La reconocerás en la frutería porque sus hojas están muy divididas en segmentos estrechos y retorcidos, con bordes muy dentados. Tiene un característico sabor amargo y una textura firme y carnosa. Es la escarola, y se trata de una de las hortalizas típicas del invierno. En la literatura egipcia hay referencias a su consumo, y en Europa se lleva tomando desde el siglo XIII.

Quizás no sepas las increíbles ventajas de introducir la escarola en tu dieta.  Desde el Ministerio de Agricultura destacan que es una verdura con bajo contenido calórico, con cantidades apreciables de vitaminas C y del grupo B, destacando especialmente los folatos —cubre el 43% de las ingestas recomendadas para hombres y mujeres de 20 a 39 años con actividad física moderada—.

Valor nutricional de la escarola

Por cada 100 gramos de la hortaliza, estos son los nutrientes que podrás encontrar:

• Calorías: 12 kcal
• Fibra: 2,6 g
• Proteínas: 1,6 g
• Potasio: 327 mg
• Calcio: 55 mg
• Fósforo: 37 mg
• Sodio: 14 mg
• Magnesio: 13 mg
• Vitamina C: 10 mg
• Hierro: 1 mg
• Folatos: 110 ug
• Vitamina A: 73 ug

La escarola también es muh interesante por su aporte en antioxidantes como los flavonoides (miricetina, quercetina, kaempferol, luteolina y apigenina) y compuestos fenólicos como los ácidos cafeico y ferúlico, con potencial para detener la actividad carcinogénica.

Además, las hojas de la escarola contienen principios amargos, como la intibina, que estimulan el apetito, favorecen la digestión y aumentan la actividad de la vesícula biliar.

¿Qué puede hacer la escarola por ti?

En primer lugar, la escarola es idea si quieres consumir un alimento bajo en calorías y de alta densidad nutricional, que te ayude a estar permanentemente hidratado y a evitar la retención de líquidos, eliminando las toxinas que se acumulan en tu organismo. También es perfecto para quienes intentan adelgazar, ya que genera saciedad y no aporta nada de grasa.

La escarola también ayuda a dormir, puesto que es una verdura rica en potasio que calma al sistema nervioso, alivia el estrés y la ansiedad y favorece el equilibrio de los electrolitos, fundamental para quienes practican deporte.

Su aporte de vitamina A te ayuda a cuidar de la vista. También es una hortaliza ideal para el cuidado de cabello, uñas, piel, huesos y dientes. La vitamina C actúa como antioxidante, ayudando a proteger tus células contra los daños causados por los radicales libres. Previene el envejecimiento y estimula tu sistema inmunológico.

El contenido de folatos es estupendo durante el embarazo para garantizar la adecuada salud del feto. Las mujeres embarazadas o que están intentando quedar embarazadas deberían consumir al menos 400 microgramos (0,4 miligramos) de ácido fólico a diario. La escarola también ayuda a prevenir la anemia.

La escarola también es una buena verdura para reducir el riesgo de cálculos renales, mejorar las digestiones y prevenir enfermedades como la arterioesclerosis y la trombosis, así como algunos tipos de cáncer como los de mama y colon. También ayuda a la coagulación sanguínea.

Cinco recetas con escarola para chuparse los dedos

Si estás falto de ideas y no sabes cómo cocinar la escarola, anota estas fantásticas ideas:

• La ensalada de invierno de Gipsy Chef: esta receta sorprenderá a tus invitados con un aliño cítrico y caliente, anchoas picadas, escarola, yema de huevo duro y eneldo.
• Xató o xatonada: esta típica ensalada catalana de invierno se prepara con varios pescados en salazón como bacalao y atún, aceitunas verdes y una deliciosa salsa similar al romesco.
• Escarola al ajillo: una tradicional receta andaluza muy sencilla y deliciosa. ¡Para mojar pan y comer con cuchara!
• Ostras al limón con escarola fina: si eres fan de este saludable marisco rico en zinc, encuentra en Cookpad una manera muy original de prepararlo aprovechando sabores cítricos, albahaca y escarola.
• Tortilla de escarola: ideal si buscas una cena ligera, saludable y apetitosa. Esta receta de Directo al Paladar enamorará a los más escépticos.

Recuerda que la escarola puede sustituir a la lechuga, las espinacas o los canónigos en cualquier ensalada, especialmente si tu paladar gusta de su peculiar sabor amargo.