15 trampas psicológicas en las que caes sin darte cuenta y que te impiden ahorrar dinero

Compra supermercado, chica joven alegre va a su coche con un carro

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  • ¿Cómo es posible que hayas acabado gastándote tanto dinero, si solo ibas a comprar un par de cosas? La suma de pequeñas decisiones te hacen ahorrar menos de lo que querías, y la explicación está (en parte) en tu cerebro.
  • A continuación encontrarás 15 'trampas' y sesgos psicológicos que podrían impedirte ahorrar o que te harán perder dinero en tu día a día, así como algunos trucos sencillos para combatirlo.

¿Te cuesta llegar a final de mes, o no consigues ahorrar todo lo que te gustaría? 

Las causas pueden ser de muchos tipos: se pueden encontrar en una determinada situación económica o laboral (estar en paro, tener un sueldo bajo...), en la pérdida de poder adquisitivo por la inflación —en términos reales, los trabajadores perdieron un 5,7% del sueldo en 2022, y en la actualidad el salario medio sigue perdiendo la 'batalla'—, en tu cerebro o en los 'trucos' que realizan los supermercados, las marcas y empresas, los comercios y otros establecimientos.

Trucos y sesgos psicológicos que podrían impedirte ahorrar o que te harán perder dinero

En muchas ocasiones entran en juego una serie de sesgos cognitivos y psicológicos que influyen sobre cómo piensa y actúa el ser humano, en la vida en general y, en concreto, en lo relacionado con el dinero.

En la base de todo, se encuentra la preponderancia de las emociones sobre lo racional en muchos de los actos de las personas: ¿por qué sigues jugando a la lotería si sabes que seguramente no te toque?, ¿por qué adquieres algo si eres consciente de que no lo necesitas?, ¿cómo se explica que te atraiga tanto un producto si lo promociona alguien famoso, o que sientas el impulso de comprar para mantener las apariencias o porque lo ha hecho otra persona?

Estos son sesgos psicológicos y 'trampas' de los comercios que pueden ejercer influencia en tu cerebro y llevarte a comprar y gastar más:

El sesgo del presente

El sesgo del presente es uno de los 'espejismos' o trampas que la mente humana puede crear y que puede provocar que gastes más dinero y ahorres menos de que lo que en realidad quieres.

Consiste en una especie de carpe diem (disfrutar del presente, aprovechar al máximo el momento actual): lleva a posponer, sin un límite fijo, ciertas opciones porque tu cerebro da con otros beneficios que resultan más satisfactorios, más placenteros y, sobre todo, más inmediatos.

Las consecuencias del sesgo del presente pueden ser muy concretas y perjudiciales para tu bolsillo y tu vida: puede hacerte subestimar el efecto de una decisión, ser más optimista de lo que la razón aconseja y ahorrar menos para tu futuro.

La compra emocional

"Tu estado de ánimo condiciona tu intención de compra. Algunas veces, un mal día en el trabajo hace que pases por el centro comercial y termines por adquirir productos que no necesitas. Pero el solo impulso de adquirirlos te provoca un pequeño subidón de endorfinas y serotonina. Después llega el arrepentimiento", describen desde La mente es maravillosa.

A esas emociones, por medio del marketing y la publicidad y a través de distintas técnicas, apelan las marcas, las empresas, los comercios y otros establecimientos para intentar que gastes más dinero del que tenías presupuestado.

Jugar con tus sentidos en los supermercados

Un ejemplo de ello son los supermercados, que 'juegan' con los sentidos de los clientes para conseguir que el ticket de la compra sea más elevado.

Entre muchos otros, es el caso de Mercadona, líder en su segmento, que pone en práctica diferentes técnicas: la música que suena te sugiere subliminalmente que actúes más deprisa o con calma, el principio de la escasez te impulsa a querer llevarte los pocos productos que quedan, destacan lo más fresco y sus marcas ante tus ojos, sacan provecho de la iluminación, etc.

El orgullo, o la trampa de los costes hundidos

Las conductas ilógicas en decisiones relacionadas con el dinero también pueden proceder de la denominada trampa de los costes hundidos, que implica no poder o querer reconocer y remediar los errores cometidos, en este caso en el ámbito económico.

Puede tratarse de una mala inversión que no corriges, de seguir pagando facturas elevadas en lugar de cambiar de compañía o de no darte de baja en Netflix aunque ya no lo uses o no te compense, por ejemplo. Los motivos pueden ser el orgullo, la pereza, el desconocimiento o un inconsciente mecanismo de defensa, explica el mismo portal de información sobre psicología y ciencia.

De forma relacionada, el sesgo del status quo empuja a mantener las cosas tal y como están, a pesar de que no haya un claro beneficio en hacerlo: es lo que hace que cambiar de trabajo cueste tanto o que mantengas tu dinero en la misma cuenta corriente en lugar de moverlo o invertirlo.

La aversión a la pérdida

Ves un producto que no necesitas y que no habías ido a comprar, pero ahora tiene un descuento o está en promoción: ¿cómo vas a renunciar a ello? Lo que consideras una oportunidad única que no puedes dejar pasar, o incluso una forma de ahorrar dinero, en realidad es una pequeña trampa que te hace gastar más de lo que planeabas.

