos prácticamente inéditos, uno de los mayores shocks que se recuerdan, efectos múltiples y negativos...: son algunas de las expresiones con las que en torno a una veintena de expertos analizan el impacto de la pandemia en España.

A partir de la interpretación de varios estudios, encuestas, investigaciones y datos, el Informe sobre la desigualdad en España 2022 —elaborado por Fundación Alternativas con la colaboración de la Fundación 1º de Mayo—, alerta de que la pandemia ha incrementado la pobreza y la desigualdad. 

También concluye que incluso el virus discrimina en función de factores socioeconómicos: no a todos los españoles les ha afectado por igual.

España es uno los países de Europa con mayores indicadores de desigualdad de renta y de pobreza, algo que ya sucedía antes del COVID-19 pero que se ha potenciado desde la pandemia. La crisis del coronavirus, que ha golpeado sobre todo en 2020 y 2021 pero cuyos efectos aún se perciben en 2022, "afectó a los colectivos más vulnerables, especialmente a los jóvenes, la población inmigrante y las mujeres", recoge el informe.

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"Dio lugar a un incremento de la desigualdad asociado al aumento del desempleo y la pérdida de ingresos salariales entre los trabajadores de ingresos bajos, además de generar moderados efectos negativos en el bienestar psicológico de los ciudadanos, con matices diferentes según colectivos de ingresos", desarrollan Rosa Martínez (profesora en la URJC) y Jesús Ruiz-Huerta (director del Laboratorio de Políticas Públicas de la Fundación Alternativas), codirectores del informe.

El informe subraya que los efectos negativos de la crisis fueron aminorados por las "rápidas decisiones políticas" tomadas en los primeros meses (apoyo al desempleo, los ERTE, ayudas a autónomos y pymes, ingreso mínimo vital y medidas de protección de la vivienda), así como por la consecuencia de esto: el impacto de la pandemia ha sido menor que el de la crisis financiera de 2008.

Sin embargo, la impresión que se llevan los codirectores del informe es que "la desigualdad sigue siendo un problema relevante, especialmente en España" y que la pandemia la ha incrementado, a pesar de los esfuerzos.

"Cuando un país mantiene niveles altos de desigualdad, y lo hace además de manera prolongada, están amenazadas muchas de sus bases sociales, más de lo que a veces nos imaginamos", advierte Luis Ayala, catedrático de Economía Aplicada en la UNED y codirector de los 4 anteriores informes sobre la desigualdad en España, en una rueda de prensa este miércoles 23.

Esta se ha notado durante la pandemia en muchos aspectos (desde la renta y sanidad hasta las horas trabajadas) y va más allá de lo coyuntural: "No podemos esperar que el ciclo ecónomico mejore nuestros problemas estructurales", afirma.

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Por su parte, Vicente López, director gerente de la Fundación 1º de mayo, señala que las tendencias liberales han calado en las politicas y en la mentalidad de la gente y sugiere que la desigualdad está vinculada con el cambio climático ("la huella ecologica tiene que ver con los países ricos, pero sobre todo con las personas ricas") y el racismo.

"La desigualdad es un problema político, democrático, serio, grave. Hay que empezar a preguntarse hasta qué punto este aumento de la desigualdad está detrás del aumento de la extrema derecha o de los neofascismos; hasta qué punto la frustración y la pobreza encuentran cierto regocijo en el nacionalismo patriótico que escuchamos o en la xenofobia", expone.

Finalmente, los codirectores del informe concluyen: "Todo parece indicar, además, que el nuevo escenario económico no augura mejoras sustanciales en la lucha contra la desigualdad, la pobreza y la exclusión social a lo largo de los próximos meses".

Estos son algunos de los puntos claves sobre cómo ha afectado el COVID-19 en España a distintos niveles, según los autores del informe:

Mercado de trabajo: un horizonte lejos de estar despejado

La pandemia —aún vigente— ha llegado a generar hasta ahora "desafíos prácticamente inéditos" para las economías nacionales y la práctica paralización durante meses de la actividad productiva en sectores no esenciales. 

España, con un gran peso del sector hotelero y turístico, ha salido mal parada, con un "desplome" de su economía (el PIB se contrajo más del 10% en 2020, y en el primer trimestre de 2022 era aún un 8% inferior al del final de 2019) superior al de otros países del entorno, aunque sin llegar al nivel de la Gran Recesión gracias a varias claves.

La "rápida respuesta de las autoridades", el papel de los ERTE, el comienzo inmediato de la recuperación económica tras la retirada de las restricciones a la actividad, la extensión del teletrabajo y la reforma laboral son algunos de ellos, según los autores.

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Sin embargo, también recuerdan el incremento de la pobreza relativa y la desigualdad —con caídas en la renta media de todos los quintiles menos el superior y un teletrabajo que beneficiaría sobre todo a los trabajadores de mayor nivel económico— y la situación económica actual, con la "incertidumbre" elevada por la guerra de Rusia en Ucrania sumada a la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y el aumento del coste de vida.

Sus consecuencias impactan más en las rentas bajas, exponen los autores, que advierten: el horizonte del mercado laboral español "dista de encontrarse despejado".

