Los retos económicos del nuevo Gobierno: del drama de la baja productividad a reducir la deuda sin austericidio

Pedro Sánchez abandona el Congreso de los Diputados tras ser investido presidente del Gobierno.
Pedro Sánchez abandona el Congreso de los Diputados tras ser investido presidente del Gobierno.

REUTERS/Juan Medina

  • Mientras se sucedían las negociaciones (más centradas en la amnistía que otra cosa), el mundo no ha dejado de girar, y cada vez hay más escollos que salvar: a los problemas históricos se suman nuevos desafíos.
  • Business Insider España pregunta a expertos en economía cuáles son los retos que le espera al nuevo Gobierno: desde encontrar un equilibrio entre reducir la deuda sin austericidio, atajar el drama de la vivienda o el de la baja productividad.

España vuelve a tener nuevo Gobierno. Han hecho falta 3 meses de tira y afloja para que Pedro Sánchez lograra afianzar los apoyos suficientes del Congreso con los que ser investido presidente. Lo consiguió con mayoría absoluta, un resultado inédito para el PSOE desde 2004.

Pero mientras se sucedían las negociaciones (más centradas en la amnistía que otra cosa), el mundo no ha dejado de girar, y cada vez hay más escollos que salvar.

Business Insider España ha preguntado a los expertos en economía cuáles son los retos que le espera al futuro gobierno. El resumen es que los obstáculos de hace unos meses ya van pesando cada vez más, y se suman a los problemas que arrastramos de siempre.

Inflación, tipos de interés, guerras o recesión son solo algunos de los frentes que hoy sobrevuelan el horizonte, y que se añaden a desafíos históricos de la economía española, como el problema de la baja productividad o una deuda terrible, amén del reto de la transición energética o la digitalización.

4 razones por las que legislatura que afronta el nuevo Gobierno de Sánchez puede ser incluso más complicada que la anterior

El año empezó bien. La economía española inauguró 2023 como un tiro, y lo hizo a pesar de los obstáculos que iban interponiéndose en la senda de crecimiento, desde la inflación hasta la subida de tipos de interés, pasando por las turbulencias bancarias o la recesión en Alemania. Ahora, terminando el año, la economía sigue creciendo, pero con sombras en el horizonte.

"En esta legislatura el apoyo de la política monetaria será mínimo, las presiones inflacionistas, aunque menguan, continuarán erosionando el poder adquisitivo de las familias y algunos de nuestros principales socios comerciales (especialmente Alemania) se encuentran en recesión técnica", resume Salvador Jiménez, analista de Analistas financieros Internacionales (Afi).

Todos estos ingredientes terminarán impactando en la dinámica de crecimiento de la economía, hasta ahora favorable. Especialmente ahora que, por el lado del turismo y las exportaciones (los dos grandes motores en 2022 y 2023), hay escaso margen de mejora.

En cuanto a los problemas de siempre, María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, explica que "los grandes retos siguen siendo los mismos que hace 10 años y que hace 20 años: la educación y formación, las políticas activas y pasivas de empleo, reducir la tasa de paro y el aumento de la productividad".

La santísima trinidad del mercado laboral: paro, precariedad y temporalidad

El paro, la precariedad y la elevada temporalidad se han convertido en la santísima trinidad del mercado laboral en España. La gran anomalía de la que hablaba tanto Yolanda Díaz como ministra de Trabajo, y que lleva arrastrando la economía española desde hace décadas.

Aunque el anterior gobierno dejó la cifra de parados en su nivel más bajo en 15 años y la temporalidad en mínimos, la tasa de paro continúa superando el 12% en España. 

"Una tasa de paro de doble dígito sigue siendo excesivamente elevada, sobre todo cuando el número de vacantes sin cubrir alcanza niveles no vistos desde 2007", avisa Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, que considera que el nuevo gobierno tendrá que aumentar los recursos para la formación de parados y modificar los subsidios para incentivar la formación.

Pero no es el único reto que plantea el mercado de trabajo. Al gran problema de siempre (el paro) se suma ahora uno nuevo: la frenética transformación del mundo laboral y el problema de las vacantes. Fenómenos como la transformación digital o la transición energética se están traduciendo en menos empleo en unos sectores y nuevas oportunidades en otros.

Vacantes de puesto de trabajo silla libre

Algunos sectores tendrán que reducirse y la relevancia de otros sectores crecerá, con la transición energética. Unos van a destruir empleo y otros van a generar nuevas oportunidades. Hace falta políticas para reformar perfiles de estos sectores para encajar en los que crecen.

