La economía española seguirá creciendo en los próximos trimestres, mientras el PIB ya roza los niveles prepandemia, según el Banco de España

El Banco de España.

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  • El Banco de España ha presentado el Informe Anual 2022 en el que destacan el buen comportamiento de la economía española y que el PIB está muy cerca de los niveles pre-COVID.
  • Resaltan que, a pesar del crecimiento, la renta per cápita española sigue lejos de la media europea.

El Banco de España ha presentado el Informe Anual 2022 en el que, por regla general, se ensalza el buen comportamiento de la economía española. A pesar de ello, es destacable que la renta per cápita en España sigue lejos de la media europea. 

Señalan que, en las últimas décadas, el crecimiento observado de la economía española no ha sido suficiente para lograr la convergencia con el nivel de renta per cápita del área del euro

Esta falta de convergencia ha venido determinada, fundamentalmente, por la persistencia en el tiempo de 2 deficiencias bien conocidas: una baja productividad y una tasa de empleo reducida, que además han presentado tradicionalmente una correlación negativa.

 

En particular, en 2005 se alcanzó el mínimo diferencial con el área del euro tras un crecimiento muy intenso del empleo, que vino acompañado, no obstante, de un empeoramiento de la productividad y de una acumulación de considerables desequilibrios macroeconómicos y financieros que derivaron en una recesión profunda en España a raíz de la crisis financiera global.

Corregir estas deficiencias sin acumular otros importantes desequilibrios macroeconómicos, financieros o sociales debería ser uno de los objetivos fundamentales de la política económica en España.

El PIB aumenta más que la media europea y casi recupera niveles prepandemia

Sin duda, el aspecto más positivo de los que se repasan en el informe del Banco de España es el que apunta a que la actividad económica se ha mostrado más resistente de lo inicialmente previsto, y en los meses transcurridos de 2023 parecen advertirse señales de un renovado dinamismo. 

En conjunto, el crecimiento del PIB real se situó en el 5,5% en 2022 en España (3,5% en el área del euro), con un crecimiento intertrimestral de la economía española del 0,5% en el primer trimestre de 2023 (0,1% en el área del euro). 

Si se toma como referencia el momento previo al inicio de la pandemia, el nivel del PIB real se sitúa todavía un 0,2% por debajo del observado entonces (2,5% por encima en el área del euro).  

Por ramas, la agricultura y los servicios ya han recuperado la actividad previa al Covid-19, al contrario que la industria y la construcción.

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A la resiliencia de la economía, sostienen, habrían contribuido la reversión de las perturbaciones de oferta previas, que se concretó en un descenso de los precios energéticos en los mercados internacionales a partir del verano —al haberse disipado los escenarios más adversos de evolución de la crisis energética—, y la resolución gradual de los cuellos de botella en el comercio internacional surgidos en 2021, lo que llevó a una progresiva moderación de la inflación a partir del otoño. 

Además, los hogares disponían de amplios colchones de ahorro acumulados durante la pandemia, el repunte de la demanda tras el COVID-19 siguió generando efectos positivos y la transmisión del giro restrictivo de la política monetaria aún no era completa. 

Todo ello, en un contexto en el que la actividad se ha visto favorecida por el impulso fiscal proporcionado por las medidas desplegadas por las autoridades para paliar las repercusiones de la crisis inflacionista.

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En este período, ha sido particularmente destacable el crecimiento del empleo, favorecido por la moderación salarial, con un aumento del número de ocupados acumulado desde el inicio de la pandemia superior al de la actividad y de las horas trabajadas. 

En términos de su composición, el repunte en los servicios ha sido el motor del crecimiento, especialmente en la primera mitad de 2022. Por el contrario, las ramas de manufacturas intensivas en consumos energéticos se han visto más afectadas por el encarecimiento de estos inputs. 

Asimismo, destaca el dinamismo de las exportaciones, que mostraron una contribución elevada al crecimiento del PIB. Es especialmente reseñable la recuperación del turismo internacional, si bien las exportaciones de servicios no turísticos también están mostrando un comportamiento muy expansivo. 

Como resultado, la disminución del superávit por cuenta corriente fue relativamente moderada en 2022, a pesar del fuerte ascenso de los precios energéticos.

