Los 6 retos económicos que le esperan al futuro Gobierno: de reducir la deuda sin austericidio al drama de la vivienda o el empleo

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  • Business Insider España pregunta a los expertos en economía cuáles son los retos que le espera al futuro Gobierno tras las elecciones. El resumen es que los obstáculos de hace unos meses pesan cada vez más y se suman a los problemas de siempre. 
  • Encontrar un equilibrio entre reducir la deuda sin austericidio, cumplir con los deberes de Bruselas, atajar el drama de la vivienda o de la santísima trinidad del empleo son solo algunos ejemplos.

Con las elecciones a las espaldas, toca formar gobierno. Pero aunque España inaugure legislatura, los retos económicos que le esperan al futuro inquilino de la Moncloa son los mismos.

La economía española empezó 2023 como un tiro, y lo hizo batiendo pronósticos y a pesar de los obstáculos que iban interponiéndose en la senda de crecimiento, desde la inflación hasta la subida de tipos de interés, pasando por las turbulencias bancarias o la recesión en Alemania. Medio año después, la economía sigue creciendo, pero vuelve a haber sombras en el horizonte.

Business Insider España ha preguntado a los expertos en economía cuáles son los retos que le espera al futuro gobierno tras las elecciones. El resumen es que los obstáculos de hace unos meses ya van pesando cada vez más y se suman a los problemas que arrastramos de siempre. 

"Los principales retos a corto plazo para el nuevo gobierno serán reducir cuanto antes el elevado déficit público estructural sin lastrar el crecimiento, implementar a la mayor brevedad los fondos europeos y modificar alguna normativa especialmente nociva para la economía en sectores relevantes como el inmobiliario", resume Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano.

En cuanto a los problemas de siempre, María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, explica que "los grandes retos siguen siendo los mismos que hace 10 años y que hace 20 años: la educación y formación, las políticas activas y pasivas de empleo, reducir la tasa de paro y el aumento de la productividad".

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¿El equilibrio es imposible? Reducir la deuda sin austericidio

 Ya lo cantaban Los Piratas: el equilibrio es imposible... Pero, ¿lo es? 

El gran reto del nuevo gobierno va a ser lograr un equilibrio entre reducir la elevada deuda pública sin reducir crecimiento. 

La enorme losa de la deuda se ha convertido en el regalo envenenado que le llega a todo nuevo gobierno al entrar en la Moncloa, sobre todo después de la pandemia. Si en 2019 suponía el 95,5% del PIB, para marzo de 2021 se había disparado al 125,3%. 

"El primer problema es la herencia que tenemos después de la crisis del COVID-19, un alto nivel de deuda, justificado en buena parte, pero que va a requerir un sistema de consolidación fiscal, que necesita un pacto de diferentes partes", avisa Omar Rachedi, profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade.

El salvavidas lanzado por el Gobierno para sobrevivir a la crisis del COVID-19, y después a las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania y la crisis de precios, evitó el hundimiento de hogares y empresas, pero tuvo un coste elevadísimo para las arcas públicas

Todavía hoy, aunque ha ido reduciéndose al calor de la recuperación económica, la deuda alcanza el 113% del PIB, muy por encima de los niveles de 2008. 

Ahora lo más difícil será conseguir reducir la deuda sin perjudicar el crecimiento económico, es decir, sin hacer grandes ajustes. "Hay que evitar un plan de austeridad que vaya a reducir el PIB. Si el PIB cae más rápido que la deuda, el peso de la deuda seguirá siendo alto sobre el PIB". No es solo cortar el gasto, se trata de minimizar el efecto que tenga sobre el crecimiento de la economía. 

Estallido bomba

"El ajuste de las cuentas públicas no se puede hacer con recortes; requiere un replanteamiento de muchas políticas, intervenciones y regulaciones del Estado, que suponen el mantenimiento de una estructura administrativa cada vez más devoradora de recursos", coincide Fernández. 

¿El primero de todos? La patata caliente de las pensiones. "Hay que asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones repartiendo el esfuerzo de forma más equilibrada intergeneracionalmente".

