Los servicios de suscripción de Meta y Twitter demuestran que a las redes sociales les importa más el dinero que la libertad de expresión

Hasan Chowdhury
| Traducido por: 
Mark Zuckerberg, CEO de la matriz de Facebook (izquierda) y Elon Musk, CEO de Twitter.
Mark Zuckerberg, CEO de la matriz de Facebook (izquierda) y Elon Musk, CEO de Twitter.

Kevin Dietsch/Michael Gonzalez/Getty

  • Tanto Meta como Twitter ya forman parte de manera oficial de la economía de los servicios de suscripción.
  • Estas redes sociales buscan obtener ingresos a través de cuotas mensuales conforme disminuye la inversión publicitaria, pero, al hacerlo, corren el riesgo de que sus plataformas solo sean atractivas para aquellos usuarios dispuestos a pagar.

Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, lo que quizá podría explicar el hecho de que Meta, matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, siga adelante con su última y descabellada idea: hacer que los usuarios paguen por acceder a sus redes sociales.

Todavía dolido por su fallido lanzamiento del metaverso, Mark Zuckerberg, CEO Meta, presentó este domingo Meta Verified, un nuevo servicio de suscripción para Facebook e Instagram que va a costar 12 dólares en su versión web y 15 en smartphone.

Esta suscripción ofrece a los usuarios acceso a una cuenta verificada, contacto directo con un servicio de atención al cliente y —lo que quizá sea más importante— una mejora de la visibilidad y el alcance de sus publicaciones.

Meta ha asegurado que no se producirán cambios en las cuentas que ya estén verificadas, sino que el servicio se dirigirá principalmente a los creadores de contenido que busquen incrementar su número de seguidores. 

Se espera que este servicio llegue primero a mercados específicos, como Australia o Nueva Zelanda, y que luego se realice un despliegue a nivel mundial. La red social de Elon Musk, Twitter, ha llevado a cabo una estrategia muy similar a la que ahora plantea Zuckerberg, tanto es así que el CEO de Tesla ha afirmado que era "inevitable" que Meta siguiese el camino de Twitter.

Meta costará 11,99 dólares en web

Es cierto que los usuarios no tienen por qué desprenderse de su dinero así como así, pero, si eligen no hacerlo, podrían ser discriminados en cierta medida. 

Al parecer, Facebook e Instagram amplificarán las voces de un número específico de usuarios que están dispuestos a pagar por disponer de un altavoz más grande, algo que difiere considerablemente de aquellos servicios que han evolucionado hasta convertirse —supuestamente— en las plazas del pueblo del siglo XXI.

Las nuevas suscripciones de Silicon Valley corren el riesgo de convertir las grandes ventajas de las redes sociales, como la libertad de expresión, el alcance global o la visibilidad, en un coto privado en el que solo puedan opinar unos pocos, y todo ello porque Zuckerberg y Musk necesitan engrosar sus cuentas de resultados.  

La caída en picado de la publicidad digital

Tanto Twitter como Facebook afrontan en la actualidad un importante desplome de sus ingresos por publicidad (una fuente que supone más del 90% de los ingresos de estas empresas), ya que los anunciantes están reduciendo drásticamente sus inversiones ante el temor a una nueva recesión económica

En el caso de Meta, los cambios introducidos por Apple en su política de privacidad en abril de 2021 han sido señalados como una de las razones clave para la caída que han experimentado sus ingresos publicitarios. La compañía adelantó en febrero del año pasado que estos cambios le supondrían unas pérdidas de más de 10.000 millones de dólares en ingresos publicitarios en 2022.

Twitter, por su parte, sufrió en 2022 una caída del 40% de sus ingresos interanuales, según una periodista de Platformer, ya que varios anunciantes dejaron de invertir en la red social durante los primeros —y caóticos— meses de Musk al frente de la organización.

 

El momento escogido para lanzar los respectivos modelos de suscripción de Meta y Twitter no parece casual: ambas empresas han anunciado o lanzado estos servicios en un contexto en el que se están viendo afectadas por una fuerte caída en sus inversiones publicitarias. 

La matriz de Facebook sostiene que su nuevo servicio de suscripción está especialmente pensado para creadores de contenido, pero esa afirmación no es del todo sincera, ya que todos los usuarios de redes sociales son, en realidad, "creadores de contenido". 

Publicar y seguir perfiles en Facebook e Instagram ayuda a fomentar la participación de los usuarios, lo que a su vez mejora la segmentación publicitaria y, por lo tanto, puede generarle ingresos a estas tecnológicas. 

¿Dinero a cambio de nada?

La verificación de cuentas se perfila como algo realmente importante para compañías como Twitter o Facebook, que han tenido un pasado truculento con la desinformación que existe en estas plataformas y con las cuentas falsas que hay en ellas. Garantizar que las personas son quienes dicen ser es importante para estas empresas. 

Sin embargo, al introducir un modelo de suscripción para combatir los problemas que desde hace tiempo afectan a sus redes sociales, Zuckerberg y Musk corren el riesgo de alejar a los usuarios auténticos que no pueden permitirse pagar, especialmente en un contexto en el que se está produciendo una escalada generalizada de los precios.

Rob Leathern, exdirector sénior de gestión de productos de Facebook, explica en una publicación de LinkedIn que "existen muchas razones de peso para lanzar algo como esto de pago", porque la verificación de identidad de los usuarios cuesta mucho dinero y no es "100% precisa". 

Ilustración del logo de Twitter en la pantalla de un smartphone sobre la silueta de Elon Musk.

Leathern puede haber dado con una de las claves, y es que el antiguo sistema de verificación del que disponían estas plataformas afronta sus propios desafíos. A menudo, los usuarios que buscan ser verificados acaban siendo rechazados por un sistema que parece caracterizarse por sus incoherencias y por decidir de manera arbitraria quién obtiene y quien no la verificación.

Hasta Jack Dorsey, antiguo director general y cofundador de Twitter, reconoció que el sistema de verificación de su red social estaba roto en 2017, cuando se hizo evidente que la verificación estaba siendo "interpretada como un respaldo o un indicador de importancia" en lugar de autentificar "la identidad y la voz" de un usuario en particular.

Aun así, el coste de resolver este problema debería correr a cargo de las propias compañías, dada la función básica que pretende cumplir para sus usuarios. Al cobrar por ello, Zuckerberg demuestra un claro desconocimiento de cómo funcionan las redes sociales, ya que debería ser Facebook y no sus propios usuarios la que se encargase de verificar quién accede a su plataforma.

Tan solo el 0,2% de los usuarios de Twitter en Estados Unidos se habían suscrito al servicio de suscripción impulsado Musk, Twitter Blue, a finales de este mes de enero. Lo que podría ser una señal de que los usuarios ven poco atractivo lo que se les ofrece a cambio de una cuota mensual. 

Meta puede defender que persigue el bienestar de los usuarios con el lanzamiento de su nuevo servicio de pago, pero no debería sorprenderse si se encuentra con la misma respuesta por parte de estos que ha obtenido Twitter Blue. De hecho, la matriz de Facebook parece estar atendiendo única y exclusivamente a sus propias necesidades financieras con esta decisión.

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