9 formas curiosas que se están probando para detectar el COVID y no son test ni PCR
- La única forma de diagnosticar el COVID-19 es a través de las pruebas de detección desarrolladas para la enfermedad del nuevo coronavirus.
- Pero la comunidad científica, los Gobiernos e instalaciones que requieren altos niveles de control experimentan con otras vías para detectar el COVID, aislar los posibles casos y controlar la propagación del patógeno.
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Para frenar la propagación del SARS-CoV-2 en gran medida es necesario detectar, seguir y aislar a todos los casos de COVID-19 o los posibles positivos por contacto o exposición.
Sin embargo, el alcance de la extensión del patógeno en todo el mundo y su forma de transmitirsedificultan el seguimiento y el control de cada uno de los positivos.
Por esta razón, las medidas de freno de la pandemia suelen generalizarse o ser más estrictas en aquellas zonas donde previamente ha habido una incidencia significativa de infectados con el nuevo coronavirus.
Parte de la comunidad científica, Gobiernos de todo el mundo y responsables al frente de espacios muy concurridos (como los aeropuertos o las estaciones de tren) han puesto en marcha varias investigaciones que abordan formas curiosas de detectar el COVID-19 para frenar su propagación.
Ninguna de ellas sustituye una prueba de detección de COVID-19, como la reacción en cadena de la polimerasa, pero ayudan a detectar brotes y disminuir contactos con positivos.
Estas son 9 formas curiosas que se están probando para detectar el COVID-19, que no son ni test ni PCR.
Biosensores
Utilizar biosensores para medir la concentración de partículas de SARS-CoV-2 esparcidas en el aire o a través de la temperatura ha sido una de las formas más futuristas de identificar el nuevo coronavirus en medio de la pandemia.
Un grupo de investigadores de los Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales (EMPA) y la Universidad de Investigación ZTH de Zúrich estudian unos biosensores fototérmicos plasmónicos que cumplen con esta doble función —aunque no sustituyen a las tradicionales pruebas de detección de COVID—.
Perros de rastreo
Un estudio de la Escuela Nacional de Veterinaria de Alfort, Francia, demostró que los perros pueden detectar mejor el coronavirus que algunas pruebas de COVID-19, al mostrar una precisión del 97%.
En esta misma línea, 2 perros entrenados en el Centro Forense y de Justicia de la Universidad Internacional de Florida (EEUU), que están en un programa piloto de 30 días en el Aeropuerto Internacional de Miami, han conseguido detectar el virus entre el 96% y el 99% de las veces.
En Reino Unido, la organización benéfica llamada Medical Detection Dogs —que ya ha conseguido logros en la detección del cáncer, la malaria y el párkinson— también entrena perros para identificar a través del olor posibles positivos en SARS-CoV-2.
Alcantarillado
El tratamiento de las aguas residuales ha permitido encontrar brotes de COVID-19 en muchas grandes ciudades —Madrid inclusive—. Esto se debe a que el SARS-CoV-2 se elimina del cuerpo en las heces en una etapa temprana de la infección.
La técnica no permite extraer exhaustivos datos epidemiológicos, pero tiene un bajo coste, se puede realizar con PCR y permitiría acercarse hasta las tuberías infectadas exactas.
Abejas
Se está más acostumbrado a escuchar historias de perros rastreadores que de abejas que detectan enfermedades. Pero en la investigación de controvertidas formas de identificar el nuevo coronavirus, las abejas han ganado cierto protagonismo.
Según una investigación de científicos de Países Bajos, cada vez que las abejas se exponen al COVID-19 sacan la lengua, como si oliesen al SARS-CoV-2.
Cámaras termográficas
La fiebre ha sido siempre uno de los primeros síntomas de la enfermedad que el coronavirus provoca, conocida como COVD-19. Por lo que tener instrumentos para medir la temperatura —ya sean pistolas termométricas de uso individual o cámaras termográficas— ha sido una de las herramientas de control más útiles en los espacios transitados.
No obstante, la fiebre también podría ser una afección común del virus de la gripe, por ejemplo. Y su ausencia podría llevar a pasar por alto positivos asintomáticos o en el periodo de incubación del SARS-CoV-2.
Aplicaciones de síntomas
La aplicación más conocida relacionada con el registro de síntomas del COVID-19 es ZOE COVID Study, que ha identificado incluso cómo ha cambiado el cuadro clínico con las nuevas variantes. Este seguimiento también permite identificar brotes.
Otras apps que se intentaron utilizar en medio de la pandemia para prever los contactos con positivos de COVID-19 fue RadarCOVID en España, por ejemplo, que te notificaría si algún contacto cercano se había contagiado con el SARS-CoV-2.
Relojes inteligentes
Aunque gigantes como Apple y Google han dado un paso atrás en el sector Salud, lo cierto es que la tecnología desarrollada por las grandes tecnológicas tiene un enorme potencial. Por ello, grupos de investigadores se han aprovechado de accesorios como los relojes inteligentes para identificar alteraciones en los registros que notificasen que algo pasa en el cuerpo.
Los científicos del Mount Sinai (EEUU) han descubierto que algunos smartwatch pueden detectar pequeños cambios en los latidos del corazón de un usuario que indican que se ha contagiado de coronavirus, por ejemplo.
Mascarillas que se iluminan cuando detectan casos de COVID
Los sensores que pueden detectar virus han llegado a las mascarillas de la mano del MIT y la Universidad de Harvard. El equipo estaba desarrollando una mascarilla que se iluminaba cuando una persona infectada la llevaba puesta, desde por respirar hasta por toser o estornudar.
A los 90 minutos de registrar entre 15 o 30 minutos de respiración de un paciente y de pulsar un botón en el sensor, los resultados de la prueba COVID aparecen en una tira de lectura similar a la de un test de embarazo.
Sensores de explosivos para el coronavirus
La asociación de Airbus con Koniku ha llevado en parte al despliegue de sensores de olor capaces de detectar explosivos o sustancias químicas peligrosas.
Esta tecnología también se está adaptando, como los biosensores anteriormente mencionados, para detectar enfermedades como el COVID-19.
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