Fondos europeos: gastar el dinero rápido, y gastarlo bien

Seguimos hablando de dinero, pero esta vez va de cómo gastarlo rápido y gastarlo bien. El nuevo gobierno tendrá que apañárselas para asegurar que España aprovecha al máximo el dinero de los fondos europeos, y tendrá que conseguirlo en tiempo récord. 

En un momento de gran incertidumbre y turbulencias económicas, los fondos europeos se han convertido en el colchón que puede darle un empujón a la economía española. España ha ingresado hasta ahora 37.000 millones de euros de los fondos europeos, lo que supone el 53% de las ayudas previstas, después del último desembolso de 6.000 millones por los objetivos cumplidos. 

Pero para que los fondos tengan el efecto deseado, hace falta gastar ese dinero rápido y bien, y España nunca se ha caracterizado por aprovechar los fondos que recibe de la Comisión Europea. Al contrario, suele situarse a la cola en términos de ejecución.

"La aprobación de estos fondos generó enormes expectativas en cuanto a su potencial para dar un empujón a nuestra productividad y nuestro modelo de crecimiento, pero la sensación ahora mismo es, si no decepcionante, sí mucho más escéptica, avisa Fernández. 

Sin embargo, la jefa de división en el departamento de Economía de la OCDE, Aida caldera, explicaba en una entrevista con Business Insider España que "la implementación del plan en España no parece ser más lenta que en otros países y de hecho ha sido lo suficientemente rápida, hasta ahora, como para permitir que la Unión Europea desembolse los fondos".

Un diagnóstico que contrasta con avisos como el del Banco de España, de que los fondos no están llegando a las pymes españolas: el dinero se queda en empresas grandes, y esto puede suponer un coste de oportunidad para el largo plazo.

"El nuevo gobierno tendrá que encontrar los cuellos de botella que han impedido que los recursos lleguen rápidamente a empresas, sobre todo a las medianas y pequeñas", señala Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research para España.

Desde la agencia de ráting S&P pronostican que España necesitará pedir una extensión del plazo para ejecutar las inversiones debido al importante retraso en la absorción de los recursos y la realización de los proyectos: "España ha experimentado un importante retraso en la absorción de los fondos y en la realización de las inversiones previstas".

Además, el nuevo ejecutivo también tendrá que cumplir con las reformas estructurales pactadas con Bruselas para recibir los fondos europeos, como la reforma laboral, ya implementada, pero también otras de gran calado, como la que asegure la sostenibilidad del sistema de pensiones.

 

Suena la campana de Bruselas... regresa el pacto fiscal

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

No solo son los fondos europeos. A partir de 2024, España (y el resto de países europeos) tienen nuevos deberes con Bruselas.

El año que viene volverá a entrar en vigor el denominado Pacto de Estabilidad y crecimiento, suspendido durante la pandemia y la crisis de Ucrania. 

Los países europeos tendrán que volver a cumplir las reglas de estabilidad fiscal que fijan unos objetivos de reducción de deuda y déficit (todavía por definir), y España no está precisamente bien posicionada: es el cuarto país europeo con mayor deuda pública y uno de los que más déficit estructural tienen.

El Gobierno se comprometió a reducir el déficit público al 3% del PIB para 2024, un año antes de lo previsto. Esa es la cifra mágica de la Comisión Europea, el tope máximo que un país debe cumplir si no quiere incurrir en desequilibrio fiscal. Pero aunque esos deberes estén hechos, el nuevo Gobierno que surja de las urnas no lo va a tener fácil. 

"El nuevo gobierno tendrá que negociar con el resto de países miembros cómo se realizará el proceso de reducción de la deuda pública. Es importante que se determinen objetivos que no pongan en peligro la recuperación hacia delante, siendo demasiado exigentes o comprometiendo su aceptación social", apunta Cardoso.

Ursula Von der Leyen

Paro, precariedad y temporalidad: la santísima trinidad del mercado laboral

El paro, la precariedad y la elevada temporalidad se han convertido en la santísima trinidad del mercado laboral en España. La gran anomalía de la que hablaba tanto Yolanda Díaz como ministra de Trabajo, y que lleva arrastrando la economía española desde hace décadas.

Aunque el anterior gobierno dejó la cifra de parados en su nivel más bajo en 15 años y la temporalidad en mínimos, la tasa de paro continúa superando el 12% en España. 

