Una mujer de 62 años redujo su edad biológica hasta los 43 años con este plan de dieta y estilo de vida

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  • Seguir un programa de dieta y estilo de vida diseñado para impactar la metilación del ADN dio como resultado una disminución media en el envejecimiento biológico de 4,6 años, según un estudio sobre 6 mujeres.
  • Una voluntaria de 62 años y una edad biológica de 57,33 al inicio del estudio retrasó su reloj biológico hasta los 43,6 tras 8 semanas.
  • El plan de estilo de vida para reducir la edad biológica incluyó alimentos ricos en epinutrientes, 30 minutos de ejercicio y dormir al menos 7 horas diarias.

La fecha de tu DNI marca tu “edad cronológica”, es decir el tiempo que llevas vivos. Sin embargo, los científicos están explorando el fenómeno de la "edad biológica", un indicador de la edad de las células que puede servir para conocer el estado real del cuerpo.

Lo que entre otras cosas ha dado lugar a un creciente número de nuevas compañías biotecnológicas dispuestas a decirte cómo de viejos son tus órganos a través de los kits que han diseñado.

El envejecimiento en sí mismo se ha identificado como un factor común de enfermedades crónicas y un objetivo esencial a la hora de extender la vida útil de la salud humana. Por lo que lograr una edad biológica más joven podría tener el potencial de mejorar la salud, la longevidad y en última instancia el coste que la enfermedad tiene para los sistemas de salud.

Ahora un estudio reciente del Instituto de Medicina Funcional de la Universidad Virginia Commonwealth (EEUU) y la Asociación Estadounidense de Nutrición ha encontrado pruebas que sugieren que el camino para lograr retrasar este reloj biológico pasa, como no debería sorprender, por adoptar un estilo de vida saludable.

Tras evaluar sobre 6 mujeres un programa de dieta y estilo de vida diseñado para impactar la metilación del ADN, este dio como resultado una disminución promedio en el envejecimiento biológico de 4,6 años

El grado de metilación del ADN, —un proceso por el cual se añaden grupos metilo al ADN— es esencial para el desarrollo normal del organismo y se asocia con el envejecimiento o la aparición de enfermedades vinculadas a la edad. Por ello es una herramienta frecuente a la hora de medir el envejecimiento biológico.

Los resultados, publicados en la revista Aging, continúan la investigación realizada previamente sobre hombres que redujeron su edad biológica en un promedio de 3,23 años en comparación con los controles tras adoptar un plan similar. 

“Esta serie de casos de mujeres participantes amplía el estudio piloto anterior de esta intervención en hombres, lo que indica que se pueden lograr cambios de edad biológicos favorables en ambos sexos", afirman los autores.

Una pacientes de 62 años redujo su edad biológica hasta los 43,6

El equipo de investigadores llevó a cabo una intervención consistente en un programa de 8 semanas sobre las 6 particpiantes. Este incluía orientación sobre dieta, sueño, ejercicio y relajación, suplementos de probióticos y fitonutrientes junto con asesoramiento nutricional.

La edad cronológica promedio al comienzo del programa fue de 57,9 años y todas menos una de las participantes tenían una edad biológica más joven que su edad cronológica al comienzo del programa.

 

Usando una prueba bioquímica conocida como reloj Horvath DNAmAge, los científicos encontraron una reducción máxima de la edad biológica de 11,01 años mientras que la reducción mínima fue de 1,22 años. En el caso más llamativo, la voluntaria de 62 años rejuveneció su edad biológica de 57,33 al inicio del estudio hasta los 43,6.

El plan de estilo de vida para reducir la edad biológica

Las participantes siguieron una intervención que incluía un conjunto específico de recomendaciones tanto a nivel de alimentación como de descanso y ejercicio.

Se favoreció una dieta rica en epinutrientes, nutrientes que proporcionan cofactores para la actividad de metilación del ADN, explica el estudio. Estos incluyeron folato y betaína, vitamina C, vitamina A, curcumina, galato de epigalocatequina (EGCG), ácido rosmarínico,  quercetina, y la luteolina.

Se restringieron los carbohidratos simples y la dieta se centró en gran medida en vegetales, pero incluía proteínas animales ricas en nutrientes —de 5 a 10 huevos por semana, 170 gramos de proteína animal al día y tres porciones de 85 gramos de hígado por semana—. 

Así un día típico conllevó comer:

  • 2 tazas de verduras de hojas verdes
  • 2 tazas de verduras crucíferas
  • 3 tazas de verduras de colores
  • ¼ taza de semillas de calabaza
  • ¼ taza de semillas de girasol
  • 2 porciones de adaptógenos de metilación
  • 1 a 2 remolachas
  • Suplemento de hígado o hígado (tres porciones de 3 onzas por semana)
  • 1 porción de huevo (5-10 por semana)

También se pidió a las participantes que comieran todos los alimentos dentro de un período de 12 horas cada día para incorporar un nivel básico de ayuno intermitente. Se les animó además a realizar un consumo de agua de 8 vasos diarios.

Los suplementos dietéticos aconsejados consistieron en un probiótico de Lactobacillus plantarum 299v. L. plantarum  y un polvo de frutas y verduras, rico en compuestos polifenólicos adicionales, 2 veces al día.

Las modificaciones en el estilo de vida que se pidió que incorporaran incluían al menos 30 minutos de actividad física al menos 5 días a la semana, de moderado a intenso. Se animó a dormir un mínimo de 7 horas por noche y participar en 2 sesiones de ejercicios de respiración de 10 minutos por día diseñadas para ayudar a la relajación.

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