Facebook gana cada vez más dinero, pero sigue sin resolver los problemas de moderación de contenidos y desinformación que llevan años denunciando usuarios, empresas y responsables políticos

Mark Zuckerberg

Reuters

  • Los beneficios de Facebook se dispararon en la pandemia y siguen creciendo, pero sus problemas de desinformación y moderación de contenidos persisten.
  • La IA que revisa contenidos no funciona bien, los moderadores están subcontratados y denuncian precariedad laboral a pesar de los buenos números de la firma.
  • Esta es la delicada situación en la que se encuentra Meta, antes conocida como Facebook: su cambio de nombre no resolverá sus problemas.
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En 2020, los beneficios de Facebook se dispararon en un 58% con respecto a 2019, superando los 25.000 millones de euros. El comportamiento financiero del gigante tecnológico este 2021 sigue siendo incontestable. Los beneficios siguieron creciendo: un 94% durante el primer trimestre, un 101% durante el segundo y un 17% en el tercer cuarto.

Solo en el último trimestre del año, Facebook detalló que había logrado 8.000 millones de euros en beneficios. También reconocía un estancamiento en sus ingresos publicitarios, algo que la multinacional que dirige Mark Zuckerberg ya vaticinó en enero de este mismo año por los cambios en los ajustes de privacidad que Apple ha introducido en los iPhone.

En aquel momento, Dave Wehner, director financiero de la compañía, aducía los buenos datos de la plataforma al auge del comercio electrónico que había impulsado la pandemia, una burbuja que podría estar ya pinchando según reflejó la última cuenta de resultados de Amazon. Wehner también planteó un cambio en los consumidores: viraban a "los productos" y se alejaban de los servicios.

Con todos estos mimbres, la decisión de Facebook la semana pasada de cambiar el nombre de su matriz a Meta, después de avanzar y constatar en su evento Facebook Connect que se centrarán en la construcción de su metaverso, puede sorprender. Pero no lo ha hecho.

La razón: los papeles de Facebook y una cascada de escándalos que han ido minando la imagen pública de la empresa durante los últimos años. 

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A mediados de la primera década de los 2000 la imagen de los grandes CEO de las nuevas tecnológicas estaba impoluta. Personalidades como Mark Zuckerberg eran consideradas héroes de la nueva economía. Como opinaba Carissa Véliz, autora de Privacidad es poder (Debate) en una entrevista con este medio, ahora su imagen se aproxima más a la de villanos contemporáneos.

Aunque hay mucho de opinable, los papeles de Facebook, el último gran escándalo al que se ha enfrentado la tecnológica, ha puesto de relieve la ineficacia en los sistemas de moderación de contenidos de la plataforma. Varios trabajadores han reconocido que estas políticas no funcionan en inglés y que en otros idiomas son prácticamente inexistentes.

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Algunas investigaciones previas ya habían abundado en cómo los usuarios no anglófonos estaban más expuestos a la desinformación en las plataformas de Facebook que respecto a los usuarios que sí usaban el inglés como primer idioma.

En resumidas cuentas: a pesar de disparar sus beneficios, la moderación de Facebook sigue sin funcionar. En palabras de Selva Orejón, experta en reputación digital y CEO de onBRANDING: "Ya no es que funcionen, la realidad es que no tienen los suficientes recursos humanos dedicados a atender estas solicitudes".

Sus moderadores denuncian precariedad

A pesar de que los beneficios de la compañía propietaria de WhatsApp, Instagram y la propia Facebook, y de los desarrollos propios para crear sistemas de inteligencia artificial que ayuden a combatir la desinformación, muchos de los moderadores de contenido que trabajan en los servicios de la firma siguen lamentando sus pobres condiciones laborales.

La Unión Europea trabaja en un paquete legislativo conocido como Digital Services Act, que abordará precisamente la necesidad de que las plataformas garanticen la moderación en sus espacios. Solo en los últimos meses se han vuelto a conocer quejas de muchos de los moderadores de la multinacional, que están contratados mediante agencias y subcontratas.