"Una tasa de paro de doble dígito sigue siendo excesivamente elevada, sobre todo cuando el número de vacantes sin cubrir alcanza niveles no vistos desde 2007", avisa Cardoso, que considera que el nuevo gobierno tendrá que aumentar los recursos para la formación de parados y modificar los subsidios para incentivar la formación.

Pero no es el único reto que plantea el mercado de trabajo. Al gran problema de siempre (el paro) se suma ahora uno nuevo: la frenética transformación del mundo laboral. Fenómenos como la transformación digital o la transición energética se están traduciendo en menos empleo en unos sectores y nuevas oportunidades en otros:

Mecánico revisando un coche en el taller

"Algunos sectores tendrán que reducirse y la relevancia de otros sectores crecerá, con la transición energética. Unos van a destruir empleo y otros van a generar nuevas oportunidades. Hace falta politicas para reformar perfiles de estos sectores para encajar en los que crecen", explica Rachedi.

Si hay cambios en el empleo...habrá cambios en la renta

Esa transformación vinculada al empleo se traducirá en una polarización económica que provocará cambios en la distribución de la renta, avisa Rachedi: algunos segmentos de la población podrían perder mucha renta y otros verse más beneficiados por estos cambios. 

El nuevo gobierno no solo tendrá que actuar por la vía de políticas de empleo: "hay que pensar maneras más efectivas de garantizar transferencias sociales" para colectivos vulnerables a estos cambios.

El drama de la vivienda: ¿Sin pisos para todos?

Vivienda pisos en España

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En unos pocos años, en España no va a haber pisos para todos. No es un pronóstico agorero, es el horizonte estadístico al que se precipita el país si no se construyen más viviendas.

El INE calcula que en España se formarán unos 217.000 nuevos hogares cada año hasta 2027. Eso significa un millón más de hogares en los próximos 5 años. El problema es que cada año se construyen la mitad de viviendas.

Los resultados ya están a la vista: el precio de los pisos lleva 9 años subiendo sin parar, en algunas ciudades ya supera los máximos de la burbuja inmobiliaria, y emanciparse es una utopía para algunos colectivos, como los jóvenes. La vivienda se ha convertido en un bien de primera necesidad al que, sin embargo, no todo el mundo puede acceder. 

"El elevado coste en las ciudades donde se demanda trabajo puede ser uno de los mayores cuellos de botella para el crecimiento en España", explica Cardoso, que considera necesario "avanzar en incrementar el parque de vivienda pública en alquiler, además de proveer de seguridad jurídica a los propietarios de vivienda privada para que la pongan en el mercado".

Fernández, por su lado, considera que "este problema solo puede ser afrontado mediante medidas que actúen por la vía de la oferta, no de la intervención, cuyos efectos son justamente los contrarios a los buscados".

Viviendas en construcción

El eterno problema de productividad en España

Last, but not least... España tiene un enorme problema de productividad. Está bien, esto suena un poco abstracto, pero el hándicap que arrastramos en productividad se observa en preocupaciones diarias para muchas personas, como por ejemplo la pérdida de riqueza de los hogares desde la crisis financiera, o los bajos salarios

"Hay ciertos elementos en nuestro modelo de crecimiento, de distribución que hacen que los impactos los recibamos de manera determinada. Algunos, los hemos corregido, pero otros todavía provocan que tengamos el mismo PIB per cápita que teníamos en 2005, clases que sienten que no logran prosperar, etc.", resume Jorge Galindo, director de economía política y visualización de datos en EsadeEcPol.

"El nuevo Gobierno debe mejorar el encaje entre la demanda y la oferta de trabajo, promover una ley de inmigración que atraiga un capital humano complementario al que ya existe en el país, así como identificar y resolver los problemas que impiden el crecimiento de las empresas", apunta Cardoso.

Otra vía de actuación es la mejora del sistema educativo. "Hace falta adaptarlo a los retos de la economía para mejorar las condiciones de los trabajadores y adaptarlo a las necesidades de los sectores", añade Rachedi. 

La mejor inversión, a su juicio, sería en las primeras etapas de la infancia: "el problema es que los efectos tardan mucho en verse, y eso a la clase política no le interesa". ¿Será el futuro Gobierno capaz de ver problemas y soluciones más allá de su legislatura?

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