Las investigaciones han demostrado que si te sientas menos y te mueves más tu vida será probablemente más larga. 

Pasar de los 60 siendo físicamente activo supone menos riesgo de muerte por problemas de corazón, cáncer de mama y próstata, fracturas, o  alzhéimer entre otras causas. También conduce a un envejecimiento más saludable, una mejor calidad de vida y un mejor funcionamiento cognitivo. 

Sin embargo eso no tiene que conllevar irremediablemente dejarte el sueldo en cuotas de gimnasio y material deportivo. Hacerlo no tiene nada de malo si puedes permitírtelo, pero es bueno saber que algunas de las personas más longevas del mundo disfrutan de los beneficios del ejercicio sin siquiera poner un pie en una sala de máquinas.

Las zonas azules son 5 regiones del mundo donde las personas llegan fácilmente y con salud a los 100 años. Estas zonas, identificadas por investigadores como Dan Buettner, incluyen Cerdeña en Italia; Okinawa en Japón; Icaria en Grecia; Nicoya en Costa Rica; y Loma Linda en California (EEUU).

Sus habitantes suelen compartir aspectos en común. —Lo que hace pensar que en estas coincidencias puede esconderse, al menos en parte, el secreto para alargar la juventud—. Además de la dieta y una vida relajada, todos ellos se mantienen activos con los años. Pero no haciendo flexiones o sentadillas. Más bien con actividades sencillas que puedes fácilmente imitar como hacer los recados a pie, trabajar en el jardín o bailar en las verbenas. 

Caminar es una de las formas más sencillas de mejorar la salud

Andar es una manera natural de mantenerse en forma en las zonas azules. 

En la isla griega de Icaria, conocida por la longevidad de sus habitantes y por no tener apenas casos de demencia, el terreno montañoso de su geografía favorece dejar el coche a un lado e ir caminando a todas partes. Esta actividad física es también parte del día a día en Nicoya, región que ostenta una de las esperanzas de vida más altas del mundo.

Andar es un ejercicio aeróbico, del tipo que hace funcionar el corazón y los pulmones, lo que favorece la salud cardiovascular y el alivio de los síntomas de la presión arterial alta. Mejora el índice de masa corporal y reduce el riesgo de diabetes, derrame cerebral, enfermedades cardiovasculares y muerte prematura, enumera la escuela médica de Harvard.

Un estudio de 2023 sostiene que estos efectos beneficiosos pueden obtenerse con solo una caminata rápida diaria de 30 minutos. A lo que sumar posibles efectos antienvejecimiento. Por ejemplo, sugiere que caminar puede mejorar el estado de ánimo, la calidad del sueño y reducir el riesgo de fracturas óseas. 

Por ello, Valter Longo, el experto en longevidad que desarrolló el plan Longevity Diet, incluye caminar todo lo que puede como parte de su plan de ejercicios para vivir más y mejor. 

Cuidar de las plantas alarga la vida

Los residentes de las zonas azules suelen cultivar huertos hasta una edad avanzada. El vínculo entre jardinería y longevidad es algo en lo que también ha reparado la ciencia.

Esta práctica no solo supone hacer un ejercicio moderado con el que combatir el sedentarismo. —Trabajar en el jardín restaura la destreza y la fuerza, además de quemar las mismas calorías que en un gimnasio, según el Real Colegio de Médicos de Londres—. Al mismo tiempo acerca a la naturaleza y combate el estrés, aspectos ambos con ecos positivos en la salud.

Pasar tiempo al aire libre se ha relacionado en numerosos estudios con mejor salud mental, presión arterial más baja, mejor sueño o curaciones más rápidas. Si aspiras a vivir más nada mejor que una vida en calma. Los investigadores han encontrado que quienes experimentan estrés muestran signos de envejecimiento inmunológico acelerado, lo que potencialmente puede conducir a un mayor riesgo de enfermedades crónicas.

Subir escaleras o sentarse en el suelo les mantiene flexibles y fuertes

Como caminar en lugar de conducir, usar las escaleras en lugar del ascensor, es otra de las actividades comunes que mantienen en forma a los centenarios.

Ponerlo en práctica ayuda a mantener el peso y fortalecer huesos, articulaciones y músculos. Un estudio encontró que las personas que se desempeñaban mejor al subir una serie de tramos de escaleras tenían menos riesgo de morir por cualquier causa incluyendo cáncer o enfermedades cardiovasculares.

Sentarse en el suelo es asimismo un hábito común en zonas de Japón donde la gente supera fácilmente los 100 años.

Puede parecer incómodo o una estupidez, pero la evidencia científica destaca que la aptitud aeróbica, la flexibilidad corporal y la fuerza muscular guardan un estrecho vínculo con la supervivencia. Todo lo cual se ejercita al pasar de la silla y descender al suelo.

La facilidad para ponerse de pie desde una posición sentada en el suelo con las piernas cruzadas, y sin usar ninguna de las extremidades, es de hecho un indicador científico de longevidad y de riesgo de mortalidad por todas las causas. 

Hacen del deporte una práctica social

Las investigaciones sugieren que el ejercicio en grupo es especialmente beneficioso porque incorpora el contacto social y actividad física.  

Como muestras los súper ancianos de la zona azul de California incluyen en sus hábitos de estilo de vida deportes comunitarios como jugar al tenis o estar en la piscina con los amigos.

Katie MacRae a sus 106 años es aficionada a los bolos de hierba, similar a la petanca. Comentó a Business Insider que su intención es instalar un tapete en su residencia para poder socializar aún más con otros residentes. "Incluso las personas en sillas de ruedas pueden jugar", afirmó.

Bailar potencia su salud física y metal

Asistir a eventos, festivales y bailar son otras actividades con las que los habitantes de las zonas azules se mantienen activos. Moverse al ritmo de la música mejora la salud cardiovascular, mantiene el cerebro activo, los músculos en forma y dispara el buen humor.