Un elefante en la Comisión Europea: aunque los países alcancen un pacto fiscal contrarreloj, nacerá incompleto

Banderas de la Unión Europea

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  • La deuda y el déficit no son el único debate fiscal que debería estar sobre la mesa. No cuando Europa pretende hacer frente a una serie de desafíos estratégicos que requieren de grandes desembolsos, y que no está muy claro cómo se van a financiar.
  • Si esperamos a que llegue una crisis, los ajustes serán todavía mayores. Es un problema de timing que la Comisión Europea no está tratando. 

Europa avanza a empujones para desbloquear el Pacto de Estabilidad, un nuevo acuerdo que ha de marcar la senda de deuda y déficit a partir de 2024. El tiempo juega en contra: si los países no logran un pacto antes de que acabe el año, la economía podría hundirse. Pero es que, aunque se pusieran de acuerdo a tiempo, el pacto nace incompleto.

Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea comenzaron anoche las reuniones del Consejo de Asuntos Económicos y Financieros (Ecofin). A las 3 de la mañana, después de 8 horas de intenso debate, el Ecofin optó por darse un descanso. 

"Las discusiones muestran que hay un acuerdo de principios sobre dónde queremos que esté la zona de aterrizaje, pero no hemos finalizado todos los elementos", ha explicado esta mañana la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, que en la misma reunión ha sido elegida nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Sobre la mesa, un asunto crucial: el nuevo Pacto de Estabilidad que fijará las reglas fiscales que tendrán que cumplir los países a partir del año que viene. Finalmente, el acuerdo esperado no ha llegado hoy (sorpresa para nadie). Pero los países esperan desencallarlo en la próxima cumbre del 14 y 15 de diciembre o, incluso, convocar una posterior de carácter extraordinario.

Pero mientras las negociaciones avanzan a trompicones, hay un asunto igual de importante que está quedándose al margen.

"Los países tienen que tener un saldo equilibrado, sí. Pero, ¿cómo se compatibiliza eso con unas necesidades enormes de inversión?", se pregunta Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano. 

Si hablamos de fiscalidad, la deuda y el déficit no son el único debate que debería estar sobre la mesa. No cuando Europa pretende hacer frente a una serie de desafíos estratégicos que requieren de grandes desembolsos. Desembolsos que no está muy claro cómo se van a financiar.

"El problema es que esos debates no van en paralelo. Nadie quiere hablar de ello. Pero, por no hablar, el problema no desaparece", advierte Feás.

Solo poner en marcha las infraestructuras necesarias que garanticen una movilidad libre de emisiones costará 130.000 millones de euros al año de aquí a 2030, según cálculos de la Comisión Europea.

A falta de acuerdo, hoy el Ecofin ha elegido a Calviño como nueva presidenta del BEI. Una elección que, aunque en las últimas semanas se había complicado con la aparición de otra competidora, la excomisaria Margrethe Vestager en la carrera por el puesto, ayer el presidente Pedro Sánchez daba por sentado. 

Calviño tendrá que dejar el Ministerio de Economía. Un hueco que Sánchez tendrá que llenar a toda prisa, con la elaboración de los Presupuestos de 2024 en pañales, y donde el actual ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, tiene unas cuantas papeletas.

El nuevo ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá

Tiene que haber pacto sí o sí: las claves de la propuesta de España

Volvamos al Pacto de Estabilidad. Las reglas fiscales de la UE llevaban 3 años en modo pausa, desde que la Comisión Europea decidió suspenderlas para salir del atolladero provocado por la crisis del COVID-19. Se suponía que, ahora, los estados miembros iban a renegociarlas para llegar a un acuerdo más flexible que el anterior. Pero el tiempo se agota, ese acuerdo no termina de llegar, y el año que viene podrían volver los ajustes.

"En enero deberían reactivarse las reglas: o las aplicas como eran antes y se hunde la economía, o las reformas para que puedan aplicarse de forma más razonable. Pero no puedes no aplicarlas, porque se hundiría el prestigio de la Comisión", avisa Feás.

Si los 27 no se pusieran de acuerdo (y por lo pronto sigue habiendo roces), entraría en vigor el pacto anterior, mucho más estricto en las cifras, ya que fijaba un déficit máximo del 3% y un techo de deuda del 60%, so pena de tener que aplicar ajustes en caso de no hacer los deberes. 

Eso puede ser desastroso para economías como España, con una deuda que ronda el 110% del PIB y un déficit que roza el 4%. Es más, si en 2024 se mantuvieran las reglas antiguas, habría 11 países europeos con un déficit por encima del 3% y la deuda pública de casi la mitad de Europa estaría por encima del 60% del PIB.

