Apple, Meta, Tesla y la lección de Microsoft Windows

Alistair Barr
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El cofundador de Microsoft, Bill Gates, posa delante de productos Microsoft en el campus de la empresa en Redmond en una imagen de archivo.
El cofundador de Microsoft, Bill Gates, posa delante de productos Microsoft en el campus de la empresa en Redmond en una imagen de archivo.

Photo by Joe McNally/Getty Images

  • Aunque está tardando más de lo previsto, Apple no renuncia a fabricar su propio coche eléctrico. Mark Zuckerberg sigue quemando dinero en IA y en el metaverso. 
  • Todo gira en torno a crear las próximas grandes plataformas. Si no estás en la carrera, no eres parte de la competición.
Análisis Faldón

Este mes me han sorprendido dos cosas en el ámbito de la tecnología. 

La primera: Apple lleva al menos una década intentando fabricar un coche eléctrico capaz de competir con Tesla, pero todavía faltan años para que eso sea una realidad, según Mark Gurman, principal periodista mundial sobre Apple. 

Segundo: Tras derrochar decenas de miles de millones en el metaverso, Mark Zuckerberg, consejero delegado de Meta, va a gastarse ahora unos 18.000 millones de dólares en GPU para seguir la fiebre de la IA generativa.

Le pregunté a mi amigo, gestor de hedge funds, sobre estos proyectos hipercaros a largo plazo. Son arriesgados, dados sus enormes costes, ¿por qué los persiguen de forma tan agresiva?

Mi amigo ayuda a dirigir uno de los hedge funds con mejores resultados y más secretos que existen. No puedo revelar su nombre. Sin embargo, esta persona lleva invirtiendo más de dos décadas y vendió una startup a una gran empresa tecnológica en el primer boom de las puntocom. Sabe lo que hace y yo recurro regularmente a su experiencia para que me asesore. 

Esto es lo que me respondió: "Creo que la apuesta de Zuckerberg en el metaverso podría funcionar. Podría tardar otros 10 o 20 años, pero podría funcionar". Y comparte opiniones similares sobre las gafas Vision Pro de Apple, que ya cuestioné en el pasado. 

"La lección de Microsoft Windows"

Entonces, este inversor me enseñó la "lección de Microsoft Windows".

Este sistema operativo fue posiblemente la primera gran plataforma digital para las masas. Se necesitaron muchos años para desarrollarlo y un enorme gasto inicial. El resultado fue un ecosistema de proveedores de hardware, desarrolladores y usuarios que generó tanta dependencia y beneficios que Microsoft fue acusada de violar las leyes antimonopolio. 

A partir de ese momento, cualquier tecnólogo de prestigio quería construir la próxima gran plataforma. Otras que vinieron después incluyen el imperio Chrome/Búsqueda/Web de Google, su sistema operativo móvil Android y el supremo iOS de Apple. Las plataformas de redes sociales de Meta y el negocio en la nube AWS de Amazon probablemente cumplan los requisitos. Y el negocio de Tesla también podría ser una plataforma. (Más sobre esto más adelante).

El proyecto California Forever.

"Negocios "de ensueño

Las plataformas comparten atributos similares que las hacen enormemente caras y lentas de construir, pero mucho más rentables y duraderas que cualquier otro negocio que se haya podido hacer en este planeta.

Miles de millones de personas y empresas dependen de las plataformas. A medida que se utilizan más, se vuelven más útiles y más valiosas. Una vez en funcionamiento, es casi imposible competir con ellas. Y, como demuestra Apple, hay infinitas formas de exprimir más dinero de las plataformas, aunque los reguladores antimonopolio cierren algunas de ellas.

Matthew Ball, inversor de capital riesgo y antiguo ejecutivo de Amazon, calificó las plataformas de negocios "de ensueño" en un perspicaz blog el año pasado.

También señaló que si no posees una gran plataforma, tu vida es un asco. Zuckerberg tiene cicatrices que lo demuestran. Un simple chasqueo de dedos de la política de privacidad de Apple y unos 10.000 millones de dólares de ingresos de Meta desaparecieron. Esto asustó a otras empresas tecnológicas. Google paga a Apple unos 20.000 millones de dólares al año para que el gigante de iOS siga distribuyendo su motor de búsqueda. No es nada divertido para la empresa a la que le toca pagar.

Logo de AWS

Las grandes apuestas

Por eso las grandes empresas tecnológicas invierten cientos de miles de millones de dólares para encontrar la siguiente gran plataforma. Puede que fracasen, y sea un despilfarro de dinero épico, como el mundo nunca antes había presenciado. Pero, si tienen éxito, el torrente de beneficios será mucho mayor, y los competidores se inclinarán, como hacen hoy la mayoría de las empresas, ante el dios iOS

"Aunque las pérdidas acumuladas son aterradoras, quedan empequeñecidas por los beneficios potenciales, así como por la seguridad que aporta ser propietario de tu propia plataforma de extremo a extremo en vez de depender de otra", escribió Ball.