"Hace falta reducir el desempleo y mejorar el encaje entre el tipo de trabajadores que buscan las empresas y lo que produce el sector educativo o viene por inmigración", añade Cardoso, que lanza algunas recomendaciones:

"La de las prestaciones de desempleo es la gran reforma pendiente, que tiene que mejorar la eficiencia en el uso de los recursos e incentivar la contratación de los trabajadores en paro. Asimismo, muchas empresas echan en falta trabajadores con cualificación muy específica. Es necesaria una reforma de los Sistemas Públicos de Empleo, pero principalmente, del sistema educativo para mejorar esto".

La baja productividad: un problema typical spanish

España ha sorprendido con un crecimiento por encima de las economías europeas y una creación de empleo récord, pero este hecho convive con otro no tan positivo, advierte Jorge Galindo, director adjunto de EsadeEcPol, y es "una productividad estancada desde hace década y media".

Detrás de la mayoría de males que aquejan a la economía española está la baja productividad. Una enfermedad diagnosticada hace tiempo por los economistas. Una enfermedad con cura a la que, sin embargo, no se le hace mucho caso. Quizás porque lleva sufriéndose desde que el mundo es mundo. Quizás porque es más sencillo hablar de problemas en la superficie. 

"Es preocupante el reducido nivel de productividad y el escaso crecimiento de esta. Esta variable está en la base de la prosperidad y del bienestar de cualquier país en tanto que su crecimiento continuado permite el aumento de los salarios reales, el ensanchamiento del estado de bienestar, el crecimiento del PIB per cápita y la reducción de la pobreza", coincide Fernández.

"Ahora mismo tenemos la misma renta per cápita en términos reales (el mejor predictor que tenemos de la riqueza de un país) que en el año 2005: unos 24.600 euros. Vamos camino de dos décadas perdidas", lamenta Toni Roldán, director del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol). 

Para Galindo, hace falta "acoplar la necesidad de una senda de crecimiento económico más sólida a largo plazo, que pasa por una productividad mayor, y que esta eventual prosperidad llegue a quienes menos la disfrutan hoy día (perfiles más jóvenes; hogares de ingreso medio-bajo y bajo)". Y eso pasa por poner el foco en la educación de 0-3 años, refuerzos en primaria y secundaria, una formación profesional más eficaz, y soporte financiero para acceder a todo ello.

Ilustración de empleados en el trabajo sin productividad o sin motivación

¿El equilibrio es imposible? Reducir la deuda sin austericidio

 Ya lo cantaban Los Piratas: el equilibrio es imposible... Pero, ¿lo es? 

El gran reto del nuevo gobierno será lograr un equilibrio entre reducir la elevada deuda pública sin reducir crecimiento. Especialmente ahora que la Comisión Europea piensa recuperar las reglas fiscales de deuda y déficit con un nuevo Pacto de Estabilidad.

Para Cardoso, uno de los principales desafíos estará en "el cumplimiento con las nuevas reglas fiscales que se vayan a aprobar a nivel europeo, al mismo tiempo que posiblemente se extiendan las medidas de emergencia para paliar los efectos del incremento en el precio de la energía, cuando menos hasta marzo de 2024".

A partir de 2024, los países europeos tendrán que volver a cumplir las reglas de estabilidad fiscal marcados por Bruselas, y España no está precisamente bien posicionada. 

La enorme losa de la deuda se ha convertido en el regalo envenenado que le llega a todo nuevo gobierno, sobre todo después de la pandemia (aunque en este caso, es un regalito que se hace a sí mismo el Ejecutivo). Si en 2019 suponía el 95,5% del PIB, para marzo de 2021 se había disparado al 125,3%, y actualmente ronda el 111% del PIB.

"El Gobierno deberá implementar a corto plazo mecanismos de consolidación fiscal equilibrados, que no descarrilen el crecimiento, y diseñar un plan creíble y eficiente de inversión de los fondos europeos", aclara Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano.

Básicamente, España tendrá que asegurarse el crecimiento en tiempos de desaceleración, y al mismo tiempo garantizar la reducción de la deuda con una senda de ajuste creíble que convenza a los mercados y que cumpla con los deberes marcados por las reglas fiscales de Europa. 

Eso se traducirá en nuevos anuncios, explica Cardoso, "que permitan incrementar los ingresos o reducir los gastos". 

