España puede comprar tiempo con los fondos europeos, pero cuando se acabe el dinero el ajuste será brutal

Ilustración contrarreloj con un reloj de arena con dinero

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  • España tiene una oportunidad de oro: aprovechar la inyección de los fondos europeos para hacer las reformas que pide Bruselas sin recortar inversiones. 
  • Pero es un espejismo temporal: los fondos no durarán siempre y si, cuando se acabe el tiempo, España no ha hecho los deberes fiscales, el ajuste puede ser brutal.

"Aprovecha ahora que tienes tiempo para hacer los deberes, que si no luego vendrán los lloros" es una de esas advertencias que todo el mundo ha escuchado alguna vez en su vida. Es, también, lo que le podría pasar a la economía española si no se aplica ahora que entra en vigor el Pacto de Estabilidad.

España tiene una oportunidad de oro: aprovechar la inyección de dinero de los fondos europeos para hacer las reformas que pide Bruselas sin recortar inversiones. 

"Ahora mismo tenemos una oportunidad de no hacer recortes gracias a los fondos europeos. Parte de las inversiones se pueden hacer a través de ellos, y eso nos va a permitir tener algo de oxígeno en los próximos años", señala Carmen López, socia de Analistas Financieros Internacionales (Afi). 

Pero, si no la aprovecha, el ajuste puede ser muy duro cuando ese dinero se gaste

"Los fondos europeos son un espejismo temporal. Mientras estén, España podrá hacer cierto ajuste fiscal sin necesidad de sacrificar inversiones, pero no durarán siempre. Si no planteas una política fiscal sostenible y aumenta el gasto, el ajuste y el sacrificio serán mucho mayores en el futuro", avisa Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano.

España ha sido el primer país en recibir el dinero de los fondos europeos y uno de los más beneficiados en su cuantía: más de 163.000 millones de euros que irán a parar a la economía en un momento crucial, cuando el crecimiento podría verse resentido por una inflación más pegajosa de lo esperado, el impacto de los tipos de interés o el riesgo de recesión. Con una condición: hay que gastar ese dinero en tiempo récord, de aquí a 2026.

"Los fondos son buenos si los utilizas bien, porque te permiten crecer más, pero si creces y no reduces el déficit en un contexto complicado, te quedas sin margen de maniobra en el futuro si pasa cualquier cosa", conviene José Emilio Boscá, investigador asociado de Fedea. Y, después de una pandemia, una crisis energética y más de una guerra, hemos aprendido que puede pasar cualquier cosa.

Ilustración de amenazas para la economía con un equilibrista y bombas

En octubre del año pasado España recibió luz verde de la Comisión Europea para recibir todo el dinero de los fondos Next Generation EU. En total, 93.500 millones de euros, que se suman a los 69.500 millones ya aprobados en 2021. Un anunció que también abría la puerta a la solicitud de otros 10.000 millones de euros. Un cuarto pago que ahora está en jaque, al no haberse podido aprobar la reforma del subsidio del paro por el rechazo de Podemos.

Básicamente porque, desde este mismo año, los países europeos tendrán que apretarse el cinturón para cumplir con el nuevo Pacto de Estabilidad europeo.

En 2020, tras el batacazo económico que supuso el COVID-19, y después con la crisis de Ucrania, Bruselas decidió congelar el Pacto de Estabilidad, que fijaba las reglas fiscales de deuda y déficit que debían cumplir los países europeos. Concretamente, un déficit máximo del 3% y un techo de deuda del 60%, so pena de tener que aplicar ajustes en caso de no hacer los deberes.

Pero en 2024 vuelve a entrar en vigor un nuevo Pacto de Estabilidad con algunos cambios. "Estas normas establecen una serie de pautas sobre las que deben evolucionar las cuentas públicas y el aumento del gasto público para que la deuda sea sostenible", resume Josep Comajuncosa, profesor titular del Departamento de Economía de Esade. 

Y aunque el nuevo pacto será más flexible que el anterior, habrá que hacer ajustes igualmente. Sobre todo en el caso de países como España, con una deuda pública por encima del 100% y un déficit rondando el 4%.

"Una vez empiecen a aplicarse las normas, España tendrá que hacer ajustes seguro. No serán tan duros como deberían gracias a los fondos europeos. Pero, en cuanto estos se agoten, el ajuste será brutal. Solo estamos comprando tiempo", advierte Feás.

La inyección de fondos constituye una ventaja, y es que servirán para destinarlos a gasto público, dirigidos a inversiones que ayudarán a que la economía crezca. "Si te viene de fuera una inyección de fondos que es gratis puedes destinarla a partidas de gasto: es como una inversión llovida del cielo", ilustra Boscá.

Comparación de barras de tamaño diferente

Incluso aquellos fondos que no son ayudas directas, sino préstamos, vienen en mejores condiciones de las que se pueden encontrar en el mercado en un momento de tipos de interés altos.

El problema, señala Comajuncosa, es que aunque los fondos "dan cierto margen, al permitir financiar cierto gasto en inversión pública, tienen una fecha final. En un horizonte de un par de años van a desaparecer".

"La idea es que deberíamos haber aprovechado todo este tiempo para implementar reformas estructurales, porque los fondos se van a acabar, y el verdadero problema es qué pasará entonces", añade Feás.

¿Y qué pasará? En primer lugar, "cuando desaparezcan los fondos nos vamos a encontrar con una economía donde falta inversión pública y privada. Si con ellos no logramos darle impulso al crecimiento, podemos tener problemas presupuestarios en el futuro", observa Boscá.

Pero no solo. En un momento en el que Bruselas pide a los estados europeos cierta contención en el gasto y una senda sostenible de reducción de la deuda y el déficit, si España no aprovecha para hacer los deberes mientras hay dinero, le tocará hacerlos cuando ese dinero ya no esté, y entonces pueden venir ajustes peores.

"Europa nos va a obligar a consolidar, ya veremos hasta qué punto. Vamos hacia un escenario de consolidación: o gastando menos, o ingresando más, o con una combinación de ambas", apunta Boscá.

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