Salud física y mental: el coronavirus también discrimina entre ricos y pobres

Los más de 13 millones de casos y más de 115.000 muertes por COVID-19 que se han registrado en España durante la pandemia son solo parte de una realidad que golpea más a quien menos tiene.

"La pandemia COVID-19 ha evidenciado y profundizado las graves desigualdades sociales existentes en salud que afectan más y más severamente a los grupos sociales más vulnerables que viven en condiciones más precarias", describen los autores sobre un círculo vicioso: "El impacto del COVID-19 ha sido el resultado de las desigualdades previas y, a la vez, las ha perpetuado e incrementado".

Así, sugieren que el coronavirus sí distingue entre ricos y pobres y recogen la existencia de desigualdad en cuanto a la exposición al virus, la susceptibilidad a la infección y el acceso a los servicios de salud.

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Por ello, proponen una estrategia nacional al más alto nivel de lucha específica contra las desigualdades sociales en salud como "la lección más importante a extraer de la pandemia", piden fortalecer y renovar la sanidad pública (sobre todo servicios como atención primaria y salud mental) y sostienen que, en realidad, la lucha contra las desigualdades sociales en salud "es cuestión de voluntad política y prioridades".

En cuanto a las condiciones de trabajo y los riesgos psicológicos y de salud, otros autores destacan que la pandemia "empeoró las cosas". Las medidas de protección del empleo "evitaron daños mucho mayores", pero la inseguridad laboral "siguió progresando" y aumentaron los niveles de tensión en el puesto de trabajo (muchas exigencias laborales y bajo nivel de control), llegando a abarcar casi la mitad de la población asalariada.

"En realidad, estos problemas vienen de más lejos (...). De no revertirse, probablemente pagaremos un alto precio en salud en términos de exceso de mortalidad y morbilidad evitable", así como en trastornos de salud mental, avisan.

"Vimos qiue la pandemia amplificaba las desigualdades. No es verdad que los aplausos en los balcones eran el cambio de paradigma social; todo lo contrario: los hacíamos mientrastrabajadores padecian consiciones de trabajo muy complicadas", apunta en la conferencia de prensa el economista Vicente lopez.

Educación y digitalización: alcance limitado para acabar con "desigualdades estructurales"

"La pandemia ha sido uno de los mayores shocks que ha vivido el sistema educativo en España —y el mundo— que se recuerda", afirma Álvaro Ferrer Blanco, especialista de equidad educativa en Save the Children España, en el informe.

El confinamiento expuso una realidad de hogares sin ordenador, conexión a internet de banda ancha o alternativas al comedor escolar: según la ONG, solo un 5,7% del alumnado se benefició de ayudas o medidas de alimentación alternativas a este durante dicho periodo.

El especialista, que habla de la "cicatriz emocional, profunda y socialmente desigual que ha dejado la pandemia", pide hacer de la equidad la prioridad estratégica del sistema educativo en los próximos años y atender de forma específica y prioritaria el bienestar socioemocional y las habilidades no cognitivas en la escuela.

"En España, a pesar de que la pandemia ha colocado en la agenda pública la desigualdad educativa, en contraste con la estrategia de Italia o con las medidas planteadas en formación profesional, destaca el limitado alcance transformador de las políticas en educación básica a la hora de atajar las desigualdades estructurales", observa.

En otro apartado del documento se señala también a la exclusión digital potenciada por la pandemia como "fuente de desigualdades en diferentes ámbitos": a medio plazo, "es necesario resolver las brechas digitales para evitar que se perpetúen situaciones de desigualdad", se recomienda.

Pobreza e inseguridad alimentaria: las 'colas del hambre'

"Durante la pandemia provocada por la COVID-19, se han repetido situaciones similares a las acontecidas en la Gran Recesión de 2008, apareciendo signos de privación material extrema y carencias alimentarias graves que no se producían desde hacía años", apuntan varios autores.

"Si entre el 2008 y el 2013 se alertaba del aumento de las personas que solicitaban ayuda alimentaria en las organizaciones no gubernamentales, en el 2020 se comenzó a hablar de 'las colas del hambre'. La alimentación regresa de nuevo como un problema social en una sociedad, la española, con suficiencia alimentaria", añaden.

Vivienda: "débil protección social" al descubierto

No todas las personas pasaron los meses de confinamiento domiciliario en las mismas condiciones ni en el mismo tipo de vivienda, mientras que otras no pudieron pagar sus hipotecas, alquileres u otros gastos, como los de suministros: son otros de los efectos que dejó la pandemia, que también entró en las casas.

"En cierto modo, la pandemia, como en otras crisis, puso al descubierto la débil protección social de nuestro sistema de vivienda", recoge uno de los estudios del informe. 

El parque de alquiler social, con solo un 2 % de las viviendas principales, es uno de los más reducidos de la UE y queda muy por debajo del 9% en el que se encuentra la media comunitaria. Algo similar sucede con el gasto público en ayudas al pago del alquiler, "sistemáticamente muy inferior a la media europea": entre 5 y 6 veces menos en términos comparables de porcentaje de PIB, complementa.