Una decisión (ingresos o gastos) nada fácil, ya que, como apunta Fernández, "hacerlo por la vía del aumento de la carga impositiva actúa en la dirección contraria a la de crear las condiciones favorables para el crecimiento de la inversión y de la productividad, mientras que la contención del gasto requiere un difícil cambio de cultura, ya que exige una búsqueda constante de la eficiencia".

El Gobierno tendrá que revisar, por ejemplo, si los mecanismos aprobados en la anterior legislatura han sido suficientes para hacer sostenibles grandes partidas, menciona Cardoso, como la que sostiene al sistema de pensiones o, o si será necesario aplicar ajustes adicionales.

Y, por lo pronto, no va muy bien encaminado: "la última reforma no responde al tamaño de los desafíos demográficos que nos aguardan. Otro gobierno sin asumir la realidad demográfica en su totalidad será otra patada para adelante y cada patada nos sale un poco más cara que la anterior", avisa Galindo, no son ni de lejos suficientes.

Bandera de la Unión Europea (UE) rota

 Gastar el dinero de los fondos rápido y bien

Por lo pronto (y durante unos años) el Gobierno contará con el empuje de los fondos europeos; una inyección multimillonaria que servirá de colchón para amortiguar el impacto de los ajustes fiscales mandados por Bruselas.

El problema es que, para conseguirlo, el nuevo gobierno tendrá que apañárselas para asegurarse de que España aprovecha al máximo el dinero de los fondos, y tendrá que hacerlo en tiempo récord. 

"En un contexto de crecimiento económico a la baja una de las palancas para la próxima legislatura debiera ser el impulso económico que pueden alcanzar los recursos procedentes del Next Generation. No obstante, su éxito dependerá de la agilizar la ejecución eliminando obstáculos burocráticos, a la vez que se destinan a proyectos que maximicen la rentabilidad económica y social", resume Jiménez.

En un momento de gran incertidumbre y turbulencias económicas, los fondos europeos se han convertido en el colchón que puede darle un empujón a la economía española. España ha ingresado hasta ahora 37.000 millones de euros de los fondos europeos, pero se prevé que en total reciba más de 163.000 millones de euros.

Pero para que los fondos tengan el efecto deseado, hace falta gastar ese dinero rápido y bien, y España nunca se ha caracterizado por aprovechar precisamente bien los fondos que recibe de la Comisión Europea. Al contrario, suele situarse a la cola en términos de ejecución.

Desde la agencia de ráting S&P pronostican que España necesitará pedir una extensión del plazo para ejecutar las inversiones debido al importante retraso en la absorción de los recursos y la realización de los proyectos: "España ha experimentado un importante retraso en la absorción de los fondos y en la realización de las inversiones previstas".

Además, el nuevo ejecutivo también tendrá que cumplir con las reformas estructurales pactadas con Bruselas para recibir los fondos europeos, como la reforma laboral, ya implementada, pero también otras de gran calado, como la que asegure la sostenibilidad del sistema de pensiones.

El drama de la vivienda

Se ha convertido en un tema recurrente en la mesa de debate, y también en la agenda del gobierno, pero el reto es mayúsculo, y cada día va a peor.

En unos pocos años, en España no va a haber pisos para todos. El INE calcula que en España se formarán unos 217.000 nuevos hogares cada año hasta 2027. Eso significa un millón más de hogares en los próximos 5 años. El problema es que cada año se construyen la mitad de viviendas. 

Una manifestación por el derecho a la vivienda celebrada en Madrid en 2015.

"Faltan cientos de miles de viviendas en España. Esto es un problema que tenemos ya y, si no se hace nada, será mucho más grave dentro de un par de años", advierte Daniel del Pozo, director de operaciones en idealista/data.

Los resultados ya están a la vista: el precio de los pisos lleva 9 años subiendo sin parar, en algunas ciudades ya supera los máximos de la burbuja inmobiliaria, y emanciparse es una utopía para algunos colectivos, como los jóvenes. La vivienda se ha convertido en un bien de primera necesidad al que, sin embargo, no todo el mundo puede acceder. 

"Los visados de obra nueva muestran avances por debajo de la creación de hogares. Esto, particularmente en los centros urbanos donde se viene creando empleo. En ausencia de medidas que provean de mayor seguridad jurídica a los propietarios de vivienda vacía o que haya un esfuerzo de las administraciones públicas por acelerar la disponibilidad de suelo urbanizable, los precios, tanto del alquiler como de la vivienda en propiedad continuarán aumentando", apunta Cardoso.

Si el panorama ya es complicado y no hay cambios, en 5 años puede convertirse en un verdadero drama habitacional.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.