Los aumentos de márgenes tienen los días contados: por qué 2023 es el año de las subidas de sueldo

La imagen de trabajadores reclamando mejoras salariales se ha convertido en una de las estampas de la crisis de precios. Pero 2023 podría ser el año de las subidas de sueldo.

"Se espera que el crecimiento de los salarios en los próximos trimestres sea muy fuerte", vaticinó el Banco Central Europeo (BCE) a principios de este año.

Por lo pronto, no lo parece. Mientras que la vida se encareció un 8,4% en 2022, los salarios pactados por convenio apenas crecieron un 2,78%. Lo que significa que, en términos reales, los trabajadores han perdido un 5,6% de su salario por la inflación. España es uno de los 10 países donde más bajaron los salarios en 2022 en términos reales (con el efecto de la inflación), según datos de la OCDE. 

Mientras tanto, los márgenes empresariales están subiendo en muchos sectores y, en algunos casos, ya superan los niveles que tenían en 2019. 

"Los salarios siguen registrando incrementos moderados en los primeros meses de 2023, mientras que se observa un cierto repunte de los márgenes empresariales a lo largo de 2022", corrobora el último informe trimestral del Banco de España. 

Pero en 2023 "se va a producir una vuelta a la tortilla. Esa actitud en los márgenes tiene los días contados, y este año y el que viene veremos un mayor protagonismo en las presiones por la vía de salarios y no de márgenes", augura María Romero, socia directora de Economía en Analistas Financieros Internacionales (Afi).

El incremento salarial medio pactado en los convenios colectivos fue del 2,9%, un dato muy parecido con lo pactado para 2022. Pero, en la mayoría de casos, estos convenios recogen lo firmado en años anteriores. 

En cambio, "los convenios colectivos firmados en los primeros meses de 2023 recogen un incremento del 5,2%, aunque solo afectan a 245.000 trabajadores y son, por tanto, poco representativos", señala el Banco de España.

En los datos de cierre de año, confirma Romero, se ve cómo, de alguna manera, la remuneración media por asalariado está presionando un poco más. "Pero las revisiones de convenios solo han mostrado la punta del iceberg".

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La primera razón que explicaría la subida tiene que ver con la mejora del empleo. Cuando no hay muchas personas buscando empleo (falta de oferta), las empresas tienen que mejorar las condiciones laborales para atraer candidatos, y eso incluye subidas salariales. 

"La inflación de los salarios nominales sigue muy por detrás de la inflación de los precios, lo que implica un descenso pronunciado y sin precedentes de los salarios reales. Dada la rigidez de los mercados laborales, es poco probable que esto continúe, y los salarios reales deberían recuperarse", confirma el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último World Economic Outlook.

En España, en cambio, es posible que estos aumentos de sueldo no se noten en la misma medida. Aunque la creación de empleo ha aumentado a toda velocidad en los últimos meses, el desempleo estructural es muy elevado en comparación con la media europea. Y al haber más personas en paro, es más complicado que los trabajadores ejerzan presión por la vía de salarios.

La debilidad del consumo pasará factura a las empresas

Pero si los salarios se mantienen congelados mientras los precios no dejan de subir, lo que ocurrirá, tarde o temprano, es que el consumo también se frenará. Para evitar una demanda raquítica, los hogares tienen que recuperar poder adquisitivo. 

"No hay que olvidar que la demanda es una restricción para el empresario; si no hay capacidad de compra por parte de los demandantes, no se podrán colocar los productos", ilustra Jesús Ruiz-Huerta, director del Laboratorio de la Fundación Alternativas.

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Y eso es lo que podría pasar en los próximos meses, al menos para algunos sectores, según advierte Romero: "Hay algunos sectores donde esta situación tiene los días contados: la debilidad de la demanda va a pasarles factura".

Es el caso de sectores donde la demanda es más elástica y puede agotarse. En el turismo, por ejemplo, la pérdida de poder adquisitivo y la erosión del ahorro pueden llevar al consumidor a recortar gastos en vacaciones, y eso afectará a las empresas del sector.

Son las empresas, aprovechando la mejora de beneficios, las que tendrían margen para cambiar esta dinámica en el gasto por la vía de subidas salariales: "El incremento de márgenes empresariales debería poder absorber el aumento de los costes laborales a medio plazo", destaca el FMI.

Se trata de una mera redistribución de rentas. "Cada fenómeno inflacionario impone un cambio en la distribución de la renta entre empresas y trabajadores, de una manera parecida a la redistribución que genera entre ahorradores y deudores", explica Omar Rachedi, profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade.

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"Si ahora mismo la inflación está marcada por un incremento de los beneficios, se tendría que esperar demandas de subidas salariales en un futuro porque los trabajadores se enfrentarán a unos salarios que no se ajustan a precios siempre más altos", añade Rachedi. 

El problema es que, una situación de este tipo, generaría una inflación por encima del objetivo del BCE. A ojos de los expertos, esto se solucionaría con un pacto de rentas, el famoso acuerdo para repartir las cargas de la crisis del que tanto se ha hablado, y que lleva meses encallado, por la negativa por parte de los empresarios en aceptar las subidas salariales planteadas por los sindicatos.

Ha sido el Gobierno el que en los últimos meses ha tratado de llenar ese vacío: la subida del SMI y el paquete de medidas para amortiguar los efectos de la inflación en el bolsillo de los hogares actúan como sustitutos ante la falta de pacto de rentas.