Para hacerse una idea de la magnitud de este fenómeno, he aquí los presupuestos recientes de investigación y desarrollo de algunas de las mayores empresas tecnológicas. Esto es solo lo correspondiente a un año:

  • Google: 40.000 millones de dólares
  • Meta: 35.000 millones de dólares
  • Apple: 30.000 millones de dólares
  • Microsoft: 27.000 millones de dólares

Una nueva plataforma de IA

Google seguirá invirtiendo ingentes cantidades para convertirse en el principal proveedor de IA del mundo occidental. Los modelos básicos son la base de esta plataforma emergente. Hay capas de herramientas y otro software por encima, seguidas de nuevas aplicaciones, como chatbots, copilots y quién sabe qué más. Todos los usuarios y desarrolladores pagarán por acceder a lo que Google espera que sea la nueva plataforma de IA. 

Microsoft también seguirá invirtiendo dinero en sus propias ambiciones relacionadas con plataforma de IA. Y se asegurará de que OpenAI reciba todo el dinero y el apoyo de la nube que necesita para vencer a Google. Zuckerberg también quiere ganar, y está dispuesto a gastar miles de millones en GPU y todo lo que haga falta.

¿Qué otras grandes plataformas habrá en el futuro? 

El metaverso, por muy desacreditado que haya sido hasta ahora, podría ser otro aspirante a convertirse en una. Los ordenadores solían ser enormes, caros y solo accesibles en una sala cerrada dentro de una gran universidad. Para que funcionaran, había que introducirles unos trozos de papel especiales. Luego estaban en tu escritorio y tecleabas información en ellos. Luego estaban en el bolsillo y en la muñeca, y ahora hablamos con ellos. ¿Tan difícil es ponértelos en la cara y ver el mundo a través de ellos? 

Tecnología vieja y nueva.

Por eso, Apple seguirá gastando miles de millones de dólares en las próximas décadas para asegurarse de que su Vision Pro, y un sinfín de versiones futuras, sean el ecosistema dominante en un futuro de realidad aumentada. Y por eso Zuckerberg seguirá gastando mucho en los dispositivos y la plataforma Oculus de Meta. Puede que ambos se equivoquen estrepitosamente. Pero si uno de ellos tiene razón, le esperan riquezas inimaginables. 

La carrera por las plataformas del coche eléctrico

Esta es también la razón por la que Apple seguirá gastando miles de millones de dólares en el desarrollo de un coche eléctrico, aunque salga 15 o 20 años después de que Tesla haya empezado a vender estos vehículos. 

Hace poco probé el Tesla Model 3 con la periodista de Business Insider Nora Naughton. A ella le molestaba que su iPhone no se conectara sin problemas al sistema operativo de Tesla en el coche. 

Se trata de la clásica batalla entre plataformas tecnológicas, que ahora se libra en los vehículos eléctricos. Cuando miles de millones de personas conducen muchas horas a la semana, Apple quiere poseer el dispositivo con el que interactúan. Esa es la interfaz del coche. Las grandes tecnológicas tratan de ganarse nuestra atención y ser el primer "canal" que nos conecta al mundo. Es increíblemente rentable. Dentro de los coches Tesla, es Tesla quien proporciona este canal. No hay forma de que Elon Musk permita que Apple Carplay funcione dentro de sus vehículos. De ninguna manera. Eso es darle un valioso terreno digital a Apple

De nuevo, esta es en parte la razón por la que Apple todavía se afana en construir su propio vehículo eléctrico. Al igual que con su base instalada de más de 1.000 millones de iPhones, Macs, Watches y otros gadgets, la compañía quiere añadir coches eléctricos a esta lista de dispositivos. 

Rendirse también sale caro

Esto arroja una luz interesante a lo que Musk ha estado haciendo en Tesla. Ha iniciado una guerra de precios. Eso está reduciendo los beneficios, pero también apoya las ventas en un momento en que la demanda de vehículos eléctricos se tambalea.

Mientras tanto, la mayoría de los fabricantes de automóviles de Estados Unidos no pueden mantener el ritmo. Incluso con precios más altos, han perdido dinero fabricando vehículos eléctricos. Ahora están recortando las inversiones en coches eléctricos y reduciendo la producción.

Tesla Model 3.

Si los vehículos eléctricos son una de las siguientes grandes plataformas, este enfoque cauteloso solo juega a favor de Musk. Quiere que circulen tantos coches Tesla como sea posible, una base instalada como la que ha construido Apple. 

Ahora bien, fabricar coches no es tan rentable como hacer iPhones o producir nuevas versiones de los sistemas operativos Windows o Android. El software es especialmente rentable. Sin embargo, Tesla ha encontrado la manera de fabricar vehículos eléctricos de forma más eficiente que muchos de sus rivales y ha construido una cadena de suministro de vehículos eléctricos que Apple probablemente envidia. GM y Ford, por el contrario, parecen estar dándose por vencidos en estos momentos. 

Si no estás a la caza de plataformas, muchos inversores te descartarán como un novato. Tesla está valorada en más de 650.000 millones de dólares. Meta vale un billón de dólares. Google y Amazon valen más de un billón de dólares. Microsoft y Apple están en 3 billones de dólares.

Mi amigo del hedge fund mencionó específicamente a GM, diciendo que esta empresa fue una institución estadounidense dominante durante décadas. Hoy tiene una capitalización bursátil de unos 50.000 millones de dólares. 

Le dije que 50.000 millones es mucho. "En realidad, no. Ahora mismo es una empresa de poca monta en el mercado", sentenció mi amigo.

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