El plan de China para aprovechar el caos mundial y suplantar a Estados Unidos podría estar funcionando

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El presidente chino, Xi Jinping, llega al aeropuerto internacional de San Francisco antes de la cumbre de la APEC del 14 de noviembre de 2023.

Justin Sullivan

  • El presidente chino, Xi Jinping, y el presidente estadounidense, Joe Biden, se reunieron en San Francisco con motivo de la cumbre de la APEC.
  • El encuentro se produjo en un contexto de intensificación de la competencia entre ambas potencias.
  • China está intentando aprovechar las guerras en Ucrania y Oriente Medio para aumentar su influencia.

El Presidente Joe Biden parece dispuesto a aliviar las tensiones con su principal rival mundial, el líder chino Xi Jinping, en un contexto de caos y conflicto global.

Ambos se reunieron en San Francisco, al margen del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en lo que supone el primer encuentro cara a cara entre los líderes estadounidense y chino en un año.

Al parecer, las autoridades estadounidenses y chinas pretenden restablecer las comunicaciones militares interrumpidas tras el incidente del globo espía de febrero para encontrar puntos de encuentro en asuntos como la forma de limitar el uso de IA en los sistemas de armamento nuclear.

Pero la intención de Biden de suavizar las tensas relaciones se encuentra con enormes obstáculos, ya que las diferencias entre las potencias son cada vez más marcadas. En conflictos que van desde Ucrania hasta Oriente Medio, China y Estados Unidos están enfrentados, respaldando a potencias rivales en la batalla por el predominio mundial.

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China, Rusia e Irán forman un eje antiestadounidense

China está explotando los conflictos para su beneficio, presentándose como la garante de las naciones que se consideran oprimidas desde hace mucho tiempo por el dominio mundial de Occidente, y está ganando nuevos aliados en el proceso.

En su afán por suplantar a Estados Unidos, Pekín ha estrechado lazos con Rusia e Irán, los archienemigos mundiales de la primera superpotencia mundial.

"Tres potencias antiestadounidenses y antidemocráticas trabajan ahora juntas para enfrentarse, atacar y socavar los intereses norteamericanos y de sus aliados en múltiples partes del mundo", asegura a Business Insider Jonathan Ward, director general del Atlas Group.

La rivalidad se manifiesta en varios conflictos mundiales. 

Xi ha proporcionado al presidente ruso, Vladímir Putin, un apoyo diplomático y económico clave en su intento de conquistar Ucrania, mientras que la administración Biden ha entregado a Ucrania 75.000 millones de dólares en ayudas para que se defienda.

China se ha hecho eco de las intenciones del Kremlin al presentar el conflicto, no como una guerra de agresión sin justificación por parte de Rusia, sino como una respuesta justificada a la intromisión occidental en la región.

En Oriente Medio, China ha criticado el bombardeo israelí de Gaza, mientras que Estados Unidos lo ha defendido como una respuesta justa a los atentados terroristas del 7 de octubre perpetrados por Hamás, grupo terrorista respaldado por Irán, y ha desplegado buques de guerra en la región. 

La postura de Pekín, según los analistas, pretende ganarse la simpatía de los países que llevan tiempo enfadados por la hipocresía de Occidente en el conflicto palestino-israelí, incluidos muchos de los aliados de Estados Unidos en la región.

"Las guerras en Europa y Oriente Medio significan ahora que dos de los tres Estados autoritarios de este eje están en guerra o en un estado de guerra indirecta, y ambos Estados –Rusia e Irán– están respaldados por China", afirma Ward.

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Xi exhibe su nuevo poder

La cumbre del Cinturón y la Ruta celebrada en octubre en Pekín fue una demostración de fuerza por parte de Xi, y un desafío al poder de Estados Unidos. El invitado de honor de la cumbre fue Putin, sobre quien pesa una orden de detención de la Corte Penal Internacional por los crímenes de guerra cometidos por Rusia en Ucrania.

En el marco de la iniciativa "Cinturón y Ruta", China ha proporcionado miles de millones en préstamos para infraestructuras a países del llamado "sur global" de naciones en desarrollo. Pero se trata de algo más que de establecer lazos económicos, asegura Ward.

"Iniciativas como el Cinturón y la Ruta —que muchas naciones emergentes esperaban que tuvieran que ver únicamente con el desarrollo económico— son iniciativas geopolíticas antioccidentales cada vez más evidentes", afirma Ward.

"Incluso si no lo reconocen ahora, las naciones emergentes eventualmente tendrán que elegir un bando a medida que China utilice una combinación de incentivos económicos, apoyo a estados agresores como la Rusia de Putin y mendacidad diplomática para remodelar el orden internacional."

En la reunión, Xi presentó a nuevos aliados del sur global que han apostado su futuro a un mundo formado por el poder chino y no por el estadounidense.

"En una era de competencia entre grandes potencias, la imagen reforzada de China como defensora de la causa del Sur Global no es insignificante para influir en el mundo desarrollado", declara a Business Insider Yun Sun, analista del Centro Stimson.

Jeremy Chan, experto en política exterior china del Eurasia Group, afirmó que la cumbre, y la reciente apuesta respaldada por China de ampliar la alianza de los BRICS, se centraban en estrechar lazos con un selecto grupo de naciones.

China "está más interesada en profundizar las relaciones con unos pocos países socios estratégicamente, como los Estados Árabes, Etiopía y Argentina, que en seguir su anterior estrategia de 'todos a la vez en todas partes' que definió en gran medida los primeros años de los BRICS, por ejemplo", afirma.

Pero a pesar de la postura cada vez más desafiante de Xi en la escena mundial, empiezan a aparecer grietas en la fortaleza de China. Son puntos débiles que Biden probablemente espera aprovechar para negociar acuerdos con Xi y frenar la ambición china.

La economía china, tras décadas de crecimiento, atraviesa dificultades, con una crisis de la deuda inmobiliaria que provoca una espiral de desempleo y la marcha de los inversores extranjeros. A pesar de su desafío al poder occidental, China sigue dependiendo de los mercados occidentales y de la inversión estadounidense para evitar los peores efectos de la recesión.

Taiwán es un tema en el que Xi espera encontrar puntos en común con Biden.

La independencia de la nación insular ha sido durante mucho tiempo un punto caliente entre EEUU y China, con Xi declarando su determinación de recuperar el control del país y Biden señalando su compromiso de defender la autonomía de Taiwán.

Ahora que se acercan las elecciones en Taiwán, ambos líderes tratarán de reducir las tensiones.

"Reducir las tensiones con Estados Unidos redunda en el interés de Pekín, en la medida en que podría ralentizar el despliegue o disminuir la severidad de los controles estadounidenses sobre las exportaciones, aumentar la confianza de las empresas y disminuir las presiones de riesgo, y prevenir conflictos involuntarios", explica Jeremy Chan, analista del Eurasia Group.

Robot humanoide

"Las recientes declaraciones de Pekín, incluidas las del propio presidente Xi, indican que China desea reducir las tensiones y encontrar un terreno común en temas como la independencia de Taiwán para evitar, como mínimo, nuevos retrocesos."

Sun, el experto del Centro Stimson, asegura que Xi intentó aprovechar la reunión para pulir su imagen de estadista global y atajar los problemas económicos de China.

"La economía china no va bien y necesita la inversión, la tecnología y el comercio de Estados Unidos", comenta. "Mientras tanto, China quiere disuadir a Estados Unidos antes de las próximas elecciones presidenciales en Taiwán. Por último, Xi intenta aprovechar la oportunidad diplomática para consolidar su gran liderazgo."

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