Las promesas incumplidas de la tecnología: el streaming es igual de confuso que la tele de pago, los VTC cuestan tanto como los taxis y la nube ya no es nada barata

Alistair Barr
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Jim Carrey en una escena de la película de 1996, Un loco a domicilio.
Jim Carrey en una escena de la película de 1996, Un loco a domicilio.

Columbia Pictures/Getty

  • Últimamente, la industria tecnológica se ha lanzado a la búsqueda de la rentabilidad.
  • Para conseguirlo, algunas empresas han subido sus precios y esto ha provocado que los servicios que se vendían como revolucionarios hayan acabado pareciéndose mucho a lo que había antes.

Tarde o temprano, todo lo viejo vuelve a ser nuevo.

Puede que la tecnología se encuentre en ese punto, en el que productos y servicios supuestamente revolucionarios se parezcan cada vez más a las ofertas a las que se suponía que iban a superar.

Un ejemplo de esto serían las plataformas de streaming

En busca de una mayor rentabilidad, Netflix, Disney y otras distribuidoras han ido subiendo sus precios. Los distintos paquetes que ofertan son ahora igual de molestos y confusos como lo fue en su día la televisión de pago y básicamente cuestan lo mismo. De alguna manera, el usuario ha acabado pagando por ver anuncios. ¿Cómo es eso posible?

En Estados Unidos, Amazon Prime Video cuesta 9 dólares al mes y no tiene anuncios. Salvo cuando hay fútbol americano los jueves por la noche, entonces hay montones de anuncios. Según el Wall Street Journal, Amazon ya estudia la posibilidad de ofertar una versión de Prime Video con publicidad y con toda probabilidad el precio de la misma no será gratis.

Paramount+, la plataforma de streaming que incluye Showtime, cuesta 12 dólares al mes en Estados Unidos. El contenido que se emite en directo contiene publicidad y algunos otros programas incluyen "breves interrupciones promocionales", según la compañía. Traducción: más anuncios.

Se suponía que el streaming iba a ser mejor y más barato que la televisión por cable, pero ya nadie puede asegurar que sea así. En mi caso, esta temporada de la NFL voy a hacer lo que he hecho en años anteriores y voy a grabar los partidos de la televisión tradicional utilizando un dispositivo TiVo. Así voy a poder disfrutar de horas de contenido gratis y sin anuncios. El streaming no puede igualar eso.

En EEUU todavía puedes disfrutar de contenido sin anuncios, pero el coste es tan elevado y la oferta es tan compleja que se está volviendo igual de mala que la tele por cable, cuando se suponía que la tecnología iba a revolucionar la forma en la que se consumía contenido audiovisual.

El Financial Times informaba recientemente de que estar suscrito a los principales servicios de streaming le costaría a un ciudadano estadounidense 87 dólares al mes este otoño, frente a los 73 de hace solo un año. Mientras, el paquete medio de televisión por cable en ese país cuesta 83 dólares al mes.

Un viaje de 5 kilómetros en Uber en Estados Unidos cuesta 51,69 dólares

Un proceso similar está teniendo lugar en el servicio de transporte de pasajeros. Uber es una empresa que ha tenido que esforzarse recientemente para alcanzar el umbral de rentabilidad y, en el último trimestre, parece haberlo conseguido. Lyft intenta desesperadamente seguirle la pista. Pero, ¿cómo lo están haciendo? Subiendo los precios.

Steven Levy, el redactor jefe de Wired, realizó recientemente un viaje en Uber de 5 kilómetros desde el centro de Nueva York hasta el West Side para reunirse con el CEO de Uber, Dara Khosrowshahi. Cuando Levy le pidió a Khosrowshahi que calculase cuánto podía haber costado el trayecto, el CEO dijo que unos 20 dólares. Resultó ser menos de la mitad del precio real, 51,69 (propina incluida).

"Dios mío. Vaya", afirmó el consejero delegado al conocer el importe.

Uber conductor

En mi caso, hace poco cogí un Lyft desde el aeropuerto internacional de Seattle-Tacoma hasta una casa en la ciudad. Me costó 66,69 dólares con propina para el conductor. Como prueba, pedí un taxi para el viaje de vuelta. Exactamente desde el mismo alojamiento y encima el taxi permaneció en un atasco durante más tiempo. El precio del viaje fue de 70 dólares con propina. O sea, básicamente lo mismo.

Además, ahora puedes pedir los taxis con una aplicación que muestra su ubicación, al igual que Uber y Lyft. ¿Cuál es la ventaja revolucionaria? La visión original era compartir el coche para que cualquiera pudiese recoger a otro. Esos beneficios disruptivos se han ido desvaneciendo con la regulación, las disputas con los conductores por los salarios y la reciente búsqueda de rentabilidad.

La promesa de la nube también se está incumpliendo

Por último está la nube, que prometía a las compañías la posibilidad de acceder a una capacidad de almacenamiento y computación más barata y segura. La flexibilidad ofrece enormes ventajas: se puede activar y desactivar rápidamente la potencia informática alquilada en función de las necesidades. Todo un avance.

En cambio, las otras ventajas principales —precio y seguridad— parecen más inestables.

Salesforce, el principal proveedor de software de marketing en la nube, va a subir sus precios este mismo mes. El precio de la suite de productividad en la nube Microsoft 365 también está previsto que suba, junto con otros servicios en la nube de Slack y Adobe, según la revista CIO.

Amazon Web Servicies (AWS) va a empezar a cobrar a aquellos clientes que tengan una dirección IPv4, un protocolo que hoy en día es crucial de Internet. Incluso antes de esta decisión, los costes de AWS se habían convertido en un tema de conversación recurrente en las salas de juntas de las empresas.

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Snap, la startup de rápido crecimiento detrás de Snapchat, apostó por la nube y decidió no desarrollar su propia infraestructura. En los cinco años transcurridos desde su salida a bolsa, la compañía ha invertido cerca de 3.000 millones de dólares en los servicios en la nube de Google y AWS. Estos costes han sido el segundo mayor gasto de Snap, por detrás de los sueldos de los empleados.

"Aunque es evidente que la nube cumple sus promesas al principio de la andadura de una organización, la presión que ejerce sobre los márgenes puede empezar a superar los beneficios, a medida que la empresa escala y el crecimiento se ralentiza", explicó la firma de capital Andreessen Horowitz en un artículo. "Cada vez hay más conciencia de las implicaciones a largo plazo de los costes de la nube".

Algunas compañías, como Dropbox, incluso han retirado la mayor parte de sus cargas de trabajo de la nube pública, ahorrando millones de dólares, según la firma de capital riesgo.

 

¿Qué hay de la seguridad? El mes pasado, Google, el tercer mayor proveedor cloud, puso en marcha un programa piloto en el que miles de trabajadores se van a limitar a utilizar ordenadores de trabajo que no estén conectados a Internet, según la CNBC.

El motivo que se esconde tras esta decisión sería intentar reducir el riesgo de ciberataques. Si el personal tiene los ordenadores desconectados de Internet, los hackers no pueden comprometer estos dispositivos y acceder a los datos sensibles de los usuarios y al código del software, apuntó la CNBC.

Entonces, ¿los servicios en la nube conectados a Internet son geniales para todos, excepto para Google? No parece un buen reclamo de venta.

Aclaración: Mathias Döpfner, consejero delegado de Axel Springer, la matriz de Business Insider, es miembro del consejo de administración de Netflix.

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