De campeona de la baja inflación a furgón de cola: España se queda atrás en la batalla europea contra los precios

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.

REUTERS/Yves Herman

  • España llegó a ser la gran economía del euro con la inflación más baja, pero ahora se ha quedado atrás.
  • Si en noviembre los precios subieron un 3,2% en España, en la eurozona apenas crecieron un 2,4%, 8 décimas menos.

Durante meses, el Gobierno ha sacado pecho ante lo que constituía una realidad incontestable: España era la economía del euro con la inflación más baja y también la que más crecía. Pero las tornas están cambiando.

En la recta final del año, España ha dejado de ser el país con la inflación más baja de la eurozona, y el horizonte empieza a nublarse para 2024: cada vez son más los organismos que empeoran sus previsiones de crecimiento del PIB el año que viene.

Los precios subieron un 3,2% en noviembre en España, según el último avance del Índice de Precios al Consumo (IPC) publicado por el INE. Aunque el dato supone una moderación de la inflación respecto al mes de octubre, cuando los precios repuntaron un 3,5%, la lectura no es tan positiva si se compara con otros países.

Frente al aumento del 3,2% en España, la inflación en la eurozona subió un 2,4% en noviembre, 8 décimas menos que España, según el avance publicado por Eurostat.

Hasta hace poco, la postal era muy diferente. España ha sido la primera gran economía del euro en lograr frenar precios, y lo hizo a toda velocidad: si en noviembre de 2022 subían un 6,7%, en junio de 2023, se habían frenado al 1,6%, más de cinco puntos de diferencia en cuestión de medio año, y alcanzaba su mejor dato desde antes de la guerra en Ucrania, detonante de la crisis energética.

"España es la primera gran economía de la zona euro en reducir la inflación por debajo del 2%", nivel de referencia del Banco Central Europeo (BCE), celebró entonces el Ministerio de Economía.

Partido de fútbol en España

En cambio ahora, de nuevo 6 meses después, España pasa a la cola. Precisamente a partir de junio, cuando la inflación tocó un suelo no visto desde antes de la crisis, los precios volvieron a subir: en julio crecieron un 2,1%, en agosto un 2,4%, un 3,3% en septiembre y un 3,5% en octubre. El de noviembre fue un dato mejor: 3,2%, pero peor si se compara con países vecinos. 

Los últimos datos de inflación son más bajos en Alemania, Italia, Portugal, Bélgica… todas las grandes economías, salvo Francia, donde los precios suben un 3,8% (seis décimas más, pero con un mejor ritmo de caída que España), y países como Eslovaquia, Eslovaquia o Austria, más afectados por el impacto de la guerra en Ucrania en el precio de la energía. Desde hace años, buena parte del del gas que entra en estas economías depende de Rusia.

Tanto las restricciones en el suministro energético como los cortes de gas rusos afectan a las compras que realizan estos países, más vulnerables a las fluctuaciones en el precio de la energía. "La dependencia energética y la cercanía con el conflicto bélico es un factor fundamental", explica Luciana Taft, economista jefe de Analistas Financieros Internacionales (Afi). 

Pero también Alemania tiene una fuerte dependencia del gas ruso y, sin embargo, los precios se han frenado ahora más que en España. Alemania compra a Rusia el 60% del gas que consume, frente a un 30% de media en la eurozona y alrededor de un 11% en el caso de España. 

Hay varias razones detrás del cambio de tendencia de precios en España

La primera, el encarecimiento de la energía y de los alimentos, dos partidas básicas de la cesta de la compra donde las subidas no terminan de despegarse: en octubre, por ejemplo, el precio del aceite se disparó un 73,5% respecto a septiembre, los productos de confitería un 17%, y el arroz o los zumos más de un 16%. 

"En este comportamiento destaca la influencia al alza de los precios de la electricidad, que bajan menos que en octubre de 2022", destacó entonces el INE.

Aceite de oliva

En segundo lugar, la retirada de algunas de las medidas aprobadas por el Gobierno para aliviar el impacto de la inflación en el bolsillo, como el descuento de 20 céntimos por litro de combustible, se han traducido en un aumento de los precios energéticos. Ahora que la bonificación ya no está en vigor, se nota la diferencia.

Y por último está el llamado efecto escalón: como los precios empezaron a dispararse a tasas muy altas en años anteriores, y la comparativa era interanual, es inevitable que, aunque la inflación siguiera subiendo, pareciera que se estaba moderando. Ahora que la comparativa se hace con finales de 2022, cuando las tasas empezaban a frenarse, vuelve a observarse un repunte.

Ya lo avisaron los economistas consultados por Business Insider España hace meses: cuando parecía que la inflación tocaba suelo en junio, con una subida del 1,6%, en realidad no era más que un espejismo que anticipaba que los precios volverían a crecer.

"La tasa general, como es interanual, va a sufrir muchos altibajos derivados de la extrema volatilidad de los productos energéticos durante el año pasado", observa entonces María Jesús Fernández, economista senior de Funcas. Estos llegaron a tocar máximos tras la invasión rusa de Ucrania.

Para Fernández, "lo relevante es la inflación subyacente, que es en la que se está fijando ahora el BCE, y esta sigue elevada tanto en España como en la Eurozona, y solo desciende muy lentamente". Esta tasa, que no tiene en cuenta los precios energéticos y de los alimentos, es un termómetro que sirve para medir el riesgo de que la inflación se incruste en la economía.

En noviembre, la inflación subyacente se moderó bastante: buena señal. Si en octubre subió un 5,2%, ahora apenas lo hace un 4,5%, siete décimas menos. 

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