Pedro Sánchez

Pero, mientras que países como España, Francia o Italia piden mayor flexibilidad en las nuevas reglas fiscales, Alemania defiende una postura más rígida, con ciertos límites que apliquen a todos los países. 

Calviño aprovechará la presidencia española del Consejo de la UE para tratar de desencallar las negociaciones con una nueva propuesta

Alemania pedía límites para todos, así que España propone que los países con una deuda por encima del 90% (como España) se comprometan a una reducción de la deuda del 1% del PIB cada año, mientras que los estados con una deuda de entre el 60% y el 90% tendrán que hacer un ajuste anual del 0,5%.

También introduce un colchón fiscal para los países con bajo déficit pero una alta deuda, a los que pedirá reducir el déficit para tener un 1,5% de margen por debajo del límite del 3% para tener espacio fiscal y poder responder a posibles shocks económicos. Mientras que a los países que superen el 3% del PIB se les castigará con el procedimiento de déficit excesivo, con un ajuste anual mínimo de al menos el 0,5% del PIB.

El debate sobre las inversiones: una patada hacia adelante que dará problemas

Pero, incluso aunque los 27 lleguen hoy a un acuerdo, no servirá de mucho si deja fuera una variable clave que marcará la senda de gasto de los países europeos en los próximos años: ¿Qué va a pasar con las inversiones en desafíos estratégicos? 

Es el elefante en la habitación. Todo el mundo sabe que es un problema, que será un problema, pero nadie abre el melón

"El problema es que las necesidades de la Unión Monetaria y las de inversión de Europa no tienen que ver con las de hace unos años", confirma Feás. Hay urgencia en la descarbonización, en la inversión en defensa, en la transición energética, la transformación digital... "Hace falta tener un saldo equilibrado, pero ¿cómo se compatibiliza eso con unas necesidades enormes de inversión?".

Ahora mismo, el debate sobre las reglas fiscales no está yendo de la mano de otro debate sobre las necesidades de inversión y cómo se van a financiar dichas necesidades. 

"Para evitar tensiones en la política monetaria, que el BCE se vea ante el dilema de proteger a un país concreto de aumentos de la prima de riesgo, es fundamental monitorizar déficit y deuda pública, pero ha de ir más allá. Es necesario una estrategia común ante los retos geopolíticos y geoeconómicos", recuerda Pedro Aznar, profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad en Esade.

Por ejemplo, para 2030, todos los hogares de la UE deberían tener conectividad de gigabit y todas las zonas pobladas deberán tener redes 5G; la producción de semiconductores en Europa deberá representar el 20 % de la producción mundial y Europa debería tener su primer ordenador cuántico.

Y para eso hacen falta planes claros. "Europa en general tiene todavía sensibles déficits públicos que debe ir reduciendo, sin prisa pero sin pausa. Si los mercados atisban que hay planes claros y fiables para la consolidación fiscal razonable a medio y largo plazo, entonces pueden ser receptivos a financiar durante un tiempo niveles superiores a los inicialmente aceptados siempre y cuando sirva para mejorar la productividad estructural de la región", explica Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano.

"No podemos seguir teniendo un debate sobre descarbonización sin dinero. Debería haber un presupuesto común para tener recursos comunes y gasto común, y no se está teniendo ese debate", lamenta Feás. Según cálculos de la Comisión Europea, poner en marcha las infraestructuras necesarias que garanticen una movilidad libre de emisiones costará 130.000 millones de euros al año de aquí a 2030.

"Hay que tener en cuenta que no solamente se trata de conseguir senda de consolidación, sino que esta tiene que ser compatible con el crecimiento", comentaba hace unas semanas el secretario de Estado de Hacienda, Jesús Gascón, en unas jornadas organizadas por APIE.

Para Gascón, "el acuerdo tiene que pasar por una nueva visión donde sea compatible el cumplimiento de las reglas con que exista margen con las inversiones que garanticen objetivos de Transición verde, defensa... Y que se puedan suspender las reglas fiscales en caso de que se produzca una situación complicada", 

"Hemos vivido experiencias donde ha primado la política de austeridad y conseguir unos objetivos cuantitativos a toda costa, y eso normalmente se traduce en profundización de la crisis", advertía también Gascón.

Si esperamos a que llegue una crisis, entonces los ajustes serán todavía mayores, coincide Feás. "Si tu PIB cae, tu deuda aumenta en relación al PIB. Esto es un problema de timing que la Comisión no está tratando". 

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