Un punto de inflexión tuvo lugar en junio de 2019, cuando se supo que uno de estos moderadores que trabajaba desde una oficina en Florida murió en su puesto de trabajo de un ataque al corazón. Las investigaciones que entonces hizo The Verge sobre el caso desvelaron las condiciones laborales que sufrían los empleados de Cognizant, la subcontrata por la que entonces optó Facebook.

Cognizant decidió retirarse del negocio tras estas revelaciones.

También los revisores de contenido de WhatsApp en habla hispana han reivindicado igualdad salarial después de que se viesen excluidos de una prima de dos dólares por hora que sí perciben otros de sus compañeros. Esto se supo este mismo verano, a través de una carta interna de este colectivo de trabajadores a la que también tuvo acceso The Verge.

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Desde este mismo verano estos revisores han iniciado una campaña en la que piden a Facebook que levante los acuerdos de confidencialidad que les impide hablar de su trabajo. En sus protestas han enfatizado que ningún documento de acuerdo de confidencialidad (NDA, en sus siglas en inglés) les impedirá hablar de las precarias condiciones que sufren.

Tras la retirada de Cognizant, Facebook contrató a la consultora Accenture para que fuese ella la encargada de "limpiar" la plataforma de contenido que contraviniese las políticas de la comunidad. Según The New York Times, este contrato ascendería a los 500 millones de dólares anuales. Facebook, en lo que va de año, ha ingresado casi 58.000 millones de dólares.

De hecho, el mes pasado varios revisores de Facebook anunciaron una campaña por la que denunciarían las políticas laborales de la CEO de Accenture incluso con una pancarta, según explicabaThe Verge.

Los problemas laborales de los revisores de contenido de las plataformas de Facebook y la ineficacia de su IA la están padeciendo, además de sus usuarios, firmas como onBRANDING que se dedican a la reputación digital. Selva Orejón, su CEO, destacaba en una reciente conversación con Business Insider España que muchas de las reclamaciones que abren en la plataforma se eternizan de más.

Con todo, también este año se supo que Facebook mantenía un sistema secreto que permitía a cerca de 6 millones de sus usuarios saltarse las normas de la red social. En la lista aparecían fundamentalmente políticos y famosos.

Críticas constantes en los últimos años

Las ganancias de Facebook siguen creciendo, pero las críticas alrededor de su negocio también. Facebook se ha cambiado el nombre a Meta, y busca con ahínco desarrollar su propio metaverso, un universo digital en el que los usuarios podrán relacionarse mediante avatares. El CEO de la multinacional, Mark Zuckerberg, prometió una sensación de "presencialidad".

Poco después de que Facebook anunciara su cambio de marca, la popular congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, del Partido Demócrata, no tardó en tildar a la firma de "cáncer" para la democracia.

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El dinero sigue fluyendo en el gigante tecnológico pero las condiciones de sus moderadores subcontratados no varían, a pesar de que desde hace años se sabe que el algoritmo de recomendaciones de contenido de la plataforma polariza a la gente. Incluso el CEO de Apple, Tim Cook, sugirió que Facebook era responsable del asalto al Capitolio en enero.

La compañía sigue teniendo frentes abiertos, también regulatorios y a uno y al otro lado del Atlántico. Irlanda impuso hace unos meses una sanción de 225 millones de euros por la fuga de datos personales que sufrió el gigante este mismo año, y que expuso la información de 500 millones de usuarios.

Una de las esperanzas que Zuckerberg para arreglar Facebook se habían depositado en un especialista español, Joaquín Quiñonero, que fue señalado como uno de los responsables de que la multinacional se hubiese convertido en el insaciable monstruo de las noticias falsas que es hoy en un extenso reportaje de la MIT Technology Review.

Sin embargo, Quiñonero anunció su dimisión el pasado mes de septiembre.

Facebook ahora es Meta, y ha prometido un sinfín de cambios y de garantías con la privacidad de sus usuarios en su nuevo metaverso. Lo que no ha explicado todavía es cómo logrará en este nuevo universo digital lo que no ha conseguido en el muro de publicaciones de sus usuarios.

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