Se llama aversión a la pérdida (de oportunidad), y describe la tendencia de las personas a fijarse más en una posible pérdida que en una ganancia, aunque sea la misma cantidad: las primeras duelen más de lo que satisfacen las segundas.

El truco del efecto encuadre

De forma similar, se encuentra el sesgo del efecto encuadre, que señala cómo la forma en la que se muestra o recibe la información afecta a las decisiones que se toman. Pagarás lo mismo por un producto con un descuento del 50% que si está en una promoción de 2x1, pero asimilas la oferta de manera diferente.

Lo aconsejable en situaciones de este tipo —como al hacer la compra en un supermercado— es no dejarse llevar por las promociones y los descuentos y solo aprovechar los que de verdad te son útiles en ese momento.

El efecto halo

El efecto halo puede llevar a simplificar, generalizar o prejuzgar; a inferir propiedades o atributos a partir de una primera impresión y sin información suficiente.

Este puede provocar una percepción de falsas recompensas y gastos desproporcionados, según recoge La mente es maravillosa a partir del libro Tu dinero y tu cerebro: por qué tomamos decisiones erróneas y cómo evitarlas según la neuroeconomía, o, por ejemplo, que sientas más atracción y fiabilidad hacia un reloj que anuncien Cristiano Ronaldo o Rafael Nadal.

El sesgo de la contabilidad mental y su riesgo

Mil euros son mil euros... o no. En tu cabeza, no suelen tener el mismo valor 1.000 euros cobrados después de decenas de horas de trabajo que si los has conseguido por ganar la lotería. Por tanto, seguramente te lo pienses más antes de gastar los 1.000 euros que te han costado mucho tiempo y esfuerzo que los que parecían caídos del cielo y son más inesperados.

Detrás de esto se encuentra el sesgo de la contabilidad mental —enunciado por Richard Thaler, Nobel de Economía en 2018—, que provoca que otorgues al dinero un valor diferente según su procedencia.

Los sesgos de la confirmación y de la conservación

Otros sesgos cognitivos que pueden influir en cómo gestionas tus finanzas personales son el de la confirmación y el de la conservación.

El primero hace que algunas personas presten más atención a la información que confirma sus posturas u opiniones, lo que puede ser arriesgado cuando se invierte o se toman decisiones como comprar una casa, ya que impide analizar adecuadamente la información.

El de la conservación, por su parte, está relacionado con el anterior y empuja a desestimar nueva información y darle más importancia al primer análisis, lo que también puede afectar en ejemplos como los anteriores.

El error de la comparación social

"Otra de las trampas psicológicas que te impiden ahorrar tiene que ver con la comparación social. Muchas de tus compras las llevas a cabo con el fin de no ser menos que los demás y poseer lo mismo que tienen otros. Son acciones que, en ocasiones, todos llevamos a cabo de manera inconsciente condicionados por las modas y el contagio psicosocial", apuntan desde el mencionado portal.

Se trata de uno de los fenómenos vinculados con las finanzas conductuales, que analizan el comportamiento en este ámbito desde un punto de vista psicológico.

Además, se podría decir que es 'hermano' del efecto bandwagon, o efecto de arrastre: este describe un comportamiento gregario en el que se actúa siguiendo al rebaño, lo que puede afectar también en tus finanzas personales.

Las trampas del optimismo injustificado y la ilusión de control

El sesgo del optimismo facilita que se mitiguen ciertos riesgos y dificultades que se interponen en el camino entre la persona y una decisión de compra o inversión.

Es uno de los sesgos psicológicos más peligrosos para tu dinero y tu futuro financiero, ya que puede influir en decisiones importantes y caras, como la compra de una vivienda, o en tu jubilación, por pensar que necesitarás menos ahorros de lo que sugieren las matemáticas y la lógica.

De la mano de este viene el sesgo de la ilusión de control, basado en el deseo de los seres humanos de tener el control, o al menos pensar que lo tienen, y por el que se acaba creyendo que se puede influir en fenómenos aleatorios: puede ser en una tirada de dados (soplas para que te dé suerte), al subir en ascensor (aprietas varias veces para que se mueva antes) o respecto al funcionamiento de los mercados.

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Frente a todas estas 'trampas' y sesgos que te hacen gastar más, hay otros trucos psicológicos que sí te pueden ayudar a ahorrar más dinero

Como explica, para el canal de Youtube de las charlas TED, la científica especializada en el comportamiento humano Wendy De La Rosa, se pueden implementar algunos pequeños hackeos psicológicos que alteran la forma que tiene tu mente de ver los ahorros: dominar el compromiso previo (pensar en el impacto tangible en el futuro de un gasto), aprovecha los momentos de transición (o el llamado efecto de empezar desde cero) y la gestión eficiente de pequeñas compras frecuentes.

Finalmente, en el lado opuesto a sesgos como el de la contabilidad mental, aparecen estrategias como pensar en tu dinero como horas de trabajo y el truco de las 72 horas, para reducir la compra de caprichos y de cosas que no necesitas.

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