Así es realmente trabajar para Sam Altman, el gurú detrás de ChatGPT

Kali Hays,
Darius Rafieyan,
| Traducido por: 
Sam Altman, CEO de OpenAI.
Sam Altman, CEO de OpenAI.

Justin Sullivan/Getty

  • La forma de dirigir OpenAI de Sam Altman ha sido objeto de debate desde que su propia junta directiva le intentó destituir. Han surgido dos versiones: un CEO "altamente tóxico" y alguien tan querido que, si él se fuese, todo la plantilla dimitiría en masa.
  • Las personas cercanas a Altman dicen que puede ser impaciente y un poco altivo, pero que es excepcionalmente accesible.

La reciente salida y posterior restitución de Sam Altman como CEO de OpenAI, la desarrolladora de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT o DALL·E, han puesto en el punto de mira tanto su manera de dirigir como su propia personalidad.

Han surgido dos versiones distintas. Una asegura que se trata de un jefe "altamente tóxico" (como publicó el Washington Post en un artículo en el que se recogían vagas acusaciones de abuso psicológico), la otra dice que es alguien tan admirado por sus propios empleados que todos amenazaron con dimitir a si Altman no era reincorporado.

Varias personas que han trabajado estrechamente con el director ejecutivo de OpenAI han explicado a Business Insider que la verdad se encuentra en algún punto intermedio.

Parece que, aunque Altman sea alguien ambicioso y decidido de una forma que puede hacerle impaciente, brusco y un poco altivo (a veces en lo que respecta a Microsoft), también es un jefe extraordinariamente accesible, que ha intentado diseñar una empresa de forma que todo el mundo sienta que tiene derecho a hablar, afirman estas personas.

"Lo que más me gustaba de OpenAI es que te escuchaban", ha señalado un extrabajador a este medio de comunicación. "Quizás no conseguías tener razón, pero conseguías que te escuchasen".

Altman es extraordinariamente accesible

El CEO de la desarrolladora de ChatGPT se asegura de mantener grandes franjas de su agenda libres, sin reuniones programadas, han indicado muchas personas. Prefiere hablar rápidamente con alguien cuando surge una duda. Incluso en las reuniones internas, los empleados pueden hablar.

Todos los trabajadores de OpenAI tienen una invitación abierta para ponerse en contacto con Altman directamente a través de Slack y, a menudo, se conecta a una llamada de Google Meet en cuestión de minutos, ha expresado una persona, que ha añadido que un número "insano" de personas tienen su número de teléfono personal.

A principios de este año, meses antes del despido fulminante, los trabajadores de OpenAI describieron a Altman como un jefe al que se veía regularmente trabajando en varios lugares de la oficina, desde el sofá hasta la cocina, dando a la plantilla amplias oportunidades de acercarse y hacer preguntas. A menudo se le veía comiendo en el comedor por esa misma razón, ha señalado otro empleado.

Sam Altman

Altman y los cofundadores de OpenAI diseñaron la compañía como una organización plana, con pocos niveles fuera de la alta dirección. Casi todos los ingenieros tienen el título de "miembro del personal técnico", en lugar de títulos específicos para denotar antigüedad, como suele ser habitual en el sector.

Las diferentes posturas de la junta de OpenAI que finalmente llevaron a la destitución de Altman también fueron cuidadosamente pensadas. Altman no quería un "consejo de aprobación", es decir, un consejo que se limitase a aprobar lo que él quisiese hacer, ha dicho una persona.

La relación con Microsoft

Aunque Altman sea accesible, las fuentes de la empresa afirman que su obsesión por hacer crecer la compañía puede hacerle parecer seco, impaciente y altivo con respecto a otras grandes empresas tecnológicas. 

Este último es un rasgo de arrogancia bastante común entre los directores ejecutivos de las startups de Silicon Valley. En el caso de OpenAI, la actitud de superioridad impregna la cultura corporativa incluso con respecto a su gran socio Microsoft, al que un trabajador de OpenAI ha indicado a Business Insider que se considera "el más grande y lento" de todos los gigantes tecnológicos.

Para muchos integrantes de Microsoft, la asociación de la compañía con OpenAI bajo el liderazgo de Altman no ha sido tan amistosa como pueden dar a entender los intercambios de cumplidos entre Altman y el CEO de Microsoft, Satya Nadella, han relatado a este medio fuentes cercanas a la relación.

Existe un resentimiento latente dentro de Microsoft por lo que dicen que se siente como un intercambio unidireccional de información. Solo un pequeño grupo de empleados de Microsoft tiene pleno acceso a la tecnología de OpenAI y existe la percepción de que los que sí que tienen acceso no reciben crédito por sus contribuciones a OpenAI.

Los CEO de Microsoft y OpenAI, Satya Nadella y Sam Altman, en la primera conferencia de desarrolladores de OpenAI.

La relación ha tenido idas y venidas, han expresado las personas relacionadas con la situación. OpenAI permitió a Microsoft anunciar Bing con GPT-4 antes de que tuviese lugar el lanzamiento oficial del modelo de IA, pero ambas empresas no se pusieron de acuerdo con respecto a los precios.

Además, también existen quejas por lo que los trabajadores consideran una falta de inversión en productos internos de Microsoft y por el hecho de que OpenAI sea la primera en utilizar los recursos informáticos de Microsoft.

Sin embargo, según estas personas, OpenAI se queja de que no dispone de suficientes GPU de la nube de Microsoft. La escasez de tarjetas gráficas es una queja recurrente entre las compañías tecnológicas que están apostando por la inteligencia artificial.

En una publicación de X (Twitter) en la que anunciaba que OpenAI había vuelto a habilitar su oferta de suscripción, Altman quiso hacer referencia a este problema diciendo: "Gracias por vuestra paciencia mientras encontramos más gpus". 

Microsoft ha declinado hacer comentarios con respecto a la publicación de este reportaje y OpenAI no ha respondido a la petición de declaraciones de Business Insider.

La cultura de OpenAI está cambiando

Altman vuelve a liderar OpenAI en un momento en el que a los empleados les preocupa que, tanto la desarrolladora de ChatGPT como él, estén cayendo en un comportamiento más propio de las grandes empresas tecnológicas de las que se burlaban.

"El bombo y platillo de ChatGPT hizo pivotar a la compañía hacia una organización de consumo en lugar de un laboratorio de investigación", ha argumentado una de las fuentes de este medio de comunicación. "Puede que a mucha gente eso no le haya gustado".

Cuando OpenAI estaba planeando las contrataciones para 2023 a finales del año pasado, Altman no quería contratar a más de 100 personas, ha señalado una persona con conocimiento directo sobre ese debate. En cambio, Mira Murati, la directora de Tecnología a la que muchos trabajadores consideran CEO de facto de OpenAI, quería contratar a cientos de empleados.

 

"Lo que todo el mundo pasaba por alto, y yo creía que era obvio, era que Sam estaba hablando de un problema de calidad de la oferta, no de un problema de planificación de plantilla", ha indicado esta persona.

Al final, Altman perdió la discusión y OpenAI prácticamente duplicó su personal este año hasta superar los 800 empleados, según las estimaciones de una fuente con información privilegiada.

Ahora, algunos trabajadores creen que la startup de inteligencia artificial ha dejado entrar a demasiados empleados de grandes empresas tecnológicas para que ayuden a comercializar y ampliar el negocio, lo que ha creado una división interna.

"Son perfectamente capaces, pero no marcan la diferencia", afirma esta persona. "La densidad del talento se está diluyendo".

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