Las perspectivas económicas para los próximos años

De acuerdo con las últimas proyecciones del Banco de España, se espera que la economía española presente un grado creciente de dinamismo en los próximos trimestres. En el conjunto de 2023, el avance del PIB se moderaría sustancialmente respecto al de 2022, pero la aceleración progresiva de la actividad permitiría que el crecimiento del PIB superara el 2%, en promedio anual, en 2024 y 2025. 

De hecho, la información más reciente muestra un crecimiento de la actividad mayor que el previsto en el primer trimestre de este año, lo que, junto con la revisión reciente de la serie histórica, sugieren que el PIB real podría crecer este año por encima del 1,6% previsto en sus últimas proyecciones. 

Al incremento del ritmo de avance del producto contribuirán, entre otros factores, la disminución prevista de las presiones inflacionistas (con la consiguiente recuperación de la confianza y de las rentas reales de los agentes), la desaparición de las disrupciones en las cadenas productivas globales y el despliegue de los fondos vinculados al programa Next Generation EU (NGEU).

No obstante, estas proyecciones están sujetas a una incertidumbre muy elevada, y existen riesgos de que se materialicen escenarios menos positivos. En particular, la eventual duración de la guerra sigue siendo la principal fuente de riesgo para Europa. 

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El curso futuro de la economía mundial también es motivo de preocupación, en un contexto de endurecimiento de la política monetaria a nivel global y de riesgos geopolíticos significativos, a lo que se han añadido las dudas sobre el impacto y la persistencia de las tensiones financieras recientes.

Además, en el ámbito interno, subsisten incertidumbres acerca de la posible contribución al consumo privado del ahorro acumulado por los hogares durante la pandemia, y en torno al ritmo de ejecución de los proyectos asociados al programa NGEU.

Del mismo modo, las perspectivas de crecimiento dependerán crucialmente de que se concrete la desinflación proyectada. 

Una mayor persistencia de tasas de inflación elevadas ralentizaría la recuperación y, en caso de observarse dicha persistencia en el área del euro en su conjunto, conduciría con elevada probabilidad a un endurecimiento adicional de la política monetaria y, por tanto, de las condiciones financieras.

La inflación seguirá siendo elevada durante 2023

Además de la renta per cápita y el PIB, el tercer indicador clave que analiza el estudio del Banco de España es la inflación

Apuntan que el repunte de la inflación en España, que comenzó en 2021 y se intensificó en 2022, ha sorprendido por su intensidad y persistencia, al igual que en el resto del área del euro. Inicialmente, la inflación se vio impulsada por el componente energético. 

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Pero este repunte se fue trasladando, a lo largo del año, tanto a los precios de los alimentos como a los del componente subyacente (esto es, bienes no energéticos y servicios). 

Tras alcanzar un pico en el último verano, la inflación comenzó a descender, tendencia que se ha prolongado hasta la actualidad. Esta disminución obedece fundamentalmente a la fuerte desaceleración de los precios energéticos, y, sólo muy recientemente, se ha observado una ligera reducción de la inflación subyacente.

Recuerdan que, ante las crecientes tensiones inflacionistas y el repunte en las perspectivas de inflación, el BCE comenzó, a finales de 2021, un proceso de endurecimiento de su política monetaria para "cumplir con su objetivo de mantener la inflación del área del euro en el 2% en el medio plazo".

Este endurecimiento, agregan, "ha sido el más intenso y rápido desde la creación de la UEM. Este proceso tiene costes a corto plazo, en términos de menor actividad económica, pero el mantenimiento de la estabilidad de precios es la mayor contribución que el banco central puede hacer para garantizar un crecimiento económico sólido a largo plazo".

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De cara al futuro, se prevé que la inflación continúe en niveles elevados en el área del euro durante el resto de 2023, aunque en una senda descendente, "que permitiría que se situase cerca de nuestro objetivo del 2% en el medio plazo. 

Esta disminución se sustentaría en una combinación de factores, que, por una parte, incluye la desaparición gradual de los efectos asociados a la reapertura de la economía, a las perturbaciones de oferta anteriores (cuellos de botella en la oferta y precios de la energía elevados) y a la depreciación del euro; y, por otra parte, se vería reforzada por la creciente traslación de la caída reciente de los precios de la energía y por la apreciación del tipo de cambio". 

También se explica por la moderación de la demanda interna, como consecuencia, entre otros factores, "de nuestras decisiones de política monetaria".

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